lunes, 29 de febrero de 2016

El Círculo Azul

 

Crónicas de Vestuario. -

El Círculo Azul”


El 21 de abril de 2002 el Real Oviedo vivía en su partido contra el Elche, en Segunda División, uno de esos episodios que jalonan una historia apasionante, que la convierten en totalmente distinta a los demás equipos. Para bien, hay momentos inolvidables que se quedan grabados en la memoria colectiva azul, emociones desbordadas, instantes para enmarcar en rincones del corazón a prueba de adversidades. Para mal, también. Y ésta fue una de esas circunstancias donde todo parecía romperse, el inicio -aquel nefasto 21 de abril- de un penar que parecía no tener fin. Envueltos en un enfrentamiento, en una guerra civil en la ciudad por culpa de una creciente megalomanía política (la de Gabino de Lorenzo y sus secuaces, como el indescriptible Alfonso Román López) y otra económica (la de Celso González y sus socios). En medio del campo de batalla, como en una novela de Sven Hassel, todos los que se vieron obligados a combatir en una (otra más) guerra injusta y evitable.



En 1970, Jean-Pierre Melville estrenaba (en España no llegaría hasta diciembre de 1972) otra de sus obras maestras, quizás la mayor: “El Círculo Rojo”. Un polar -cine negro francés- ejemplar, repleto de una extraña poesía visual, que aunaba la tragedia griega con la filosofía oriental y conseguía una simbiosis europea a través de un cúmulo de referencias donde la muerte era la única salida. Un círculo rojo que pudo haber alcanzado al Real Oviedo pero al que las (benditas) circunstancias van tiñendo de un color azul. De esperanza azul, un círculo azul que se ha cerrado en esta jornada vigesimoséptima -curioso, el número que va detrás del 26 de la fundación oviedista- con la victoria ante el Elche, el mismo protagonista del arranque efectivo de todas las desgracias. El mismo protagonista que esperamos que sea el punto de partida de esta resurrección que cierra un círculo, el círculo azul. 



Para que esta celebración espontánea -ya sabemos que a los oviedistas no nos sientan bien las fiestas por imposición- se hiciera realidad, el conjunto de Sergio Egea se encomendó a una primera parte para enmarcar de Míchel Herrero, quien dio una soberbia lección de juego sobre el húmedo césped del Tartiere, que aguantó la lluvia con la compostura que merecía el improvisado festejo. Suyos fueron centros mágicos a un Toché con el punto de mira cambiado que no acertó como acostumbra a remachar. No importaba, nada de tragedias. El once de Egea movía con paciencia el esférico ante un ordenado Elche que bastante hacía con aguantar las acometidas azules e intentar un zarpazo que a punto estuvo de conseguir en los primeros instantes.



Paradójicamente, los goles llegarían en los momentos menos claros de los ovetenses, en un segundo acto donde se impuso la fuerza frente al toque. Los de Egea, que habían desperdiciado tantas veces la posibilidad de machacar, dieron con la fuerza necesaria, imprescindible, para tumbar a los ilicitanos hasta el k.o. y cerrar este círculo histórico en azul, no en rojo. Nunca en rojo. Era momento de reivindicarse y le llegó el turno a Koné para marcar. Y también a Pablo Hervías, que culminó por fin un tanto tras un regate. Por supuesto, también estuvo Néstor Susaeta para abastecer de asistencias a sus compañeros. El equipo se comportó como un disciplinado, coriáceo, bloque. Buenas noticias ante lo que se avecina. Un tramo final donde no ha de existir miedo a las alturas. Donde conviene olvidarse de tóxicos, de cenizos, de vanos pesimismos y de (lógicas) precauciones. Donde hay que abrazar este momento, aferrarse a él. Y, por fin, cerrado este círculo azul, alumbrar la esperanza de que, sí, el gran objetivo -con el empuje, la unión y la fe de todos- puede ser posible.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 29 de febrero de 2016

 

domingo, 28 de febrero de 2016

En el Oviedo Antiguo


Vinilo Azul. -
En el Oviedo Antiguo”

Mientras disfruto del ensoñador nuevo álbum del enorme Giorgio Tuma “This Life Denied Me Your Love”, que la aplicada gente del sello Elefant me ha hecho llegar con la diligencia habitual marca de la casa no puedo evitar fijarme en el diario EL COMERCIO donde se habla, un lunes más, del deterioro del Oviedo Antiguo. El casco viejo de la ciudad es uno de esos lugares dotados de un peculiar encanto que consigue que la ciudad de Oviedo sea diferente, Por desgracia la práctica del botellón, de la borrachera brutal e indiscriminada, convertida en una ingesta inhumana a la sajona sin otro fin que alcanzar el punto álgido de un pedo sin ton ni son, de un vacío total propio de adictos a una droga, ya sin excusas, deshumanizado, reflejado en un tránsito a un supuesto éxtasis, a un mayestático precipicio a la inconsciencia más vana, ha logrado transformar un lugar tan sugerente como el Oviedo Antiguo en un borracheródromo.

Nada que ver con lo que disfrutamos desde mediados de los 80 una generación como la mía, golpeada por el paro y la droga. Nuestros primeros bares, donde descubrimos amores, el calor de conversaciones y miradas, la banda sonora de unos días de hallazgos y nuevas sensaciones. No les voy a engañar: también podías encontrarte momentos desagradables, como una tarde, con un compañero de facultad en que vimos, en vivo y en directo, cómo un tipo se pinchaba heroína en un portal de la calle Oscura. Todo eso, empero, fue parte de una formación en la que predominaba lo humano sobre lo material. Tiempos de ver y escuchar. Tiempos de aprender a vivir. Tiempos de conocer que la vida es dura y que sin lucha nada será posible. Días en que escuchar “Tiempos nuevos, tiempos salvajes” de Ilegales era la definición de momentos gloriosos. Y si un fin de semana no había dinero para salir, nos quedábamos en la compañía de un disco, de un libro, de la película que exhibiera la segunda cadena a altas horas de la madrugada. Nada de dramas de quinceañeros alcohólicos de fin de semana. 
 
Una sensación de rabia y de pena me invade cuando intento hacerme sitio entre las multitudes ebrias que invaden la calle Mon, cuando trato de internarme en el Fauno, el Sol y Sombra, el Olivar, el Serie B o el clasicísimo Diario Roma (ya no les digo las noches eternas del Xalabam en compañía del gran Paco), supervivientes ilustres de una época cada vez más lejana. Esa en la que la música envolvía los sueños de una noche de amor, en la que conversábamos, reíamos y tratábamos de pintar con colores un futuro que entonces parecía negro, muy negro. Uno aparta muertos vivientes al borde del coma etílico o quizás en el coma mental, con sus móviles como apéndice imprescindible, casi como una tabla de salvación o un flotador de náufragos que jamás verán tierra firme, sin otro asidero que sus insoportables gritos, su inexistente vacío de marcas de ropa y apariencia estéril, de intervalo de tres días de absoluto olvido de su capacidad para ser personas. Brindo con el enorme Luis Salgado en el Diario Roma con una copa de cava similar a la suya por aquellos días de búsqueda en el Oviedo Antiguo, él que regresó también de una pesadilla y abraza de nuevo la vida con su circunspecta faz. Suenan los Doors invitándonos a dejarlo estar, una vez más ese “Roadhouse blues”, y a que el vacío de este tiempo, de ese camino a ninguna parte de la generación del gratis total -esa gran falacia de los descargadores de cultura de internet- no termine por absorbernos, por deglutirnos en una loca tarde de botellón y termine con esa esencia de nuestro ser, de nuestra vida, que hemos dejado en tantas noches en nuestro querido Oviedo Antiguo.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 28 de febrero de 2016

miércoles, 24 de febrero de 2016

Giorgio Tuma & Laetitia Sadier "Maude hope"


Tiempo para el S.A.C.O.


Vetusta Blues. -

Tiempo para el S.A.C.O.”


Poco a poco, a pesar de las urgencias de esos empeñados en meter una presión que otros no tuvieron en veinticuatro años, vamos contemplando algunos frutos que alimentan la esperanza de que el rostro de la ciudad cambie. Y en asuntos culturales, la tarea es ardua. Por eso, hay que saludar con alborozo a la semana de S. A. C. O. (Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo) que se celebrará en la ciudad del 26 de febrero al 6 de marzo. Alejada de otros formatos de festival algo estrafalarios en sus temáticas con calzador que trataron de hacer fortuna recientemente, la Semana nos devuelve la posibilidad de contemplar películas que, de otra manera, sería imposible de disfrutar en una sala de cine en Oviedo. Si, además, se aliña con una programación atractiva alrededor del propio cine, tendiendo puentes con otras disciplinas como la música, mejor que mejor.
Desde la hecatombe de la cajas de ahorro y la eliminación de la Obra Social y Cultural de Cajastur -algún día habrá que cuantificar lo que ha supuesto este expolio para la cultura y el bienestar de los asturianos-, hemos padecido un verdadero erial al que sólo han dado un pequeño respiro salas de conciertos tan activas como la Lata de Zinc o La Salvaje -sede, esta última, de las fiestas nocturnas del S.A.C.O.- sin que haya habido la posibilidad de tomar el pulso de ciclos de cine magníficos (y en la siempre bendita versión original) que permitían cubrir el espacio al que no llegan las salas comerciales, ya alejadas del centro de la ciudad y poco permeables a ofrecer las propuestas más ariesgadas e interesantes del celuloide contemporáneo. Por eso, merece nuestro aplauso esta propuesta donde se mezclarán títulos en formato largo, ya sean documentales o ficción, pero todos ellos marcados por su relevancia crítica e interés artístico. A veces, parece que en estos temas culturales, uno pide el cielo y no es así. Cierto que, por el camino, uno se puede encontrar con todo tipo de oportunistas sin idea de lo que se traen entre manos y ánimo de dar gato por liebre, pero, en esta ocasión, Oviedo ha tenido suerte y los responsables de S.A.C.O. conocen la materia en la que se desenvuelven y han logrado ofrecer una propuesta atractiva para salir del atasco de cultura carpetovetónica en el que se sumió a la ciudad en estos últimos años.
Tiempo, pues, para disfrutar del cine, del recuperado cine en el centro de Oviedo. De películas como “El Hijo de Saúl”, “El Nome de los Árboles”, “Berserker”, “Eden”, “A cambio de nada”, “Body” o “Neckan”; de fiestas nocturnas en La Salvaje, con el regreso de los legendarios mierenses La Ruta; de los prolegómenos de las películas amenizados nada menos que por Maribel & Sebastian djs; de diversas y estimulantes actividades paralelas. De una efervescencia cultural que Oviedo poseía en los últimos años y que estaba siendo silenciada por un régimen empeñado en controlar a los creadores con migajas. De la posibilidad de que esta ciudad empiece a desperezarse desde la cultura. Una buena noticia, sin duda.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el miércoles 24 de febrero de 2016 

martes, 23 de febrero de 2016

XTC "The Mayor of Simpleton"


lunes, 22 de febrero de 2016

Aprendiendo a volar


Crónicas de Vestuario. -

Aprendiendo a volar”


Sorprendieron las últimas declaraciones de Arturo Elías, tratando de detener la euforia y la ilusión del oviedismo, de las aspiraciones de ascenso, de las dificultades y demás. Viniendo de donde vienen, sólo generan las dudas de que algo tan grande no pueda ser llevadero. Y son muchos los que pensaban que todo este sueño podría ser posible. Es como si a esa mujer que crees la de tu vida, de repente te da marcha atrás. Cuando las cartas están sobre la mesa, resulta difícil escaquearse. 
 
Sea como fuere el tema, la competición no deja descanso ni respiro. Es esta Liga de Segunda una prueba de paciencia, de fuerza, de sentidos, de energías, de distribución del colectivo. Y hoy, una vez más, el conjunto azul (perdón, amarillo, por esos caprichos idiotas de las marcas comerciales) mostró su versión compacta de bloque indivisible.

El Girona es otro de esos conjuntos engañosos que parecen asequibles pero que, a base de una disciplina táctica prusiana que ni Von Bismarck, y la capacidad de asaltar en un despiste los cielos, consiguen manejarse por una división llena de trampas y pruebas. El día en que el fútbol decía adiós a uno de esos entrenadores honestos, con esa dignidad del que se ha salpicado con el barro y el metal de los tacos de las botas, como Nando Yosu, el conjunto azul -perdón, amarillo, por esos puñeteros caprichos que pretenden acabar con la identidad de equipos con gran arraigo en virtud de ¿la moda, unas miserables ventas más?- tuvo que aplicarse en no perder un segundo en cometer un error. 
 
Tras un miserable primer acto de toma y daca, la partida se iba a jugar de poder a poder. Y, en esos pequeños detalles -aparentemente nimios- era donde se resolvería el asunto. Dio el Real Oviedo primero en un claro penalty pitado tras tres jugadas similares en los últimos choques. Tocaba. Y Susaeta no perdonó, baluarte seguro comprometido con la causa, más allá de momentos dulces o amargos. Pudo el equipo de Sergio Egea mandar a la lona a los catalanes rojiblancos donde hizo acto de presencia un notable como Lekic, otro de esos desperdicios de jugador más interesado en la rentabilidad económica que en el rendimiento competitivo en ligas de fuste (creo que venía de Liga hindú, en fin....), pero los azules -perdón, los injustificables amarillos, yuyuyu- no mataron. Y cuando se perdona, y esto ha ocurrido ya demasiadas veces a lo largo de la temporada, el juego castiga. Lo hizo en un patadón de Alcalá alejado, imposible para un Esteban en negro Yashin, y ahí se finiquitó la historia.

Supongo que no me ganaré muchas simpatías en los dueños de la nave azul, pero me da igual: este Real Oviedo apunta alto y, vista la división en la que nos hallamos, renunciar a lo máximo sería prescindir de algo a nuestro alcance. Que haya presión y demás no es algo extraño, pues ya se repetía por todos los rivales desde la primera jornada. Asúmanlo, sin complejos. Al ritmo del “Learning to fly” de Tom Petty, sin miedo a volar, sin ningún problema en asumir que se es capaz de lograr el sueño azul. Conscientes de la dificultad, pero convencidos de que el objetivo es posible. Y volemos, volemos, camino del ascenso. ¿Por qué no?

MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 22 de febrero de 2016 

domingo, 21 de febrero de 2016

miércoles, 17 de febrero de 2016

Andrezj Zulawski (1940-2016)


La reordenación imposible

Vetusta Blues. -
La reordenación imposible”

Pena, mucha pena da comprobar el abandono del barrio del Cristo, de las instalaciones del antiguo Hospital. Pero muchísima pena, y más aún, una enorme preocupación, produce comprobar la impotencia del Gobierno Regional para poner en marcha un sólo proyecto que pueda arreglar, siquiera parcialmente, todo el abandono del Cristo. La culpa es de la “derecha”, según la letanía, la vieja letanía de la vieja política de pim-pam-pum o, si prefieren, “y-tú-más” a la que se aferró en el debate parlamentario la Consejera de Infraestructuras, Fomento y Medio Ambiente, doña Belén Fernández. Nada, cantemos una vez más, bien cruzaditos de brazos, aquella canción de Def Con Dos “La culpa de todo la tiene Yoko Ono” retitulándola “La culpa de todo la tiene el otro” (en este caso, “la derecha”) y pasemos a otra cosa, mariposa.

La patética incapacidad para asumir ese abandono del Cristo es tan manifiesta que estas declaraciones resultan escandalosas. No hay 52 millones para la rehabilitación de los edificios, no los tiene y se va a quedar tan pancha nuestra señora consejera. O sea: o cincuenta y dos millones o nada. ¿Qué pasa?: ¿Acaso no se pueden emprender acciones parciales? ¿Acaso no se puede elaborar un plan de emergencia para las acciones más urgentes a realizar (que las hay, y varias, como Silicosis)? 
 
A uno le sigue pareciendo que Oviedo no forma parte del mundo del Gobierno Regional, que es un islote interpuesto en el centro de Asturias, un lugar al margen que no existe ni debería existir. Al menos, esa percepción dan los componentes de este gobierno de Javier Fernández. Oviedo debería ser un desierto, una población fantasma donde sólo queden edificios inútiles que se vayan pudriendo por culpa de Yoko Ono, digo, de la derecha. Una ciudad en ruinas como la Plaza de Toros, bien protegida por un inexplicable, absurdo “B.I.C.” (bien de interés cultural) que se llene de miseria y porquería. Porque, claro, la señora Fernández no es consejera de un gobierno de Asturias cuya capital es Oviedo, eso es una quimera, probablemente inventada por la derecha también. O quizás por Yoko Ono. O por Def Con Dos. O vaya usted a saber, que cuando se trata de dar excusas todo vale.

Un tema “complejo y laborioso”, en palabras del alcalde de esta ciudad llamada Oviedo que no existe para la señora Consejera de Infraestructuras, Fomento y Medio Ambiente, doña Belén Fernández, incapaz de idear nada como solución a un problema que ya deberían haber tenido en cuenta cuando se planeó el nuevo HUCA. Pero, claro, la culpa de todo la tiene Yoko Ono. O la derecha, es igual.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el miércoles 17 de febrero de 2016

lunes, 15 de febrero de 2016

Fe y números


Crónicas de Vestuario. -

Fe y números”


La transfiguración del once azul para este tramo de la temporada lo ha convertido en un cuadro pragmático al máximo, sin derroches baldíos, aunque esto suponga perder -o menospreciar- la siempre necesaria codicia de cara al gol. No se preocupen: para rentabilizar cada minuto ya está un inspirado Toché que no perdona ni una. Y así se manejó un once de Sergio Egea con necesidad de sumar tres puntos y dejarse de empates, que ya habían sido bastantes en la cuesta de enero bien cubierta.



En un tránsito como el de la Segunda División, largo y duro, mandan los números por encima de todo. Y la fe en ellos. El Real Oviedo ha ido transformándose ante las necesidades y frente a las exigencias de los adversarios, aguerridos y con una querencia al contacto y la intensidad. Olvidado el toque, lo que prima es la efectividad. El once azul ha perdido capacidad de sorpresa en aras de una solvencia defensiva necesaria. Aunque contra un conjunto como el Tenerife, tantas precauciones parecían innecesarias. Que me perdone mi querido amigo canario, el escritor Pablo Martín Carbajal, pero el once chicharrero no está para muchas alegrías. Sin embargo, hoy el once azul cumplió su expediente de números como un buen contable: anotó su gol y se dejó ir, con todo el peligro que ello conlleva. El riesgo de que surjan contratiempos inesperados y rompan un guión que ya quedó finalizado a los veintitrés minutos con el impecable cabezazo de Toché a pase de un Susaeta que sigue supliendo con clase y voluntad su bajón de forma.


 
Si la primera parte transcurrió plácida tras el gol, casi puede decirse lo mismo del segundo acto. Los dos equipos parecían haber firmado un armisticio, un pacto de no agresión que apenas se rompió en un par de zarpazos por ambas partes hasta llegar a la expulsión de Héctor Verdés, quien definitivamente no va a encontrar, de momento, la deseable continuidad y que tampoco estuvo especialmente fino ante la movilidad del “Choco” Lozano. Riesgos innecesarios para un once azul que sigue teniendo su asignatura pendiente en el cierre de los partidos. 


Da la impresión de que los de Egea no quisieran asustar ni dar demasiadas pistas de un poderío claro como el de esta lluviosa tarde de domingo. Otro gallo cantaría en una liga como la inglesa, donde la exigencia de mostrar tu poder con goles, con pegada en ocasiones de gol, va en el contrato. Aquí, en esta complicada Segunda española, hay que guardar y resguardarse. No mostrar demasiado, como si de una partida de mus estuviéramos hablando. Mientras sea sumando de tres en tres, bienvenidas sean las precauciones para seguir manteniendo la fe en que el objetivo final se cumpla.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 15 de febrero de 2016

 

Buscando la luz



Crítica. Música.-
Buscando la luz”
AUTUMN COMETS
La Salvaje, Oviedo.
Sábado, 13 de febrero de 2016.

La gente de La Radio de Cristal volvía a traernos una de esas propuestas que se alejan de la etiqueta “indie” impuesta por cierta prensa -supuestamente influyente- barcelonesa que no deja de colmar de tópicos a cada nueva etiqueta. El sexteto madrileño Autumn Comets no es de su gusto puesto que propone un planteamiento donde prima la electricidad que tantos han abandonado para abrazar ñoñerías. Dos guitarras y una viola muy bien definida, una base que se maneja con destreza en los crescendos que la banda propone, en una suma de ingredientes que les convierten en algo muy interesante, lejos de convencionalismos o mandatos de creadores de moda que han olvidado muchas de las raíces eléctricas de finales de los ochenta y principios de los noventa donde los madrileños descubren nuevas posibilidades de inspiración.


Aunque aún les falte cierta soltura en vivo -nada fácil cuando hablamos de seis músicos sobre el escenario- Autumn Comets indagan en unas vías fuera de toda norma, tan pronto en un pelotazo pegadizo (“Baltimore”), como en un homenaje al llorado líder de Songs:Ohia Jason Molina (“Molina, you were the light”) con el que concluyeron su bis, pero siempre arriesgando, esa palabra prohibida en los acomodados estrellones del inditex o en los venerados por la “catalana-influyente” prensa convertida en biblia por esa generación de público festivalero que no conoce ni sabrá disfrutar nunca del sabor de la intensidad en un directo de una pequeña sala.
El ingrato camino elegido por los madrileños es, sin embargo, fuera de temporada, el que lleva a la permanencia, a la consolidación de un proyecto como el suyo, ambicioso y al margen de los tontos dimes y diretes de la mediocridad dominante.

MANOLO D. ABAD
Fotos: DAVID CUERDO
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 15 de febrero de 2016

domingo, 14 de febrero de 2016

Días de cine en el Campoamor


Vinilo Azul. -
Días de Cine en el Campoamor”

Leía hace tan solo unas fechas una nueva, pequeña gran noticia para quienes gustamos de un cine en vías de extinción a recuperar en Oviedo: el Teatro Campoamor recuperará su pantalla de cine. Es una buena nueva, otra más, en esta deconstrucción de la ciudad tras el régimen que mandó en ella veinticuatro años y que borró buena parte de la cultura que la animaba. Para quienes no gustamos de grandes superficies, a los que el olor de las palomitas nos produce arcadas y que aún conservamos cierta educación dentro de una sala oscura (nada de conversaciones telefónicas desde el principio hasta el fin de la proyección, ni de patadas en la butaca de delante, ni otro tipo de horribles manifestaciones generalizadas por la burricie dominante en estos últimos años), nada mejor que redescubrir como recinto para el cine el Teatro Campoamor.

Y los recuerdos, claro. Luego están tantos y tantos recuerdos asociados a este emblemático lugar. Y las casualidades de la vida, ahora a un paso mínimo de mi casa. Un lujo. Recuerdos de películas, de muchas películas. Recuerdos de algunas mujeres, pero, sobre todo, de Ella, como no podía ser de otra forma. Acudir a un ciclo sobre Wim Wenders, Ella, con su rizado pelo rojo y aquel abrigo verde, yo con mi gabardina, y no pasar desapercibidos, aunque aquello fuera lo último que nos importase. “El Amigo Americano”, “Paris, Texas” o “Alicia en las ciudades” no recuerdo bien. O un ciclo que se hizo sobre el centenario del cine, que también se desarrollaba en los Clarín. Otro sobre Lucino Visconti. Contemplar la biografía sobre Jimi Hendrix. El ciclo sobre el Oeste. Tantos y tantos que marcaron mi vida y mi formación y que se les negaron a otras generaciones que tuvieron que padecer cómo el Teatro Campoamor sólo se acotaba para esas grandes celebraciones donde primaba más la presunción social que cualquier interés en la cultura. 
 
Tardes que sirvieron para nuestra formación en libertad, para no conformarnos con estrechos círculos, tardes que pulieron nuestro espíritu crítico. En aquellos tiempos sin internet, esos días de cine en el Campoamor eran momentos de verdadero alborozo, aunque quizás entonces no lo supiéramos. Igual que en las noches de jueves en los 90 con los conciertos en el Channel, como tantas otras elecciones que nos llevaron a lo que ahora somos. Recuerdo que cuando entrevisté a Fernando Alfaro -líder de Surfin´ Bichos y Chucho- para mi revista “Interferencias” antes de una actuación de Chucho en el Centro Cultural Cajastur dentro del ciclo “Intersecciones”, me dijo que a los jóvenes de este tiempo les resultaba mucho más difícil que a nosotros, a pesar de tenerlo todo a su alcance. Les faltaba la capacidad para elegir, el criterio ante tanta avalancha de ofertas. Quizás tenga razón el gran Alfaro y ocurra así. En ese caso, el hecho de poder contar con una pantalla de cine en tan magno escenario como el del Teatro Campoamor quizás represente la oportunidad para que el cine, la cultura, entren en sus vidas tal y como ocurrió en su día con muchos de nosotros.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 14 de febrero de 2016

jueves, 11 de febrero de 2016

Fink "Green and blue"



Pen on paper seems so permanent
Every line of every letter that I never sent
In the cold light of all the nights we spent
Pen on paper seems to fit

Face to face it seems so hard to find
The hindsight, or the courage not to change your mind
And in the afterglow of all we leave behind
Pen on paper seems to fit

The permanence
The permanence
The permanence of it
The green and the blue
Have seen me through
These trials, these trials

Pen on paper seems so definite
Every innocent simplicity is intricate
When it's in your hands it's harder to forget yeah
Pen on paper seems to fit

The permanence of it
The green and the blue
Have seen me through
These trials
Green and the blue
Have seen me through
Yeah.....
These trials...
These
Trials

miércoles, 10 de febrero de 2016

La paz del Campo de San Francisco


Vetusta Blues. -

La paz del Campo de San Francisco”


Uno celebra esta paz en medio del centro de la ciudad. La paz del Campo -no Parque, ojo- de San Francisco. Uno de esos pulmones de paz para recuperar la forma de ser, como en aquella vieja canción de Nacha Pop “Con tal de regresar”. Un pequeño oasis donde pararse, contemplar, pensar,... Claro que algunos echan en falta el movimiento. Siempre el movimiento, siempre ese movimiento hacia ninguna parte, hacia el fin de los días, hacia el abismo... Frenético, imparable. ¡Que no pare la música, cuanto más pachanguera y perturbardora! ¡Que no se detengan los eventos más absurdos! ¡Que persista la contaminación ruidosa ambiental! ¡Que nada nos permita pensar, pararnos a una reflexión, concentrarnos en una mínima observación sobre nuestra vida y sus circunstancias! Leer un libro, escuchar un disco con la pausa necesaria.

Lo tenemos en el centro, ahí está: el Campo de San Francisco. Un lujo al alcance de quien se pare a disfrutar de las pequeñas cosas. Nada de un automóvil de alta cilindrada, un paseo relajado rodeado de árboles. Sin exhibiciones vacuas, encontrándonos en cada esquina con los resquicios de nuestro ser a recuperar. ¿Cómo alguien puede desear acción en un marco tan saludable? En París, internarse en los jardines del Palais Royale es uno de esos lujos -por los que no hay que pagar- que nos transforman más allá del estrés diario, de ese intenso viaje a ninguna parte que tanto exige la vida cotidiana de muchos. Remontar la Cuesta de Moyano e internarse en el Parque del Retiro de Madrid es uno de esos placeres que nunca podrán entender quienes quieren velocidad absurda, resultados inmediatos, los que harían todas las trampas posibles y cogerían todos los atajos que hagan falta para llegar a esa cima ficticia que consideran éxito. Los mismos que piden acción para el Campo de San Francisco. Los mismos que desean acabar con el lujo de la paz del Campo de San Francisco. Como palomas parásitas que invaden el idilio del estanque de los patos, como los que horadaban la obra de arte del Mosaico de Antonio Suárez en el Paseo de los Álamos, como esos que dicen representar a los hosteleros (y cada vez los representan menos) y lograron su chiringuito-anti-chiringuitos Gastroguay. Como todos los que apoyaron a quienes pretendían pagar las deudas de su desmanes previos en un régimen de barra libre de impunidad de veinticuatro años socavando los cimientos del Campo de San Francisco para otro inútil párking más en la ciudad (¿una nueva idea feliz de la prensa que no les ha reído sus gracias con poca gracia?). 
 
Disfrutemos de la paz del Campo de San Francisco en estos días turbulentos. De la belleza de esos todoterrenos que son los patos, de los cisnes, de los colores de sus árboles, de las confidencias cerca de las estatuas de Clarín o del gran olvidado Palacio Valdés... De la tranquilidad, de la paz, tan necesaria siempre para recuperar la forma de ser. De este lugar tan propicio para las letras y los escritores.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diairio "El Comercio" el miércoles 10 de febrero de 2016

martes, 9 de febrero de 2016

En tierra de nadie

 Crítica. Música. –
En tierra de nadie”
HAVALINA
La Salvaje, Oviedo.
Viernes 5 de febrero de 2016.

No encontrarán al trío madrileño en esas pertinaces y perniciosas listas de los mejor del año. El camino de Havalina es otro y va más allá del producto efímero de temporada, de un capricho coyuntural de unos popes listillos. El grupo que lidera Manuel Cabezalí busca su propio sendero al abrigo de unas guitarras versátiles que galopan libres sobre la base rítmica de Javier Couceiro y Jaime Olmedo creando atmósferas sonoras sugestivas que tan pronto pueden llevar al ensimismamiento slowcore, a la densidad neopsicodélica o a la potencia del grunge más rockero y explosivo. Sobre esas bases construyen una propuesta única en su especie, lejos de las almidonadas, convencionales y fofas entregas al uso indie más prescindible.

Arrancaron con “Cristales rotos sobre el asfalto mojado”, “Norte”, “La voz de él” e “Islas de cemento”, para, de menos a más, ir embriagando el clima de la atestada sala con esas guitarras envolventes que terminan por acabar adueñándose de los sentidos de todos. Una hora y media de máxima intensidad expresiva, con riffs como palabras, una electricidad guitarrera penetrante a la caza de climax y catarsis donde conviven sosiego y adrenalina en tremendos arrebatos pasionales. Un frenesí difícil de igualar sobre un escenario, un rock que no sabe de etiquetas, que elabora su propia simbiosis y consigue marcar su propio pulso, emocional e intenso. Havalina trazan su propio rumbo sónico, en una zona alejada de toda comodidad, bailando con destreza sobre el alambre de sus guitarras llevadas al límite. El público fue contagiándose de su éxtasis sonoro que se completó en el tramo final con “Cementerio de coches” y “Desierto”. Para el bis se reservaron uno de sus temas de sus inicios –el hermoso “Junio”- y lo remataron con “Mamut”, momento ideal que Cabezalí aprovechó para confundirse con los asistentes de la sala para concluir un magnífico, sensacional concierto.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el martes 9 de febrero de 2016 

domingo, 7 de febrero de 2016

De Antroxu

 
Crónicas de Vestuario. -
De Antroxu”

Estamos en fechas carnavalescas, de disfraces y fiesta bajo el anonimato de una máscara o un ropaje. Y da la impresión que los de Sergio Egea vivieron bajo ese embrujo, con su disfraz amarillo en sesenta y pico minutos para olvidar. Quizás fuera eso, el no llevar su uniforme correspondiente -azul y blanco, ¿por qué tanto empeño en cambiar los colores hasta cuando no es preciso hacerlo, maldita sea?- el que les sumió en un estado de aturdimiento lamentable que permitió al Albacete liberar sus ansias de mejora en otro primer cuarto de hora para olvidar. Los manchegos sólo necesitaron tirar una vez entre los tres palos para marcar dos tantos. El calamitoso inicio de los azules (perdón, los amarillos) tuvo su culminación en una pifia de las gordas con Esteban de protagonista para ponerse el partido cuesta abajo. Antes habíamos comprobado el absentismo de Edu Bedia en la recuperación: tras perder un balón en medio campo y ni tan siquiera perseguir a quien se lo había robado, pudo contemplar, en posición privilegiada, como el voluntarioso Adriá Carmona marcaba con un tremebundo chutazo el primero. Solo, completamente solo, gracias a la permisividad del cántabro a quien uno ya da por imposible. Y, mientras tanto, Cristian Rivera calentando banquillo...

Nada arreglaron los azules (perdón, los amarillos) en una primera parte para olvidar. Plena de impotencia e imprecisiones y con algunos jugadores como Koné verdaderamente desafortunados, cuando no fuera completamente del partido como el mencionado Edu Bedia o Susaeta, en una preocupante baja forma.

No sabemos si hubo bronca en el vestuario. O si alguien aplicó un despertador, un necesario despertador, para recordar que en esta categoría no se vence exhibiendo la desgana que los azules (perdón, los amarillos) mostraron en el peor primer acto que recordamos desde la triste derrota en la segunda jornada ante el Deportivo Alavés. Buena fue la entrada de Míchel Herrero, jugador con hechuras de líder y mejor aún la de Diego Cervero, insuflando un carácter que tanto necesita este equipo para sentirse vivo. Veíamos a Diegui Johannesson penetrar como un estilete, el recién entrado Aguirre volvía a prometer profundidad y los resultados no tardaron en llegar, que para eso estaba el cazador Toché, liberado algo de sus marcas por la presencia más constante e intensa de Cervero. 
 
Un punto salvado, que sabe a poco visto todo lo que pudo ser y no acabó siendo a causa de una enorme, monumental modorra de Antroxu en amarillo. Que el equipo tome nota: la cuesta de febrero, ante rivales que se juegan la vida en posiciones bajas, puede resultar -si se opta por el disfraz inadecuado- nefasta para los intereses de los azules. 
 
MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 7 de febrero de 2016

miércoles, 3 de febrero de 2016

El fatuo fulgor naranja


Vetusta Blues. -

El fatuo fulgor naranja”


Cada mañana, cuando cruzo la Calle de la Independencia, a la altura de la Calle Asturias, me convenzo de la total inutilidad de la luz naranja. En teoría, ese color intermitente luce para que los vehículos pasen si no hay ningún peatón cruzando con el color verde. En la práctica, los coches pasan como si tuvieran preferencia sin importarles especialmente que haya viandantes atravesando la calle que está con el semáforo en verde para que ellos pasen. La pírrica victoria de tan arduo esfuerzo es tener un nuevo semáforo en rojo para que esos mismos automóviles que han esprintado a fondo sin importarles ningún peatón vuelvan a ser detenidos veinticinco metros más tarde. ¿Utilidad? Ninguna. ¿Problemas? Todos y todos para los peatones que muchas veces hemos de tratar de que se detengan con todo tipo de gestos, bajo el riesgo de que nadie les haga caso, de ser pillados o de entrar en una trifulca con alguno de los representantes más maleducados del gremio de conductores. Así, día tras día y sin ningún atisbo de solución. Bueno, sí, quizás la jornada que haya un atropellado. O un muerto. Es la manera en que funcionan estos asuntos, por desgracia. El color naranja del semáforo es tan sólo un estímulo para que el conductor acelere, no para que respete al peatón que apura a toda velocidad los últimos segundos de verde.

Claro que peor aún son algunos pasos de peatones, vía libre para ser ignorados por cada uno de los coches de Oviedo. Peligrosos pasos de peatones escondidos o en lugares inaccesibles. Peor aún, pasos de peatones que no se respetan por sistema. Vehículos que pasan sin ver a quienes se arremolinan en las aceras. Coches que no aminoran sino que aceleran aún más tras ver un primer paso de cebra y afrontar un cercano segundo. Lugares donde juegan niños pequeños al lado de vías por donde los automóviles y sus conductores encuentran una nueva razón para acelerar. Gente mayor, con sus bastones, con sus dificultades para moverse, sin atreverse a pasar frente a una caravana de vehículos en la que ninguno tiene la decencia de pararse. El “trenecito”, lo llamo yo. Y no ose protestar, que el lío estará montado.

Hemos sabido en estos últimos días la inutilidad de muchos mecanismos de control para evitar estos comportamientos incívicos y a uno sólo le entra más rabia al ver que, en la mayoría de los casos, sólo se reacciona ante la desgracia. Unos días muy compungidos todos, dándose golpes de pecho y, a las pocas semanas, vuelta a empezar. Si por uno fuera, eliminaría ese hipócrita e inútil color naranja que, por ejemplo, ha dejado de existir en otros países. Sería un pequeño principio.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el miércoles 3 de febrero de 2016

Havalina "Por la noche"


martes, 2 de febrero de 2016

Bernard Butler "You must go on"



You can't look back
But you can look on ahead
There's no sense of ease
No one to please
But you carry on
You can't look so sad
You can't look down your nose
There's nothing to believe
No use in being
But you carry on
So cherish the days
When we searched for caves
And paddled our feet
In the mid-day heat
Your mother would scream
If she heard you'd been
Well, it's just as well
We carry on and on and
This can't look so bad
Just 'cause you're on your own again
You're losing sleep
You don't know how to breathe
But you carry on
You can't look back
You can look on ahead
There's nothing to believe
All you do is weep
But you carry on
So cherish the days
When we searched for caves
And paddled our feet
Out on the heat
My mother would scream
If she heard you'd been
Well, it's just as well
We carry on and on and
On and on, on and on
On and on, on and
On and on and on and
On and on
You must go on
You must go on
You must go
On and on and on and
On and on
You must go on
You must go on
You must go
On and on and on and
On and on

lunes, 1 de febrero de 2016

Balthazar "Later"

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Nick Cave & The Bad Seeds "Give us a kiss"


Havalina "Viaje al sol"