lunes, 31 de agosto de 2015

La maldición de la Pantera Rosa

 

Crónicas de Vestuario. -

La maldición de la Pantera Rosa”


Salieron de “rosa Hummel” los jugadores del Real Oviedo a un estadio donde las sensaciones nunca han sido buenas como Mendizorroza y un equipo que, en las pocas veces donde ha habido cruce, nunca nos ha entregado algo de eso que llamamos buen rollo. Ellos subían, nosotros bajamos y los encuentros en ese ascensor tampoco dejaban más que malos recuerdos. Disfrazados con el imposible “rosa Hummel”, los azules mostraron la peor de las peores versiones en años ante un rival que fue una nadería, pero supo aprovechar todas y cada una de las tonterías que perpetraron con estúpida mano, con la torpeza del Inspector Clouseau en defensa, para alegrar la vista a unos vitorianos que no son nada del otro jueves.

El caos azul, perdón, rosa en el primer cuarto de hora permitió adelantarse a los blanquiazules con la facilidad de un alevín. Desastrosa toda la defensa, marcándose momentos de absoluto desconcierto, en una versión que ni se recordaba en la Tercera División. José Fernández, lateral derecho de campanillas, nos hizo recordar a Nacho López y Diegui Johanesson. Incluso preguntarnos el porqué de su fichaje. En el puesto de central, otro caos, con un Verdés cubriendo a su compañero Borja Gómez (¡hasta cuatro rosas juntos!) y dejando libre al veteranísimo Pelegrín en un remate a placer ante un batido Esteban en amarillo, que poco pudo hacer ante semajante dislate.

Pésima primera parte de los rosas, horror en rosa, deslavazados, sin ser capaces de marcar el tempo ante un voluntarioso -y nada más- equipo vasco. La impresión, pésima y preocupante. El doble pivote era incapaz de crear nada, de ensamblar un pase y la debilidad defensiva quedaba demostrada con contínuos desajustes para placer de un conjunto sin muchos argumentos que se encontraba una autopista donde hacer daño.

Los intentos por cambiar las cosas, a través de dos cambios ( Borja Valle y el incisivo y prometedor Aguirre en lugar de Héctor Font y un oscuro Jonathan Vila) se diluyeron pronto ante el orden vasco, quizás la única virtud destacable de los blanquiazules, pero básica para manejarse en las aguas turbias de la Segunda División. Sin enganche en la delantera, inexistentes en la creación e inseguros en la defensa, los rosas -por favor, nunca más ese horripilante rosa- marcaron los honores de un verdadero dislate que ni Peter Sellers interpretando al Inspector Clouseau. Esperemos que no venga Blake Edwards a retratar esta gran tragicomedia que los oviedistas escenificaron con torcidos renglones y peor letra. Aún queda mucho tiempo para reparar este esperpento cuajado en un escenario poco afín. El equipo azul (ayer, rosa) debería recuperar seriedad defensiva, creatividad ofensiva e incisiva puntería para superar a lo que hemos visto hoy, que, de repetirse, nos mandaría directos, de vuelta, al camino de ese infierno que ha habido que padecer en esta última generacion.

Que no se repita: ni el rosa torpe ni el desastre completo que tuvimos que padecer con estoica estampa (desde luego, en azul, no en rosa Hummel).

MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G.FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 31 de agosto de 2015


domingo, 30 de agosto de 2015

"La grandeza de unos tipos normales"

 

Vinilo Azul. –

La grandeza de unos tipos normales”


A pesar de veinte años de carrera musical impecable y recta, de haber publicado siete álbumes, de llegar a ser versionados por una banda americana, de tener fans por todo el planeta, la existencia de los Feedbacks en su tierra pasa desapercibida excepto para un pequeño número de escogidos. Mal habla de la escena rock asturiana que una banda del talento y la dedicación de los Feedbacks sea persistentemente ignorada por la mayoría de medios, mientras todo tipo de advenedizos, oportunistas y mediocres encuentran su lugar bajo los focos.

Quizás sea esa discreción de quien prefiere hacer realidad sus creaciones en vez de pasarse el tiempo en la barra del bar o peloteando a algún que otro periodistuqui o, incluso, a algún político con posibles. Quién sabe si buscarse buenas amistades entre algún que otro promotor es más rentable que tratar de conseguir un repertorio sólido y una carrera repleta de buenos trabajos y canciones inolvidables, aunque para la mayoría ni tan siquiera existan.

Un 3 de noviembre de 1995 les vi en concierto por primera vez y, ya entonces, me atraparon. Presentaban aquel día en el legendario bar ovetense Monster –hoy reciclado en el Solysombra- su primer EP de tres canciones “The chords are the same”, ya con un Paco Loco a los mandos técnicos que, prácticamente, no les ha abandonado a lo largo de su dilatada y rica carrera. En estos veinte años han ido puliendo su estilo, del original power-pop y punk-pop de sus inicios donde, además de varios singles y EPs, firmaron tres álbumes de referencia para los fieles amantes del estilo que dicen bautizó Pete Townsend como síntesis de la aceleración de la clásica melodía pop reforzada por la fiereza del ritmo del rock´n´roll: “Ready, steady, bang” (No Tomorrow, 1996), “Speedway” (Rock Indiana, 1999) y “Nothing a little pop won´t cure” (Rock Indiana, 2002).

Poco a poco, el cuarteto originario de Turón comenzó a virar hacia el rock americano de guitarras, que es donde ya están alcanzando unas cotas de maestría como las que alumbran su nuevo y más reciente trabajo, su séptimo álbum “Skyway Blvd.” (Pretty Olivia, junio 2015), una magnífica colección de canciones redondas y diversas, que deberían transformar el pertinaz olvido con que se les trata en Asturias en la admiración que recogen en el resto de la Península. Si con “My own revolution” (Rock Indiana, 2005), “Sunday morning record” (Rock Indiana, 2006) y “Give a tree your name” (Rock Indiana, 2011) demostraban que su giro era sincero, más acorde con los años cumplidos, pero repleto de fuerza y, sobre todo, de esa honestidad de quien ama aquello que crea y no piensa en futuros réditos, con este séptimo trabajo (¿cuántos pueden presumir de llegar a un séptimo álbum ganando con cada canción, manteniendo ilusión, entusiasmo y sensibilidad?) consiguen graduarse en lo más alto del magisterio rock. Sin altisonancias, con el toque exacto para que cada canción resulte única y, al tiempo, propia. Con mucha magia y más precisión que nunca. 

En estos tiempos de exhibicionismos vacuos, de bluffs insoportables, de personajes que se creen la encarnación de la verdad, de toda una galería de los horrores formada por oportunistas de diverso pelaje, vividores a los que se les ha pasado el arroz y mendaces incompetentes refugiados en bandas-tributo para explotar los últimos céntimos con los que timar al primer ignorante –con mando en plaza, claro- que se les ponga en su camino, da gusto encontrarse con los hermanos Adolfo y Carlos García, Javi Cimadevilla y el siempre enorme Pibli González marcándose esta maravillosa lección de rock, de pervivencia, de tenaz honestidad. 

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" en su suplemento "El Comercio de Oviedo" el domingo 30 de agosto de 2015

sábado, 29 de agosto de 2015

"Ni en vivo ni en directo"

 

Vetusta Blues. –

Ni en vivo ni en directo”


Llevo más de dos tercios de mi vida asistiendo a conciertos en bares, disfrutando de actuaciones que llenan grandes momentos en mi memoria, de instantes atrapados a la noche que se repiten en mi mente para animarme a seguir el camino de la vida, para continuar dejándome los oídos contemplando a artistas que -quizás un día, como ya me ha sucedido con muchos- ocupen un lugar preferente en escenarios mayores y ante un público masivo. 

Tras el año de sequía de conciertos en Oviedo por obra y gracia del nefasto concejal de cultura Alfonso Román López, uno pensó que no regresaríamos a la situación que se ha producido recientemente con el Ca Beleño. Aquel “Oviedo No Suena” fue uno de los momentos donde el régimen imperante en la ciudad manifestó con hechos toda su sinrazón, todo su absurdo entramado de apariencia y simulación. Por si alguno no se ha dado cuenta –y parece que, interesadamente, la respuesta es “no”- la música en vivo en pequeños locales es un lujo que dota a la ciudad de una nueva dimensión. No sólo la música, sino el teatro, el cine o los monologuistas, consiguen llenar de un ambiente culto a la siempre inquietante noche.

Pero, hete aquí que extrañas asociaciones formadas por un solo miembro, de escasa representatividad y verdaderamente obsesionadas por acabar con la música en vivo en la ciudad, reaparecen como una pertinaz plaga de langosta, siempre a finales de agosto, para arremeter contra los músicos y los locales que ofertan directos como si ellos fueran los culpables de que la noche se haya torcido en los últimos tres lustros. Nada quieren saber del botellón ni de los locales que disparan decibelios de locura mientras sirven garrafón para adolescentes atrapados en los botellones. Ellos confunden cultura con botellón, música en directo con ruido, desastre callejero procedente de las borracheras del botellón con salir de noche a disfrutar de una actuación en vivo. 

Hay un vacío legal que hace ya muchos años que debería haber sido arreglado y en ese se escudan para mostrar su intransigencia hacia quienes tratan de entregar un pequeño trozo de cultura, un pedazo de distinción en esa noche apuñalada por el botellón y el gratis total, esos empresarios de esa noche que hace ya muchos años que dejó de ser una bicoca que tratan de mostrar lo que se cuece en la cultura de la ciudad. Uno de los ejemplos de mayor intransigencia me lo encontré el año pasado con un pequeño local del Antiguo que realizó las reformas de insonorización pertinentes, incluso retrasó el horario para poder realizar sus (pequeñas, el local es muy reducido) actuaciones. Nada de eso sirvió ante la negativa en redondo de uno de los vecinos, quien seguramente sí escuchara todo el bullicio de los botellones en la misma plaza pero que quizás pensaba que los culpables eran los dueños de ese pequeño negocio.

Ante irregulares asociaciones que sólo denuncian unos ruidos en concreto y no parecen tener tiempo en sus denuncias para hablar de la miseria del barrio –ahí mi querida Belén Suárez Prieto y sus desayunos para los niños necesitados podrían darles muchas lecciones- o de la ruina de muchos edificios o de otros muchos problemas que obvian por unos sospechosos intereses en acabar con su diana, que no es otra que unos músicos –y hay muchos con ganas y necesidad de mostrar su obra- tratando de enseñar su obra en concierto. Y la ciudad, esta ciudad, no puede permitirse el lujo de prescindir de uno de los ejes que más la hace latir culturalmente.

MANOLO D. ABAD
Foto: M.D.A.
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 29 de agosto de 2015

lunes, 24 de agosto de 2015

"Remando contra corriente"



Crónicas de Vestuario. -

Remando contra corriente”


Volvía el Real Oviedo a la Segunda División y daba gusto contemplar el ambiente en las gradas en ese regreso. Va a ser una temporada larga y dura, en la que conviene tener mucha paciencia y no lanzar nunca las campanas al vuelo ni, lo contrario, caer en la desazón. Cuarenta y dos son demasiados partidos, veintidós son muchos conjuntos y ya se ha visto en anteriores campañas cómo equipos que partían como favoritos terminaban luchando por salvarse del descenso y, a la inversa, otros por los que nadie daba un duro, se encaramaban a lo más alto. Habrá que esperar, como siempre -pero más acentuado aún en esta Segunda de veintidós equipos- al primer tercio de calendario para ver con una mínima aproximación real quiénes son los cuadros a considerar como gallitos.

El Lugo se había empeñado en las declaraciones previas en otorgar favoritismo al conjunto azul, una burda -por manida- manera de echar responsabilidad a los recién llegados y ver si se podía nadar a favor y pescar algo. Lo consiguió pronto con Carlos Pita en un monumental chutazo en el catorce. Una falta lanzada por Susaeta fue, una vez más, la llave para el gol de la igualada. En esta ocasión, Jonathan Vila peinó el balón con su coronilla, con ese peculiar movimiento que patentara durante muchas temporadas -entre 1970 y 1981- el alicantino Juan Manuel Asensi con el Barça. El Real Oviedo asumió sus virtudes y buscó el juego por alto y a balón parado. Borja Gómez remataría al palo en el 32, pero tuvo la réplica en Pablo Caballero que cebeceó a bocajarro para que Esteban sacase una grandiosa mano. La primera parte se había ido con un once azul tenso, poco lúcido en defensa, empujado por Pablo Hervías en las bandas y con el resto tratando de encontrarse en la incómoda situación de remar contra corriente.


Salió el Real Oviedo lanzado en unos agobiantes primeros diez minutos donde cercó al Lugo, pero fueron éstos en el doce, tras un centro de David Ferreiro, los que se encontraron con un afortunado remate de Caballero dentro del área pequeña, que entró con lento y desesperante paso. Paradójicamente, los azules no sólo no se hundieron sino que se adueñaron del balón y comenzaron a crear peligro a través de un Linares que salió de su prolongado letargo. Y brilló el aragonés: primero con un remate al larguero tras pase de Font, luego con un remate de cabeza que se colaba a gol cuando Carlos Pita lo sacó y, finalmente, a la tercera llegaría el tanto tras una espléndida jugada colectiva azul. Luego sería el momento del portero lucense José Juan, que se lució ante Borja Valle y el debut de Cervero para intentar un milagro que se mascó en el tramo final.


En una Liga tan larga, cada punto es un triunfo; no caer en propio campo, básico; y saber reaccionar ante las adversidades con creatividad y gol, esencial. Como bien resumió el poeta latino Horacio: “En los contratiempos, sobre todo, es donde conocemos todos nuestros recursos para hacer uso de ellos”. Esperemos que no siempre haya que remar contra corriente como en esta tarde de agosto.

MANOLO D. ABAD
Fotos: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 24 de agosto de 2015


sábado, 22 de agosto de 2015

La Novela

 

Vetusta Blues. –

La novela”


El verano comenzó con el propósito tantas veces deseado de terminar aquella novela que había iniciado hace ya muchos años, cuando descubrió que sí, que podía ser capaz de comunicar mucho con la escritura. La novela necesitaba rehacerse en aquellas páginas ya escritas, puesto que los tiempos habían cambiado mucho desde aquel arranque, desde que aquellos ochenta folios atrapasen esa historia que aún seguía bullendo en su cerebro.

Cumplidos más de dos tercios del verano, el propósito había sido imposible de llevar a cabo. Como un detonador, toda una serie de acontecimientos vitales fueron desarrollándose en su entorno. El castillo de naipes se hundía a cámara lenta, atravesado por una cadena imparable de fichas de dominó, que caían con certera prestancia para evitar que tuviera un solo segundo de descanso para pararse y destinar tiempo a aquella novela.

Tan pronto ocurrían sucesos a su alrededor como pasaban en su propia vida, que se había convertido en un torbellino imparable de aguas bravas, amenazando con destruir cada una de las bases sobre las que se asentaba su existencia. No había escapatoria. Cada historia exigía el ansiado tiempo para detenerse y apenas si había un minuto para pensar. Mucho menos para escribir. Eso se había convertido en otro acto reflejo, mecánico, con el que salvar los escollos de cada uno de los próximos compromisos. Apenas había un segundo para detenerse a contemplar su propio rostro en el espejo, como si estuviese dentro de una película de Jean-Pierre Melville. La corriente le arrastraba y era incapaz de disfrutar al máximo de los buenos momentos que, en medio de esa gran sacudida de acontecimientos, la vida también le estaba brindando. No podía saborear el rostro de Ella al amanecer o ensimismarse en la contemplación de un cielo azul cobalto anocheciendo con su cabeza acurrucada en su pecho. No, no había tiempo o no parecía haberlo, mientras la novela, abandonada, yacía en un sueño a la espera de un rescate que no podía ser posible.

Y en eso llegó el estallido, la gran decisión. Todo pareció romperse, su mundo se derrumbaba en una gran crepitación tras la que el vaivén se detuvo. Fue entonces cuando nada importó. Adiós a un embaucador que trató de utilizarle. Un adiós nada doloroso vista la naturaleza del individuo. Adiós al mundo que se empeñaba en ocuparle con inquietudes de todo tipo. Ella pareció despedirse para siempre al otro lado del hilo telefónico y sólo era culpa suya, por haber naufragado en aquel torrente de imparables acontecimientos, por haberse dejado dominar por sus miedos e inquietudes, por no afrontar que Ella era lo más hermoso que existía en su vida, aquello por lo que merecía la pena todo lo demás. Encendió el ordenador tras haber escuchado en profundidad el tic-tac de un reloj despertador que ya no usaba y atravesó el silencio con una canción de Havalina. El cielo de Oviedo le contemplaba impasible con su impávido e inconfundible color gris. Difícil discernir si era verano o invierno, primavera u otoño. Fue entonces, mientras se dejaba atrapar por las guitarras de la canción, que su mente empezó a dictar órdenes a sus dedos y a retomar, por fin, la novela.

MANOLO D. ABAD
Foto: AMADOR NEIRA
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 22 de agosto de 2015

 

miércoles, 19 de agosto de 2015

091 "Ella está detrás de la puerta"



Sólo una puerta entreabierta
deja escapar perfumes
tan fuertes que envenenan
y encienden mi pasión.

Algo que atrae y que da miedo,
saber que tras la puerta
encontraré el misterio
porque ella esta detrás,
porque ella esta detrás,
porque ella esta detrás.

Tras la puerta,
sé que ella esta detrás.
Tras la puerta,
sé que ella esta detrás.
Tras la puerta,
sé que ella esta detrás.

Ella quizás pueda alejarme
sueños que me torturan
y quiera descifrarme
enigmas sin razón.

Ella será el fin de mis días,
mis días más oscuros,
pues arderemos juntos
si pierdo el miedo a entrar,
si pierdo el miedo a entrar,
porque ella esta detrás.

Tras la puerta,
sé que ella esta detrás.
Tras la puerta,
sé que ella esta detrás.
Tras la puerta,
sí, sé que ella esta detrás.

Tras la puerta
sé que ella esta detrás.
Tras la puerta
sé que ella esta detrás.
Tras la puerta
sí, sé que ella esta detrás...

lunes, 17 de agosto de 2015

Rafael Chirbes (1949-2015)


Azul Hummel


Vinilo Azul. -
Azul Hummel”

En estos tiempos de fútbol moderno, sin fronteras, de multimillonarios dueños, de derechos televisivos caprichosos que nos obligan a pagar una segunda vez más o recluirnos en el bar, de pérdida de ciertos valores propios de tiempos en blanco y negro, la polémica sobre la camiseta diseñada por la marca danesa Hummel para la temporada del regreso al fútbol profesional del Real Oviedo constituye uno de esos episodios insólitos que nos devuelven al césped, al azar de una pelota manejada por dos contendientes de once y a la locura maravillosa de una afición como la azul.

Poco imaginaba el presidente en España de la marca danesa, José García, cuando anunciaba a principios del verano que el equipo ovetense contaría con un diseño exclusivo, que todo se le volvería en contra hasta el punto de tener que transformarlo. En este mundo globalizado, ya no cuela la estandarización y eso es lo que pretendió Hummel con la camiseta oviedista. Variarían los colores, pero no se distinguiría de las de otros equipos como el Cádiz, el Valladolid o el Tenerife y, muy pronto, las redes sociales echaron humo ante el dislate. Daba la impresión que los máximos mandatarios de la firma danesa no habían terminado de comprender que la singularidad del equipo azul exigía ese mismo trato en su camiseta, algo que Joma -la marca española de ropa del Real Oviedo en la temporada anterior- sí había comprendido, hasta el punto de marcarse un hermoso diseño para la tercera equipación con un homenaje al Real Stadium Ovetense y Real Club Deportivo Oviedo, origen del club actual.

Hummel puso toda su maquinaria de intendencia en justificar el dislate, en tratar de arreglarlo y callar a los aficionados. Que si diseños personalizados desde un corte, que si la personalización era del color pantone, que si había ocho piezas en la manga y en la zona del cuello, que si la realización de todo eso llevaba una gran dificultad, que si un holograma... que si pamplinas, pamplinas y más pamplinas. Justificaciones de mal jugador.

Quizás desconocían los responsables de la firma danesa lo que representa ponerse una determinada camiseta. Quizás en este mundo globalizado pueda parecer una estupidez el lucir unos determinados colores o el llevar un tipo u otro de camiseta. Se equivocan. Cuando uno ve a alguien con la camiseta azul oscura de Kelme, rememora días de gloria a principios de los 90 en Primera División, o las diversas de Joluvi, como esa equipación verdiblanca como las de Celtic de Glasgow y Sporting de Lisboa, que hacen florecer tantos buenos recuerdos. De modo que, Sr. García, se equivocaban al creer que el Real Oviedo y su afición son un equipo cualquiera al que entregar una camiseta estandarizada. Y bastante fea, por cierto. Esas horripilantes bandas en hombros y cintura. Lo del cinturón, desde luego, es una de las piezas, adornos o como quieran llamarlo más espantoso que uno ha tenido la oportunidad de ver plasmado en una camiseta.

De los colores de la segunda y tercera camiseta, mejor no hablar. Mantienen el espeluznante diseño y añaden amarillo y rosa al universo de equipaciones azul. Ese mortecino amarillo quizás encuentre compradores en algún coleccionista que desee tener una rareza en plan película de terror con la que amenizar a sus amistades. En cuanto al rosa, supongo que el Inspector Clouseau tendría algo que decir más que yo, que aún me estoy preguntando quien habrá sido el lumbreras que ha elegido semejante color y por qué.

Finalmente, los responsables de Hummel decidieron cambiar el diseño de la camiseta titular del equipo azul, otorgarle categoría a su afición y, más que probablemente, incrementar las ventas. La fidelidad tiene, a veces, el precio de considerarla un gran valor en estos tiempos descreídos y globalizados.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento dominical "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 16 de agosto de 2015

sábado, 15 de agosto de 2015

Gaviotas, palomas y ardillas

 

Vetusta Blues. –

Gaviotas, palomas y ardillas”


La ciudad asiste a una nueva colonización animal. Seguro que a muchos de ustedes les habrán despertado a temprana hora los inconfundibles graznidos de las gaviotas. Quizás, como en una continuación placentera de un sueño, han pensado que se encontraban en algún lugar de la costa. Pues no, ya están aquí: las gaviotas han hallado cómodos techos lisos en la ciudad donde poner sus huevos sin problema y reproducirse de manera desmedida. Rotos los ecosistemas, las gaviotas buscan y encuentran otro tipo de alimento, diferente al marino donde producen el necesario equilibrio de la naturaleza. Pero, ahora, perseguida su peligrosa y desmedida reproducción en la vecina Gijón, se atreven a internarse en el interior, en Oviedo, con las consabidas molestias para los habitantes de la ciudad.

Pero la palma en cuanto a animales invasivos y nefastos para la vida de una ciudad se la llevan las palomas, cuya extraordinaria e imparable capacidad procreadora trae un sinfín de molestias a los ovetenses. Recuerdo hace muchos años, en la vieja casa de mis padres en la calle San Bernabé cómo contemplé durante meses la erosión que las palomas eran capaces de producir. Me asomaba, día tras día, a la ventana del despacho de mi padre, contigua a la de mi pequeña habitación, para verlas, pica que te pica, horadando la superficie del alero del tejado aledaño. Comprobé cómo el hueco iba haciéndose mayor, cómo iban destrozando toda la superficie arquitectónica, hasta lograr un hueco de enormes dimensiones donde cada vez más se acumulaban nuevos ejemplares del destructivo animal. Ahora, la extensión es tal que ni tan siquiera tiene uno un momento de descanso cuando puede disfrutar del placer del terraceo por la ciudad. Tal es el descaro que se marcan en su peculiar colonización, que resulta casi imposible tomarse algo sin tener que espantar al molesto animal. En la zona de la calle Caveda o en la plaza del Riego, el asunto toma un cariz pesadillesco que ríase usted de la célebre película de Alfred Hitchcock “Los pájaros”. Se sitúan sobre las mesas, comen –sin importarles la presencia de seres humanos- de las tapas que se ponen a los clientes y, en definitiva, molestan uno de esos momentos de placer que esta vida nos permite aún a la mayoría de ciudadanos: el tomarse algo con tranquilidad en una terraza. La colonización ya se ha hecho realidad en el Campo de San Francisco, donde han invadido, con su habitual descaro, el estanque de los patos y señalado su terreno con esa soterrada agresividad que guardan para no dar un paso atrás tras una falsa estampa de placidez.

Todo lo contrario de lo que les sucedió a las pobres y simpáticas ardillas que hace unos años quisieron introducir en el propio Campo de San Francisco. Sucumbieron y se echan de menos su elegancia y discreción frente a estas aves parásitas, extremadamente molestas y muy nocivas para la ciudad, sus habitantes y su propia proyección turística.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 15 de agosto de 2015

viernes, 14 de agosto de 2015

martes, 11 de agosto de 2015

Then Come Silence "Strangers"

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Autour de Lucie "C´est là que je descends"



C´est là que je descends
je te laisse mon sourire et mon sang
Je m´en vais le coeur léger je m´envole
comme l´oiseau que tu aimais me montrer

C´est là que je descends
porte-toi bien deviens le plus grand
Je regarderai souvent par ici
tu m´entendras dans le vent
c´est promis

Tu sais tout ça n´existe pas
ce ne sont que des images
un jour peut-être tu comprendras
et tu connaîtras ce voyage

C´est là que je descends
prends soin de m´aimer longtemps
L´air du crépuscule est doux
l´infini s´impose à nous

lunes, 10 de agosto de 2015

Una prestosada de festival


Crítica. Música. -
 
UNA PRESTOSADA DE FESTIVAL”
2º Prestoso Festival
Xedré, Asturias.
7 y 8 de agosto de 2015.

El Prestoso Festival es una convocatoria diferente dentro del mapa festivalero estatal. Frente a la retahíla de nombres quemados ya por el verano festivalero, el Prestoso se distingue por buscar artistas con proyección y ganas en un entorno idílico cerca del Parque Natural de Muniellos, con un soberbio sonido y precios muy asequibles. La comodidad de una propuesta íntima, casi familiar, sin multitudes maleducadas y muchas ganas de escuchar y descubrir nuevas sensaciones musicales le otorgan al Prestoso esos galones de distinción.
La representación asturiana estuvo a gran altura: el after-punk infeccioso y chirriante de Las Nurses les situó entre lo mejor de esta segunda edición. Presentaron, entre el orbayu, temas de lo que será su segundo álbum, más oscuro y denso aún que su repertorio precedente. Por su parte, One For Apocalypse y sus parajes de atmósferas envolventes se apoderaron de las impresionantes montañas donde se ubica el recinto para entrelazarse en una propuesta muy sugestiva. 



Los argentinos Él Mató A Un Policía Motorizado salieron vencedores con su rock de guitarras, hipnóticas en ocasiones, viscerales en otras, con un repertorio que sedujo a la mayoría del medio millar de asistentes. Havalina son punto y aparte, una clase guitarrera insólita en el panorama alternativo, muy personales, con un show sólido, sin fisuras y de gran potencia. Las guitarras de Manuel Cabezalí transportan a un mundo propio con un musculoso registro y de alta capacidad de sugestión. Trepàt fueron otros de los destacados, que hubieran arrasado si les hubiesen situado en el cartel un poquitín más tarde. Su contagioso rock bailable causó estragos aunque no hubiera llegado la noche aún. Muy divertidos.



Entre las decepciones, los esperados Tulsa, ahogaron su peculiar lírica en un océano de teclados que no le conviene precisamente a la personal propuesta de Miren Iza. Poco bueno fue también lo de Crudo Pimiento, tan friquis como su nombre. El rock cavernícola de Islas Marshall podría resultar excitante si dejasen de comportarse como en un deslavazado ensayo. Los murcianos Perro y su plano noise-rock obraron el milagro de sonar mal, supersaturados en un festival donde el sonido había conseguido brillar al más alto nivel.



La segunda edición del Prestoso Festival se cierra con la esperanza de poder afianzarse como una convocatoria diferente, para exquisitos de lo alternativo, alejados de la ortodoxia indie-tex festivalera habitual. Una mágica y maravillosa isla en plena montaña del suroccidente asturiano. Una verdadera delicia.

MANOLO D. ABAD
Fotos: M. D.A.
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 10 de agosto de 2015



sábado, 8 de agosto de 2015

Gastrolío

 

Vetusta Blues. –

Gastrolío”

De aquellos polvos, estos lodos. Y ya tenemos una nueva polémica: la de Gastromateo. Y vamos comprobando cómo esas novedades que navegaban en la deslizante y peligrosa frontera de lo público y lo privado para beneficio de unos pocos en los últimos tres años, van siendo desenmascaradas como una operación para cambiar las fiestas de la ciudad. Sin disimulos y para beneficio de unos “principales”, que también podrían ser calificados como “afines”. Pero llegaron los radicales del caos y se destapó la caja de Pandora. 

En el caso de Gastromateo -esa feria gastronómica con chiringuitos de algunos establecimientos de la ciudad bajo el paraguas de Hostelería de Asturias- nos hallamos ante el ejemplo preclaro de cómo no existe una sola voz representativa en el gremio, tal y como pretendían convencernos los antiguos dirigentes de la ciudad. De repente, tras veinticuatro años de régimen, muchas voces se atreven a alzarse contra la actuación de una aparente patronal que ha mudado su piel a organizadora de eventos. Y no es una asociación aislada, sino varias, las que se levantan contra los modos de Gastromateo: los hosteleros de Gascona, los de la Ruta de los Vinos, los del Antiguo, los del Fontán y los de la Asociación Unión y Defensa de Hosteleros de Asturias. También, algunos de la Avenida de Galicia. Vaya, parece que ese representativo bloque sin fisuras al que los antiguos rectores de la ciudad aludían presenta grietas, graves y grandes grietas. Parece que esa tendencia de quienes estuvieron veinticuatro años mandando a su antojo en la ciudad no era la que deseaban muchos ovetenses. Que las cosas no son blanco o negro, sino que hay matices de grises y en ellos no están cómodos quienes se acostumbraron en estos últimos veinticuatro años al mando y ordeno. A un blanco y negro demoledor, que ha terminado por hartar a la ciudadanía.
 
Algún hostelero aporta el testimonio de un deseo de acabar con los chiringuitos clásicos que revolucionaron el modelo de fiestas durante el gobierno de Antonio Masip y que sufrieron un tremendo acoso bajo el mandato de Agustín Iglesias Caunedo. Parece que el oscuro deseo de Gastromateo era, según esos testimonios, un intento de acabar con los chiringuitos que diversas asociaciones de la ciudad ponen en marcha durante las fiestas. Lo cierto es que su presencia sólo sirvió para agravar el deterioro del mosaico de Antonio Suárez y para engrosar las cuentas de un grupo de privilegiados.
En su plan por acabar con las fiestas populares, el anterior equipo de gobierno construyó un edificio por el tejado: sin un recinto adecuado para conciertos de pago, se embarcó en una carpa multichachiguay con oscuridad en las cuentas y constante polémica; sin un terreno preparado para eventos, propició Gastromateo en pleno Campo de San Francisco –ese espacio recurrente mancillado a conciencia por los anteriores dirigentes de la ciudad durante sus veinticuatro años de rodillo-. Da la impresión de que se actuó con prisas, con extrema precipitación para acabar con un modelo que ha acompañado a los ovetenses durante los últimos treinta años. De eso, y de la rendición a atrabiliarios y codiciosos personajes, llegan ahora estos lodos.  
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 8 de agosto de 2015
  

miércoles, 5 de agosto de 2015

Havalina "Ulmo"


domingo, 2 de agosto de 2015

Las canciones de nuestras vidas

 

Vinilo Azul. –

Las canciones de nuestras vidas”


Pablo Moro me honra con su invitación para una entrevista en la emisión debut de su programa en RPA “Esperando que pare” –cada domingo como hoy a las 8 de la mañana- en la que hablaremos de tres canciones importantes en mi vida. Difícil elección para quien la música supone un espacio fundamental en su vida. Me cuesta elegir entre tantos temas, entre tantos momentos clavados a fuego en la memoria que salen a la luz tantas veces con el sonido de una canción.

En sus últimos artículos antes de morir, Francisco Umbral insistía en su idea de una juventud perdida que se enroscaba en una banda sonora de su vida sin querer interesarse por nada más. Poco imaginaba el gran escritor madrileño que la situación se transformaría en algo mucho peor. La música dejaría de suponer algo en las vidas de una gran mayoría, para convertirse en un ruido de fondo, a ser posible reducido a un ritmo básico donde no cabrían ni sentimientos ni memoria. Desprovistos de ese nexo, los seres humanos han empezado a ser clones de sus propios robots, sin ser capaces de sentir emoción, sin poder evocar la memoria, su memoria, que es la que les devuelve a parte de lo mejor de la vida.

Tuve que seleccionar tres canciones entre cientos que tantas experiencias vitales me traen a la mente. Tiempos de apuro, días de dudas, momentos placenteros, instantes mágicos… todos aguardan una señal que abre una puerta al compás de una canción. La soledad doliente del “Alone again or” de Love –y la gran versión de los Damned-; un estreno en Oviedo para contemplar en los cines Brooklyn el biopic de Oliver Stone junto a ella enfundada en su abrigo verde al sonar “Love her madly” de los Doors; el concierto en Londres de Nick Cave & The Bad Seeds en 1993 en Brixton Academy, perdidos en las calles de la capital inglesa bajo un tremendo aguacero siempre que suena “Let love in”, que el australiano errante y sus compinches estrenaron en vivo esa noche; el rechazo definitivo a una mujer que fue un grandísimo error que tanto tiempo me hizo perder y tantas lágrimas derramar una noche de concierto en el Festival de Cine de Gijón con Six By Seven cuando escucho “Bochum”. Son sólo algunos ejemplos personales, pero acabo por escoger “El sueño” de Nacha Pop, “Do you love me? Part 2” de Nick Cave & The Bad Seeds y “Slide off the end” de Black Swan Lane. En el tintero se queda el “It´s for you” de los asturianos Traveling Zoo, dado que el generoso tiempo radiofónico no da para más.

La canción posee esa atadura emocional con un poder superior a la poesía, al cine, a la novela o a la pintura. Puede reaparecer en cualquier momento, en el más insospechado o buscarse por nuestra propia voluntad de evocación, o incluso por la necesidad de liberar un peso emocional que al sonar el tema elegido consigue escapar de nuestro interior. Quizás a algunos todo esto les parezca algo ridículo, aunque lo que debería resultarles es preocupante. Preocupante el no ser capaces de sentir nada, preocupante el no lograr estremecerse y evocar una parte de su propio ser, preocupante discurrir por la vida como un insensible robot. Eso, y mucho más, nos entregan muchas canciones. Destapar un tarro de esencias casi como esa piedra filosofal que con tanta insistencia buscaron los alquimistas. Mientras escribo esto suena “Make me your song” de Black Swan Lane y casi creo tener a mi lado la visión de sus ojos contemplándome, ensimismada, a la vez que tecleo el último párrafo de este artículo. 

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 2 de agosto de 2015

sábado, 1 de agosto de 2015

Los mensajeros del apocalipsis

 

Vetusta Blues. –

Los mensajeros del Apocalipsis”


Por doquier, hasta de debajo de las piedras, quién sabe si desde las profundidades de las ruinas del spa del Naranco, surgen voces que nos alertan del peligro que se cierne sobre la ciudad: el desgobierno. El alcalde no es sino una mera pantalla en manos de Somos, Oviedo se ha entregado a la anarquía y al caos y el gobierno municipal no ha existido en este mes de vida del tripartito (añadan la coletilla “radical”). Gritos e infundios de telepredicador que auguran un futuro negro para nuestra ciudad. ¡Cuidáos, hermanos, han llegado los radicales y el caos con su desgobierno e insolvencia!
Toda esta pataleta estúpida no resultaría grotesca y hasta indignante, si no fuera porque el panorama desolador que dejaron quienes ahora se rasgan las vestiduras -como en el más rancio espectáculo de unos mensajeros del Apocalipsis por arribar- no hubieran cometido tal cantidad de excesos, de abusos y de caprichos que hipotecaron a la ciudad y la dejaron tal cual está: hecha unos zorros. Y la labor de reconstrucción no se realiza en el tiempo de un chasquido de dedos. Eso, quizás, habrá que dejarlo a los telepredicadores del caos, a los mensajeros del Apocalipsis que está por llegar. Esos que callaban ante atroces barbaridades como la gestión (¿sensata?) de la siniestra empresa Cinturón Verde; los que miraban para otro lado ante caprichos a coste de oro –para todos los contribuyentes ovetenses- como el Asturcón; quienes cerraron la boca cuando se planeó horadar el Campo de San Francisco para construir un parking con el que pagar pufos del tipo Villa Magdalena, sin importarles que se cargaran el pulmón y corazón de la ciudad.
Esos son los que ahora nos hablan de solvencia, sensatez y buen gobierno. Los mismos que estando “en funciones” se saltaron toda ética, para cerrar todo tipo de contratos con los que dejar atados y bien atados muchos compromisos clientelistas. Estos son los telepredicadores del caos, los mensajeros del Apocalipsis, que aparecen por doquier cacareando las virtudes del buen gobierno, de la seriedad, de la sensatez y de la solvencia. Estos son los que alzan con soberbia su voz, a la busca de un pábulo con el que justificar tantos y tantos desmanes de un régimen que ya agotó todo su crédito en la ciudad. Me sorprende que aún existan, que alcen la voz, que traten de imponer unas lecciones que jamás se aplicaron a sí mismos pero que tratan de adjudicar a los demás con el descaro de quien siempre tuvo excusa para justificar el injustificable expolio de la ciudad. Con lógica de telepredicador del caos, con la delirante visión de los mensajeros del Apocalipsis.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 1 de agosto de 2015