sábado, 7 de noviembre de 2015

El hedor de la ciénaga

 

Vetusta Blues. –

El hedor de la ciénaga”


Llegados a este punto de no retorno, no deberían caber los paños calientes. “Putiferio y varios”, ese es el símbolo de quienes venían a limpiar la política, con su mundo de vidas ejemplares, currículums relucientes de másters apañados y pulcras vestimentas políticamente correctas. Los que convencían con las privatizaciones a quien quisiera escucharles, los que no sólo han repetido las más abyectas formas de putrefacción estética y moral sino que las han perfeccionado con hipocresía y cinismo convirtiéndolas en una moneda de cambio habitual. No, no vale encogerse de hombros. No, no vale mirar hacia otro lado. Porque aunque deseen acabar con cualquier esperanza en esta democracia, aún debe haber un sitio para la decencia y el trabajo en pos de los demás. Por más que traten de envenenar con sus tretas, sus excusas y sus mentiras, aún debemos conservar la cordura y creer en la justicia.

Putiferio y varios. Bonito abastecer la forma de esclavismo más antigua (algún imbécil se remite al “oficio más antiguo del mundo”), e incluso justificarla y mantenerla. Y no enmendarla. Sólo ellos, los guardianes de la moral, los que nos empequeñecen gravando a la cultura con el 21% de IVA, los que sólo desean fuerza de choque para construir casas que nadie habitará, esos que sólo entienden de sobres, los que han conseguido redefinir el nauseabundo concepto del nepotismo, quienes repiten día tras día nuevos actos hipócritas en cada una de sus embusteras vidas ejemplares que han impuesto como guía de existencia al resto de los mortales, esos seres de quienes se ríen desde lo alto de la balaustrada, sabedores de que han conseguido uniformar (anular, incluso) a una informe masa que les reforzará en todos sus planteamientos.

Putiferio y varios. Bonita ciudad Dubrovnik. A cuatrocientos euros la noche el pago a una deleznable forma de esclavismo. A cuatrocientos euros de todos los ovetenses. O de los asturianos. Bonito como un paraíso natural con cien mil parados. Es tan fácil jugar con el dinero del contribuyente que casi debemos tragarnos esta porquería como si fuese un chicle sin dulce. La garganta del ciudadano es más profunda que el mayor de los inodoros.

No es drama, es asco. Ese asco que nos invade cuando conocemos la mentira, la hipocresía y, finalmente, el cinismo de aquellos que deberían ser ejemplo. Cuando tanta podredumbre supura desde la ciénaga a la que han contribuido con su inmoralidad manifiesta a que los ciudadanos hayan pagado escandalosas subidas del ibi; esos que han soportado una presión fiscal inaudita; esos que están hartos de mentiras y exhibiciones vacías de lujo hueco, ciudadanos que exigen un mínimo de decencia. Un pequeño gramo de luz en ese océano de suciedad al que han contribuido con su irresponsabilidad, con su mundo de conseguidores, de favoritismos, de regalos, de viajecitos, los del “putiferio y varios”. Ese pequeño gramo supone que se vayan y desparezcan, que se sumerjan en esa putrefacta ciénaga, habiten allí y no vuelvan nunca más.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 7 de noviembre de 2015