lunes, 28 de septiembre de 2015

Vitalidad de supervivientes


Crítica. Música. –
Vitalidad de supervivientes”
FEEDBACKS + THEE OPERATORS

Lata de Zinc, Oviedo.
Viernes, 25 de septiembre de 2015.

Insistentemente ignorados a todos los niveles en su tierra, en Asturias, Feedbacks han conseguido a golpe de grandes canciones labrarse una carrera sólida y solvente como pocas hay en el Principado. Han seguido su propio camino, sin más preocupaciones que grabar siete álbumes, varios EPs y singles, canciones sueltas en recopilaciones y crecer en sus veinte años de vida hasta la magnífica banda que son ahora. Así lo demostraron en formato quinteto, con la siempre grata suma de Ángel Kaplan que permitió en diversos tramos que Adolfo García se soltara con el micro y reforzó uno de los puntos fuertes de la banda: sus grandes coros. El excelente sonido de la sala permitió disfrutar de los matices de la guitarra solista de Javi Cimadevilla, que brilló como nunca bajo el infatigable refuerzo de uno de los baterías más completos de Asturias, el gran Pibli González, secundado sin desmayo por Carlos García al bajo.

Feedbacks presentaban en sociedad su nuevo álbum “Skyway Blvd..” (Pretty Olivia Records) y ni siquiera necesitaron detenerse en él al completo dada la profundidad de repertorio con que cuentan. Eché de menos algunas magníficas perlas de este séptimo trabajo (“Welcome to the real world”, “Isolated”), pero quedaron bien compensadas por la presencia de las extraordinarias “Miss me when I´m gone” y “Way back home”. En la hora larga de la mejor actuación que uno les recuerda –y ya son cerca de una veintena las veces que les he escuchado en vivo- bordaron algunos de sus imprescindibles como “The one for him” o “Call her summer”, para concluir el set con la tremenda “Before”. El bis lo completaron, ya en pleno éxtasis sonoro, con “Not your kind” y “No recall”.

Abrieron Thee Operators y su vigoroso powerpop, con la musculosa marca de la casa en la línea de Redd Kross o The Replacements, en una trepidante media hora que concluyeron por todo lo alto con “Trippin´” –de su reciente mini-álbum- y dos entonadas versiones: “Radio, radio” de Elvis Costello & The Attractions y una sorprendente “I´m in love with a girl” de los esenciales Big Star.

En definitiva, una magnífica velada con unos clásicos, malditos a su pesar en Asturias, como Feedbacks, en plena forma de recursos y creatividad, bien respaldados por una formación potente y prometedora como Thee Operators. La naturalidad y la fuerza de las canciones, rock sin coartadas pretenciosas resulta, en estos tiempos, el mayor de los lujos.

MANOLO D.ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 28 de septiembre de 2015

El valor de la fe

 

Crónicas de Vestuario. –

El valor de la fe”


Se enfrentaba el Real Oviedo al Elche, gallito momentáneo en virtud de la engañosa clasificación tras cinco jornadas del –no nos cansaremos de repetirlo- largo periplo a cuarenta y dos de la Segunda División, en lo que parecía la prueba idónea para calibrar las posibilidades del equipo azul de cara a lo venidero. Y la conclusión es buena, sobre todo a la vista de una muy notable segunda parte donde los ovetenses mandaron con jerarquía y aplomo a unos ilicitanos que se dieron por satisfechos con no encajar algún gol más y ceder un punto que les debió saber a oro a la vista de lo expresado en el terreno de juego.

La primera parte se inició con once buenos minutos de juego azul, donde Linares tuvo su primera oportunidad a pase de Susaeta. El Elche se sacudió el dominio y el conjunto de Sergio Egea comenzó a alimentar sus dudas defensivas y ceder el mando del partido. Los hombres de vanguardia nadaban como náufragos, lejos de enlazar con el resto y los ilicitanos comenzaron a crecerse. Tras tres ocasiones, llegó el gol en el veintisiete por mediación de un remate de cabeza de Armando, solo, culminando un córner botado por el fino Espinosa. La reacción de los ovetenses fue buena con sendos remates de Aguirre y Linares, pero mejor aún fue la estupenda lectura que Egea hizo, transformando el encuentro: Edu Bedia sustituyó a Omgba. El partido cambió. Los azules comenzaron a carburar juego y dominaron, a pesar de que Esteban se luciera a mano cambiada en una sensacional intervención tras una falta lanzada por Espinosa.

El dominio con el que había concluido el primer acto, prosiguió en una segunda parte muy destacable de los azules, donde dominaron con momentos estelares a un Elche que bastante hizo con mantener su puerta a cero hasta casi las postrimerías del partido. Edu Bedia dio una lección de control y dominio futbolístico, bien secundado por todos sus compañeros. Tan sólo un pequeño respiro a la media hora permitió a los ilicitanos respirar. Pero, tras recibir una tarjeta en una falta absurda, Edu Bedia -convertido en ese líder que todos esperamos que sea en el medio campo- comenzó a crear. Y los de Rubén Baraja temblaron. Debía llegar el gol, que hizo realidad Susaeta. 

Merecieron más los azules, pero no hubo tiempo de concluir la faena. A pesar de algunos temblores defensivos, de ciertas lagunas en el desarrollo del partido, los de Sergio Egea despacharon un encuentro que les debe servir de acicate para que su fe sea capaz de llevarles a la senda del triunfo.

MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 28 de septiembre de 2015

Otoño con "O" de Oviedo


Vinilo Azul. –

Otoño con “O” de Oviedo”


Llega otoño a la ciudad y Oviedo se transforma de nuevo en el lugar ideal para la creación. Da igual que sea música, literatura, cine… los espacios de Vetusta estimulan la imaginación, se convierten en un lugar para el paseo sosegado, para que las ideas fermenten con el caldo de la calma, como alejados de un ruido estéril donde la prisa impide pensar.

Parece increíble cómo, en estos tiempos de globalización, haya quienes evoquen los rancios tópicos del provincianismo para aplicarlos con torpe mano a los tiempos actuales en la ciudad. Oviedo va, sí, a su ritmo, que es más bien el de una atmósfera envolvente donde las ideas para crear permanecen suspendidas como gotas de orbayu. A todos esos a los que tanto se les llena la boca con los manidos clichés de los provincianismos, con dieciochescas definiciones sobre una ciudad dormida y con todas esas chorradas que quedan tan bien en círculos pseudointelectuales habría que aplicarles la activa fuerza de gentes como la Lata de Zinc, ese local cultural que cumplió su primer año de vida en Oviedo poniendo un listón muy alto con su incesante vitalidad para albergar conciertos, presentaciones, o innovar –marcando un estilo que ahora es seguido por otros- con los vermuts dominicales con actuaciones de gran calidad. Contra la inacción y palabrería vana de esos que son los primeros en vestirse con los trapos de la envidia, de la inquina y de la puñalada trapera mientras tratan de aprovecharse para lucir sus miserias, bien valen lugares así. Esos a los que se les llena la boca de nombres ilustres del pasado que sólo son referencias de usar y tirar –que lucen muy bien en esos círculos pseudointelectualoides donde tanto parecen valorarles-, esos, en una demostración de su patética ceguera, son incapaces de ver a su alrededor, de valorar a muchos de sus activos coetáneos. 

A esos extraños ejemplares que aspiran a un romanticismo rompedor de bohemia y no son más que convencionales tipos del más mezquino arribismo, les vendría bien dejarse ver por lugares como la Lata de Zinc, a ver si espabilaban y dejaban de escribir sandeces con aroma de profundidad y fondo vano y superficial. O, mismamente, si no desean pasear, ya tienen, en pleno centro, a la Salvaje, que también promete conciertos y actividades diversas. Cuando se cumplen veintiún meses del cierre de la Antigua Estación, algunos locos empresarios que no saben de inmovilismos ni de siestas dieciochescas, gentes de la Radio de Cristal o del grupo de rock Pingüino, se han metido en la aventura de recuperar uno de los espacios que más quiero y donde he vivido muchos grandes momentos. Ejemplos vivos de la actividad que bulle en el alma de la ciudad, mientras otros pasean sus ropajes cursis de bohemios trasnochados con ínfulas intelectualoides, dejando pasar todo lo que se presenta ante sus ojos, pretendiendo destacar su miserable faz de falsedad y pose. Ciudad dormida… ¡venga ya!

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento dominical "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 27 de septiembre de 2015 

Cien días sin piedad

 

Vetusta Blues. –

Cien días sin piedad”


Se da por sentado, en el juego democrático español, que haya cien días de gracia con cada nuevo gobierno, sea cual fuere. Aunque me parece –visto lo sucedido en estos últimos tres meses en Oviedo- que esa cortesía va a ir quedándose sepultada (como tantas otras prácticas) en las catacumbas de la Transición, donde se imponían diálogo y elegancia para alcanzar acuerdos básicos. Usos del pasado muy necesarios, casi fundamentales, que hoy parecen olvidados en virtud de un juego político zafio y peleón.

Tras la sorpresa del acuerdo a tres bandas de la izquierda ovetense para acabar con veinticuatro años de régimen en la ciudad, comenzaron ataques constantes a cada movimiento del tripartito. La artillería se destinó, en un principio, a lanzar la hipérbole del caos: el mantra fue que el tripartito radical traería el caos a los ovetenses y su ciudad. Una vez comprobado que no, que la ciudad proseguía su rumbo, desandando caminos de una privatización a mansalva, descubriendo contratos firmados a toda prisa por el anterior alcalde cuando se encontraba en funciones y haciéndose una idea del estado de las cosas para aplicar soluciones urgentes, la oposición abrió nuevos frentes de constante crítica. En muchos casos tan chocante como acusar al tripartito por situaciones creadas por ellos: véase la carpa multichachiguay de la Ería, que sumó un nuevo escándalo al generar un tremendo problema de seguridad al hacerla coincidir con un partido de Liga de Segunda División. La surrealista concejala popular Belén Fernández Acevedo, en una de sus delirantes comparecencias, acusaba al tripartito de unos males creados (y consentidos)… ¡por ella misma!

Los frentes se multiplicaron. Los miembros del tripartito tuvieron que engrasar su maquinaria para llegar a acuerdos, flexibilizar todas y cada una de las posturas para desenredar una maraña que atrapó a Oviedo durante veinticuatro años. De todas partes surgían nuevos problemas a resolver, emergencias (o no), que muchos se atrevían a relatar cuando en los doscientos ochenta y ocho meses anteriores habían permanecido en silencio, latentes, a la espera de una voz que les escuchase y, sobre todo, de que se plantease una solución. Bien podríamos transformar el título de aquella gran película de Peter Weir protagonizada por Sigourney Weaver y Mel Gibson “El año que vivimos peligrosamente”, por “Los cien días que el tripartito vivió peligrosamente”.

La nueva táctica para erosionar el gobierno del tripartito es más astuta: se trata de buscar (alimentar, incluso) el mayor número de fisuras con las que intentar romper el complejo pacto a tres bandas. Que si el mandato poco fuerte del alcalde, que si relaciones distantes entre los diversos partidos… Lo que sea sirve, dado que ya el pseudoargumento del caos no le vale a nadie. Le preguntaba el otro día a la taxista que me llevaba a la Lata de Zinc si ella percibía el caos en la ciudad. Su contestación debería servirles a quienes afilan sus garras para criticar hasta lo elogiable: “eso del caos sólo se lo puede creer un niño de tres años, a una persona hecha y derecha no la engañan así”. Pues, eso.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 26 de septiembre de 2015

La maldición de San Mateo

 

Crónicas de Vestuario. -

La maldición de San Mateo”


Recuerdo de mis lecturas infantiles los artículos de Ricardo Vázquez-Prada en el diario “Región” sobre el equipo azul aquello de la ruptura de carnets tras un partido del Real Oviedo. Políticamente incorrecto, probablemente perseguido hoy en día por todo tipo de colectivos, el inabarcable Vázquez-Prada también acuñó la maldición que se repetía en todo partido que aconteciese en las fiestas mateínas: el Real Oviedo perdía siempre. O, caso de no hacerlo, dejaba un amargo sabor de boca en estos días de celebración y sidra. Y, ya se sabe, la historia siempre pretende repetirse con un tono sarcástico y, a veces, cruel.
Llegaba el Girona descargando toda la presión en los azules como, es de temer, vaya a ocurrir en toda la temporada, con piel de cordero y ansias de lobo enfrascado en una mala racha frente a los tres triunfos consecutivos de los azules. La primera parte fue un toma y daca donde los dos equipos se turnaban en el dominio y las ocasiones hasta que llegó el golazo de Borja Valle en el veintisiete en un soberbio remate de cabeza. Equilibrarían la balanza los catalanes gracias a un inocente penalti de un desafortunado Susaeta y las espadas quedarían en todo lo alto a la espera de la reanudación.



Salió mucho mejor el Girona tras el descanso, con Javi Álamo más adelantado en la media punta derecha, lo que trastocó a un once azul carente, una vez más, de control en el medio campo. Si añadimos la total incapacidad de los laterales para desdoblarse y acompañar a dos estiletes como Hervías y Aguirre nos encontramos con un equipo previsible que sólo era capaz de colgar balones a la busca de su punta. 



Los gerundenses, pragmáticos, aprovecharon una de sus ocasiones y los azules dejaron de ser ese conjunto letal en ataque. La tesitura, ahora, es ser capaces de ser ofensivos en casa y sólidos fuera. Mientras este balance sea tan desigual, condenados estamos a derrotas dolorosas como la de hoy.

MANOLO D. ABAD
Fotos: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 21 de septiembre de 2015

 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Iggy Pop "Et si n´existais pas"

sábado, 19 de septiembre de 2015

“La noche que Iggy Pop tocó en Oviedo”

 

Vetusta Blues. –

La noche que Iggy Pop tocó en Oviedo”


Existen esas ocasiones especiales en que en sólo una noche se unen las emociones para converger en algo ideal, algo que intuímos como inolvidable, algo que regresará en los momentos más insospechados como un bálsamo para seguir hacia delante. Aquel 22 de febrero de 1991 fue una de esas fechas que se quedarán marcadas como inolvidables. Tocaba una de las leyendas más grandes del rock –Iggy Pop- en mi ciudad y junto a mí estaría la mujer de mis sueños. Y sería en sala de pequeño aforo, en la añorada La Real, lugar donde había disfrutado de tantas buenas bandas como Dr. Feelgood, Paul Collins Beat, Barracudas, The Lyres o Wilko Johnson en concierto. 
 
Hacía tan sólo unas semanas que había completado mi colección de vinilos de la mítica Iguana, símbolo de una rebeldía llevada hasta el límite de la autodestrucción y la violencia, resucitado como un experimentado superviviente que paseaba su fortaleza ante el caos desde una perspectiva muy distinta a la de los extremos The Stooges. En aquella mágica noche, ya se encontraba en un buen momento físico, lo cual descartaba a los fans más acérrimos del grupo con el que se dio a conocer. Durante la tarde tuvimos la oportunidad de hablar en la radio, la añorada Radio 4, del mito con el entonces codirector de la revista “Ruta 66” Jaime Gonzalo, poco partidario del reciente giro hacia el pop dado con el memorable “Brick by brick” (1990) y esa canción –“Candy”- que la mayoría recordará. 
 
Tuvimos un pequeño problema en la entrada, donde nos esperaba Dogo, cantante de Dogo y Los Mercenarios, pero conseguimos entrar a pesar de que nuestras localidades habían desaparecido. Probablemente, el cantante sevillano al que había conocido hacía un par de meses en el legendario Fun Club de la capital hispalense en medio de una exhaustiva gira por todo el país en la que había acompañado a los ovetenses The Amateurs, se había pulido las invitaciones que la sala me había reservado para conseguirse un dinerillo extra (a tres mil pesetas cada una era un buen plus). Superado el momento, ya sólo tuve ojos en la previa para Ella. La sala estaba repleta al modo español del que hablaba Dean Wareham en su autobiografía “Postales Negras” a propósito de un concierto de Luna en el País Vasco. Cuando se dice que en España está lleno es porque no cabe un alfiler y apenas se puede respirar. Así estábamos los dos y el resto de asistentes: casi sin poder movernos y pegando algún salto que otro para poder contemplar a los músicos en el escenario. Daba igual: aquello era histórico, verdaderamente histórico y, casi, casi, irrepetible. Iggy Pop en su mejor versión, en un inmejorable estado de forma, en uno de los puntos álgidos de su carrera (dos años después publicaría el también destacable “American Caesar”). Y los también memorables Dogo y Los Mercenarios, luego leyenda para los paladares más exquisitos, en su versión más rocosa, extrayendo granito de sus guitarras y de su rock callejero. 
 
En pleno éxtasis de calor y de rock, apenas recuerdo más que sus besos y a la Iguana desgranando alguna de mis favoritas. Aquello está repleto de imágenes más neblinosas que en otros conciertos resguardados en mi memoria, pero sí me queda la sensación de fuerza y sudor, además de ese encantamiento de muchos instantes cuando uno está viviendo algunos grandes momentos junto a su amor.

Iggy Pop disfrutaría de varias jornadas en Asturias. En una de ellas, vivió en Oviedo uno de esos momentos surrealistas que nos situaban en el pasado más carpetovetónico: a la pequeña gran estrella estadounidense le impidieron la entrada en el selecto Restaurante Marchica (el favorito del rey Juan Carlos I) por… ¡llevar sus pantalones vaqueros rotos por la rodilla!

Pocas veces pudimos vivir en mi ciudad la oportunidad de albergar a una gran estrella en uno de los picos altos de su carrera, en un momento sobresaliente de forma y popularidad. Aquel 22 de febrero de 1991 fue una de esas fechas señaladas para el rock en Asturias y había que estar allí para vivirla. Todo lo que pueda venir después de eso no tendrá la trascendencia de aunar factores de un modo crucial, como, sin duda, fue aquella visita hace veinticuatro años y medio de un mito en uno de sus mejores momentos.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 19 de septiembre de 2015

Hoy en el diario "El Comercio"

Hoy en el diario "El Comercio", a propósito de la visita de Iggy Pop a Oviedo, reviso su obra y vida. En este enlace:
 http://www.elcomercio.es/culturas/musica/201509/19/leyenda-iguana-indomable-20150919003031-v.html


lunes, 14 de septiembre de 2015

El Momento

Crónicas de Vestuario. –

El Momento”


“El Momento” fue el último álbum que publicaron Nacha Pop antes de que Antonio Vega emprendiera un dubitativo camino en solitario que sólo alcanzó cumbre en su debut posterior a la ruptura “No me iré mañana”. Nos quedan grandes canciones de ese álbum –atribuidas erróneamente a la leyenda- pero la gente prefiere abrazarse a la leyenda y obviar cualquier tipo de matices. No escapemos a las conclusiones: el Tenerife es, probablemente, uno de los peores equipos de una categoría donde no va a existir la misma igualdad que en las últimas temporadas. Ante semejante tesitura, ganar es tomar ventaja sobre el resto, no vaya a ser que puedan corregir su camino y conseguir alguna victoria sorprendente.

El conjunto azul, con dos disciplinados medios centros como Erice y el siempre despierto Omgba, consiguió neutralizar las tímidas iniciativas de los chicharreros y prolongar su influencia hasta la delantera donde Linares no perdonó. Un cuarto de hora después, Borja Valle, con esa verticalidad marca de la casa, cerró un partido donde había que cumplir al máximo. A pesar de todas las dudas que siempre produce una categoría tan cargada de equipos, parece que los tinerfeños se van a tener que jugar el destino en la zona baja. Y sumar es trascendental. Y así se aplicaron los amarillos, salvándonos de recordar de nuevo a un episodio de la Pantera Rosa.

Asentarse en la zona alta en los primeros compases de la Liga es básico para alimentar las ambiciones. Pero, recuerdo y apoyo la mesura que caracteriza al entrenador azul Sergio Egea, la Liga es muy larga y esto sólo es el comienzo. Partidos donde el once azul muestre este poderío alimentan las esperanzas, que han de discurrir siempre lentas. A los Don Pésimos del “todo va mal” hace falta callarles con argumentos tan concluyentes como los de hoy. 

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 14 de septiembre de 2015 

domingo, 13 de septiembre de 2015

Cosas que hacer para sobrevivir a San mateo

 

Vinilo Azul. –

Cosas que hacer para sobrevivir a San Mateo”


Amo a mi ciudad, Oviedo. Aquí nací, aquí me he empeñado en vivir. Aquí llegará el día de morir. Pero no en San Mateo, no en las fiestas de San Mateo, mis queridos conciudadanos. Y eso que si nos adentramos en el recinto ferial es como si hubiéramos tomado el Delorean de “Regreso al futuro” y nos hubiéramos dirigido al pasado de cabeza. Esa programación musical de la plaza de la Catedral, un verdadero y lamentable “dejà vu” para los supuestos todos-los-públicos que ya no existen ni en esta ciudad ni en ningún otro punto de la Península. Los que viven en el pasado y se dedican a programar sin ton ni son, con un pie en lo supuestamente más vendido y otro en lo “popular” nos sorprenden con su vanguardismo para traernos, ¡tachán! en rigurosa exclusiva al Dúo Dinámico, a Carlos Jean o a Hevia.

Mejor emigrar, ¿no? Largarse a cualquier festival de esos que se criticaban hace años y hoy son los que consiguen llenar esas grandes multitudes que jamás volverá a alcanzar a atraer ningún “artista”. El gran e inigualable Alejandro Sanz, que nos ha torturado con su extrema mediocridad durante décadas y que ha vuelto por una dudosa puerta grande, consiguió el… ¡ejem! récord de meter a escasas –no llegaron a…, vamos- cinco mil personas en la vecina Gijón. Y estos son los que se reían de las treinta y cinco mil durante cada día de un finde en Benicàssim. Pero ahí siguen, luciendo el palmito, en su Delorean de camino de regreso a 1990 con un nuevo disfraz.

Querría sobrevivir con esas actuaciones minoritarias tan bien resueltas en la plaza del Paraguas los dos años pasados. Gentes “minoritarias” (¿quién no lo es hoy en este mundo globalizado?) pero de gran calidad como los deliciosos Peralta, los siempre contagiosos Blues´N´Decker o el profundo Nacho García. Pequeños ejemplos de lo que vimos en un coqueto escenario, un lujo que la población musicómana de Oviedo se merece. Pero no, había que renovar las verbenas y nos fuimos a ninguna parte. ¿A ninguna parte? Aún nos quedaba el Concurso de Rock en la plaza de Feijoo, pero ahí hay más bien pocos invitados que merezca la pena ver. Esperaremos a mejor ocasión para encontrar calidad y respeto al público. No falté a Johnny Penicilina y los Frixuelos Eléctricos, eso sí. Dejarse los tímpanos a estas alturas en morralla es un lujo que ya no nos podemos permitir.

¿Cómo sobrevivir a San Mateo? Nos queda refugiarnos en algún chiringuito por semana y disfrutar de la paz de los bares nocturnos habituales cuando el ambiente o eso que llaman “ambiente” (los empujones, las masas aborregadas sin destino determinado, casi como zombies) se dirigen en las fechas cumbre a los supuestos puntos álgidos.

Sobreviviremos soñando en que en el próximo San Mateo desaparezcan todos aquellos que contribuyen, con su total inutilidad prepotencia programadora, a hacer de estas fiestas las de cualquier pueblo cutre de la piel de toro.

MANOLO D. ABAD
Foto: ELOY BELTENÉ
Publicado en el suplemento del diario "El Comercio", "El Comercio de Oviedo", el domingo 13 de septiembre de 2015

sábado, 12 de septiembre de 2015

Al frenesí mateíno


Vetusta Blues. –

Al frenesí mateíno”


Arrancaron las fiestas de San Mateo 2015, los festejos híbridos donde aún perviven los restos de un intento de torpe privatización y el modelo clásico que había sufrido cierta persecución en los años anteriores. Nada de todo lo que vayamos a vivir parece que servirá de cara al futuro. Hay mucho por cambiar y uno de los emblemas de la ciudad, sus fiestas, tendrá que ser sometida a nuevas regulaciones y a un estudio profundo para saber cómo podrán ser en los próximos años. Poco se puede exigir en un año donde el tiempo se ha echado encima, en el que se debieron descartar algunos inventos y se tuvo que mantener lo firmado apresuradamente por el “alcalde en funciones”.

Pero estas fiestas no parece que vayan a borrar una actualidad municipal que se calienta por momentos. Mientras los destronados tratan de mostrar un supuesto caos a cargo del, por ellos denominado, “tripartito radical”, comienzan a aflorar algunos escándalos de la antigua gestión, como el del caso Pokémon, que parece que va a salpicar al anterior alcalde. Veremos. Caldeadas están las cosas. Por no hablar de la Noche Blanca, que los anteriores dirigentes parecieron descubrir al mundo –suponemos que su pequeño mundo- cuando ya se llevaba celebrando años en media Europa. No hubo más que destapar octubre del 34 y liarse parda para que los mantras habituales del revanchismo (añadan un aburrido “etc, etc, etc”) surgiesen en encendidas diatribas. Los globitos eran, sin lugar a dudas, mejores. A mí es que esto de la Noche Blanca y el rollete gratis siempre me recuerda a ese circo donde no cobran los payasos, los domadores o los trapecistas y sí lo hacen los taquilleros, algo que hemos contemplado en estos años en algunos premios de la música y anuarios que, incluso, también se atreven, desde hace un par, con su festiconcurso.

Toca tomarse todos estos días con paciencia soberana, unos; con relax reparador, otros; con marcheta desaforada, algunos. Habrá quien crea que está haciendo una reivindicación de un dudoso buen hacer en contrataciones de unos conciertos que bien podrían haberse programado hace veintitantos años. Otros deberán reflexionar en qué manos (del pasado) ponen estas fiestas donde el cambio no ha terminado de llegar a su estructuras sino que no ha dejado de ser una lamentable vuelta atrás. Por mucho que se hayan quitado unas reinas, sigue existiendo un absolutista rey que se empeña en saber sin tener ni idea y devolvernos con su caduco Delorean al pasado más rancio.

El reloj personal nos pide pausa; el momento festivo nos invita a vadear la noche hasta sus últimas consecuencias, a tumba abierta. Cerramos los ojos y decimos para nuestros adentros: “Vamos allá”.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 12 de septiembre de 2015

viernes, 11 de septiembre de 2015

Equilibrio inestable


Crónicas de Vestuario. –
Equilibrio inestable”

La Copa del Rey le sirvió al Real Oviedo como escaparate para contemplar el estado en el que se encuentran los jugadores menos habituales hasta el momento en las alineaciones de Sergio Egea. La conclusión es que hay materia prima suficiente para el tránsito en la Segunda División a pesar de algunos síntomas inquietantes de los que hablamos hace unos días. El rival, un Real Valladolid del que nunca nos borraremos el recuerdo de una loca tarde en el viejo Carlos Tartiere en la temporada 1995-1996 donde, tras uno de los descansos más largos que he llegado a vivir en mi existencia (cerca de extraña media hora), el conjunto blanquivioleta se impuso por 3 a 8, con cinco goles de Peternac y seis penalties señalados por el siempre polémico y algo estrafalario Japón Sevilla.

Alejados de aquella locura transitoria que tanto dio que pensar en su día y aún hoy, la primera parte del encuentro transcurrió en un tiempo de tanteo sin que nadie lograra imponer un ritmo de mando al partido, decantado del lado azul por la incisiva verticalidad en la bandas de Pablo Hervías y Aguirre. Los ovetenses tuvieron su oportunidad en una penetración de Hervías –el jugador más en forma de los azules sin ninguna duda- que remató Toché y se escapó lamiendo el poste. Por su parte, los vallisoletanos tuvieron la suya en el veintinueve de las botas de su mejor hombre en el choque: Alfaro.

La segunda mitad se puso favorable con el penalti que se cobró un oportuno Toché y que supuso la expulsión de Juanpe. Dos minutos después, en el ocho, Hervías decantaba con brillantez desde fuera del área la eliminatoria. El Valladolid se quedó groggy pero el once azul no supo machacar. Todavía buscando el equilibrio en sus líneas y con dudas en el mando, los escasos destellos de Edu Bedia no fueron suficientes para que el conjunto de Sergio Egea enviara definitivamente a la lona a los de Garitano. Llegó el gol de Alfaro y los azules se arrugaron en un mar de dudas. Los blanquivioletas, a la desesperada, lo intentaron ante un equipo local que no era capaz de mandar y donde sólo la fuerza de un voluntarioso Omgba conseguía aplacar los nervios que atenazaron a los azules. Son esas dudas las que resultan inquietantes de cara al devenir del cuadro ovetense en el futuro. La incapacidad de convicción de sus propias posibilidades reales. Venciendo con claridad y ante diez contrarios no fueron capaces de machacar. En el fútbol de alta competición, quien perdona suele acabar pagándolo. En las postrimerías del choque, Rubén Miño se lució por bajo, providencial. De no ser así, quizás estaríamos lamentando el no saber cerrar un partido, el no ser concluyentes y rematar la faena con contundencia. 

Queda, pues, en el debe del conjunto de Sergio Egea la capacidad para efectuar una lectura de los partidos donde se eviten apuros innecesarios. El camino es largo, muy largo, y tiempo hay para convencerse de las propias posibilidades y sacarse de una vez ese síndrome del debutante en la categoría. Para conseguir un equilibrio que no sea inestable, para encontrar la fortaleza moral para mandar en los partidos cuando las circunstancias van a favor.

MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G. FIERROS 
Publicado en el diario "El Comercio" el viernes 11 de septiembre de 2015

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Richard Hawley "Heart of oak"

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lunes, 7 de septiembre de 2015

"Síntomas inquietantes"

Crónicas de Vestuario. -
Síntomas inquietantes”

Afrontaba el Real Oviedo su tercer encuentro de esta larga Liga con la necesidad de una victoria, de ser respaldado todo un trabajo previo y de alcanzar un objetivo que debía ser traducido en puntos. Puntos son amores y no buenas razones, casi podríamos afirmar en una nueva versión del refrán.Y el once azul se marcó la tarea de definir el partido en goles. Que, se diga lo que se diga, son la palmaria realidad de este juego.

Sin embargo, quedarse en esa superficie de goles y éxitos sería tonto dado lo que mostraron los azules en el partido ante un rival como el Albacete, que, como me decía el gran Armando Álvarez -comentarista de RPA- nunca le perdió la cara al partido. Los de Sergio Egea se encontraron -a diferencia de la jornada anterior ante el Alavés- con todo de cara. Pero no supieron amortizar la bendición de la suerte y jamás mandaron en el partido. Sin ritmo, sin poder, sin apenas intención, los azules navegaron a la deriva de los deseos de un queso mecánico sin apenas pólvora. Esa fue la que salvó al Real Oviedo, aunque los síntomas sean preocupantes. No sabemos qué ha pasado con las bandas, pero están prácticamente desaparecidas a nivel ofensivo. Apenas hay esas combinaciones donde Susaeta, Héctor Font o Borja Valle se lucían. Contamos con un jugador como Pablo Hervías que se soltaría en cuanto le ofreciesen un balón potable para penetrar todo tipo de defensas. Pero no, el equipo azul sigue dominando la pelota con una lentitud desesperante, sin mandar en el tiempo ni cerrar partidos como el de este domingo que se pusieron tan de cara.

Los manchegos, sin mostrar nada del otro jueves, sí consiguieron crear algunos peligros ante la dubitativa defensa azul -afortunadamente regresó David Fernández para que la pausa, el orden y el control regresaran- que no llegaron a más dado el ínfimo nivel ofensivo de los albaceteños.

Llegados a este punto, lo mejor son los puntos conseguidos. También la fuerza para golpear con goles a los contrarios. En el debe, la ausencia de una seguridad en defensa, donde -vuelvo a repetir- la presencia sensata de David Fernández es un capital impagable, y el carecer de un mando en el medio del campo con el que controlar los partidos. Éste nos fue favorable, pero llegarán días a la contra donde habrá que reinventarse y buscar otras opciones. La velocidad sí que parece que los jugadores azules han sido capaces de abordarla, algo fundamental en esta categoría.

Cierto es que resulta complicado adaptarse a una nueva división tras haber sido gallito y campeón, pero también lo es que de grandes es saber corregir defectos para brillar. Los ovetenses de Sergio Egea han de demostrar mucho -y esa presión bien que se encargan de aplicarla todos los entrenadores rivales- pero deberían mantener la cabeza fría y, sobre todo, mostrar su personalidad. A pesar del 3 a 1, poco vimos de lo deseado en el cuadro azul. Y lo esperamos. Y será necesario para que esta travesía en Segunda discurra sin más turbulencias de las precisas.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 7 de septiembre de 2015

sábado, 5 de septiembre de 2015

"Érase una vez en el Oviedo Antiguo"



Vetusta Blues. –

Érase una vez en el Oviedo Antiguo”


Hubo un tiempo no muy lejano en el que los constructores mandaban en los destinos de este país. Como no podía ser de otra forma, la onda llegó hasta la ciudad y comenzaron a hacer notar su siniestra influencia. Se demolió una vieja estación de tren en el centro de la ciudad para iniciar una espiral de construcciones delirantes de aparcamientos innecesarios. La historia era ese lastre que pesaba sobre la vieja y gris ciudad. Hablaban de “modernizar”, pero sólo pensaban en “llenarse los bolsillos lo más rápido y fácilmente posible con cualquier excusa de una imperiosa necesidad”. Los delirios llegaron hasta tal punto que algunos planearon rascacielos a la entrada de la ciudad y horadar el Campo de San Francisco para aliviar todas las deudas de una locura que no era sino una nueva versión del extraperlismo con el que muchos consiguieron hacer fortuna en los tiempos del desarrollismo.

La piqueta llegó también al Oviedo Antiguo, ese núcleo donde abyectos intelectuales y bohemios habían encontrado un refugio con el que alumbrar sus creaciones. A ellos se les habían unido una nueva generación de jovenzuelos que gustaban de charlar y beber hasta altas horas de la noche escuchando la música que se creaba sin parar a través de eso que llamaron la movida. A algunos eso les empujó a ponerse del lado de los constructores, a pensar en un nuevo lugar en ese Oviedo Antiguo, recoleto y entrañable, para convertirlo en una ciudad dormitorio de ensueño de nuevo rico de los sesenta a la manera de Jesús Gil. Sí: un Oviedo Antiguo sin bares, sin movida, sin música en directo, sin tertulias, sin nada de nada. Un absoluto mar de la tranquilidad, un parque temático del aburrimiento. Para eso constituyeron los elementos con los que poner en la picota a esa pandilla de zarrapastrosos e indeseables que poblaban por las tardes y por las noches unas calles que ellos pretendían limpias de cualquier vestigio de humanidad. Soñaban con el nuevo negocio al lado de sus amigos los constructores, que contribuirían con parte de sus ganancias a sus sueños dorados, unos magníficos viajes a Las Vegas donde romperían la banca con sus habituales apuestas. Del hipódromo ovetense a la alfombra roja del sueño americano, eso era lo que conseguirían con sus denuncias absurdas, con su lucha contra la música en vivo, contra la perniciosa movida.

Los tiempos cambiaban más que ellos y a la vez que la burbuja constructora explotaba, una nueva generación inundaba las calles con botellón y ruido constante en vías repletas de gritos y peleas de borrachos al borde del coma etílico. Ellos no transformaron su discurso: los culpables eran los bares que programaban música en directo y, por supuesto, los músicos. Pero los tiempos también se encargaron de desenmascarar su embuste. Nada proponían que no fuera coercitivo. Todo era prohibir y acabar con cualquier atisbo de creación. Las necesidades de un barrio maltratado por la ruina, la vejez y la pobreza no eran sus objetivos. El suyo, ya lo conocen: la música en vivo había causado todos los males del Oviedo Antiguo. Nuevas asociaciones, impulsadas por gente joven y, sobre todo, limpia (de intereses ocultos, que no soñaban con romper la banca en Las Vegas) surgieron y mostraron su inquietud por agitar el barrio. Y quedaron en evidencia. Los músicos reunieron más de seis mil firmas a favor de la música en directo y la historia parece haberse decantado del lado de la razón y no de la intransigencia a la busca de un trato exclusivo y de favor. Quizás, ahora, deban pensar en ese viaje –esta vez no con los gastos pagados- a Las Vegas.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 5 de septiembre de 2015

jueves, 3 de septiembre de 2015

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miércoles, 2 de septiembre de 2015

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