lunes, 30 de marzo de 2015

Aguafiestas


Crónicas de Vestuario. –“Aguafiestas”


Definitivamente, al Real Oviedo no le van las celebraciones. Cumplía el club azul años y celebraba con la pasión marca de la casa, la de quien ha sobrevivido a tantas circunstancias azarosas que pusieron a los azules al borde del precipicio. Bien está celebrar, y con una magnífica entrada de casi veinte mil almas. Pero, ya saben, no hay celebración sin aguafiestas. Y a un necesitado Unión Popular de Langreo le tocó el papel de aguafiestas. Y en él se esmeró con disciplina ultradefensiva y sacrificio total en pos de anular el gran caudal ofensivo y de creación con el que nos han acostumbrado los carbayones esta temporada.


Con el gran desempeño táctico de los langreanos en la primera parte, un jugador como Omgba –con innegables virtudes que ya hemos resaltado desde estas mismas líneas- se perdió en la maraña del centro del campo hasta diluirse. Añádase un Héctor Font que se movió como nunca pero que jamás halló soluciones y tengamos lo visto en una primera parte para el olvido. Para bajar las burbujas del champán de la celebración y ponernos en la tesitura de lo que puede llegar a ser una eliminatoria de play-off. No nos van a estar esperando unas hawaianas con collares de flores, no. Todo va a ser arduo y trabajoso. El sufrir tiene color azul, las celebraciones deben tener otros colores que los aficionados carbayones no hemos conocido nunca.


Para la segunda mitad tocaba apretar, arriesgarse. Y los de Egea se afanaron en ello. Pero no era el día. Como si se tratase de una resaca anticipada, aparecieron los postes, los fueras de juego, los errores propios y los aciertos de un enorme Adrián Torre, dispuesto a convertirse en el gran valladar del equipo visitante.


Al final, como siempre hemos repetido muchas veces en esta columna, nos agarramos a ese dicho futbolístico que tantas veces les he recitado. “En la rula no preguntan, apuntan”. Un punto más, uno más de ventaja con el Real Murcia, y a bajarse al sur a un enfrentamiento directo que no será decisivo. Ese es el gran valor. Miren el resto de las clasificaciones. Seamos positivos sin lanzarnos a sacar el cava de la nevera. Reservémoslo para el día “d” y la hora “h”. Olvidémonos de las celebraciones. Cantemos el “All tomorrow´s parties” de la Velvet mientras contamos los días de primavera que nos quedan hasta que llegue la gran jornadaa. Mi colega Jorge Alonso pincharía la apocalíptica versión de Nick Cave & The Bad Seeds con toda seguridad. Y a mí me quedarían muchas más canciones para cuando llegue el gran día. Hasta entonces, calma, paciencia y mucha positividad. Ya falta menos. Y, entonces, desbórdense las emociones, que todos los que tenemos el corazón azul nos lo hemos ganado.


MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 30 de marzo de 2015

sábado, 28 de marzo de 2015

Hoy en Avilés


MDR


Vetusta Blues. –“M.D.R.”

Supongo que no conocen estas siglas: M.D.R. Pero creo que a partir de ahora comenzarán a serles familiares: M.D.R.: Mal de Desinterés Ruinoso. Mal de desinterés Ruinoso en contraposición a B.I.C. (Bien de Interés Cultural).La Plaza de Toros de nuestra ciudad, Oviedo, se ha convertido en el ejemplo preclaro de lo que ocurre cuando los intereses políticos más sucios se empeñan en manchar lo que debería ser el interés general de los ciudadanos, de dos barrios ovetenses como el Cristo y Buenavista y, por supuesto, de la propia capital del Principado de Asturias.

Son muchos los artículos que desde esta columna bautizada “Vetusta Blues” le hemos dedicado a esta plaza de toros en ruinas, con la esperanza de que se levante ese B.I.C. que anula cualquier posibilidad de supervivencia a un lugar ideal para ampliar las posibilidades de la ciudad. De la ciudad, no de ningún partido político en concreto. Porque eso es lo que parece que algunos han decidido dilucidar: si se mantiene con pertinaz (e incomprensible) contumacia el dichoso B.I.C. sobre la plaza, se perjudica al alcalde y su partido político, con la vana esperanza de alcanzar algún que otro rédito político, que las elecciones están a la vuelta de la esquina. Y todo argumento, aunque sea tan asqueroso como el colapsar un lugar con enormes posibilidades y dejar que la ruina lo destruya lentamente. Y, miren ustedes, no. La perjudicada es la ciudad de Oviedo. Los perjudicados somos los ovetenses. En especial, los residentes en el Cristo y Buenavista, que contemplan con estupor cómo por unos dudosos criterios administrativos y culturales un edificio que podría ser muy útil para la ciudad se va cayendo lastimosamente, entre la mugre y el abandono. Pero ciertos políticos parecen haber encontrado un supuesto filón para sacar un partido miserable y que sólo perjudica a la propio Oviedo y dos de sus barrios. Y su correa de transmisión administrativa hace el resto.

Y, mientras la construcción se viene abajo, comienza ese show de pim-pan-pum del “y tú más” del que nos declaramos sencillamente hartos. Aquí sólo deberían existir dos posturas: a favor de Oviedo, o contra Oviedo. Lo demás deberían ser paños calientes de una disputa artificiosa e insana que lleva lastrando desde hace demasiado tiempo la política en la ciudad. No quiero ni pensar lo que ocurrirá cuando otros enclaves trascendentales para el crecimiento de la ciudad se pongan en juego, como los terrenos de La Vega, la Fábrica de Gas o el antiguo Huca. ¿Merecemos esta mezquina y desnaturalizada disputa los ovetenses? La respuesta es no. Cuitas políticas de ínfima categoría para enredar aún más problemas que requieren un mayor calado, mayor visión de futuro, proyectos serios por encima de disputas políticas que deberían ser nimias ante el valor de lo que pueden suponer para la ciudad. Un poco de sensatez y generosidad, señores.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 28 de marzo de 2015

sábado, 21 de marzo de 2015

Caso


Vetusta Blues. –
“Caso”

Lo vaticinábamos hace una semana, pero no esperábamos que este panorama preelectoral en Oviedo fuera a ponerse tan interesante. Son muchos años de un régimen que ve sus cimientos resquebrajarse y la situación provoca movimientos por doquier, una agitación de lo más efervescente que entrega sorpresas inauditas como la presencia en la lista electoral de Somos Oviedo –marca de Podemos en la capital del Principado que concurrirá junto a Equo a las municipales- de Ángeles Caso. Todo un terremoto mediático que removió el principio de esta semana en la ciudad.

Pero, más allá de los destellos mediáticos que configuran la realidad de 2015, llegan las preguntas, las dudas y, sobre todo, la reflexión profunda que debería imponerse como máxima para los análisis. Porque muchos, absorbidos por la prisa de la actualidad, se quedan en esa superficie donde los focos ciegan y la precipitación confunde.

Digno es de aplaudir que haya personas que decidan tomar partido por una opción, que la razonen, la expongan y la apoyen. Más dudoso es que se queden en un limbo donde, como en la canción de The Clash “Should I stay or should I go” permanezcan en una zona tibia donde ni te mojas ni te quemas, sólo apareces. Tras todo el ruido mediático de la presencia de la escritora gijonesa en la lista municipal ovetense, las dudas se acumulan. Más aún: las preguntas. Porque, veamos: ¿qué visión posee Ángeles Caso de Oviedo? Resulta difícil que alguien que vive en un lugar de la provincia de León esté al día de la realidad cultural de la capital del Principado de Asturias tras décadas fuera de la ciudad. ¿A cuántos escritores nacidos en Oviedo o residentes en la ciudad después de 1959 –pongo su año de nacimiento como referencia- conoce o ha leído? ¿Artistas plásticos, músicos, actores, cineastas? ¿Ha estado alguna vez en la Lata de Zinc? ¿Conoce los proyectos para la Fábrica de Gas? ¿Ha leído “Jugadores de Billar” del recientemente fallecido José Avello?

Dicen que va a permanecer en un discreto lugar en la lista de Somos Oviedo. A mí sólo se me ocurre uno de los muchos refranes que, seguro, esta vez sí, le serán familiares: no se puede estar en misa y repicando. Si existe un compromiso de Ángeles Caso con la ciudad, con Oviedo, lo primero debería ser dar la cara en primera línea. Aunque sólo fuera por una cuestión de credibilidad. Que de postureos ya estamos muy saturados, oiga. A izquierda, a derecha, al centro. Lo segundo, que descubra ese Oviedo cultural subterráneo que ni es la ópera, ni ese carpetovetónico rumor de aromas clarinianos, sino el de un montón de gente que trata de agitar esta ciudad que no está tan dormida como algunos pretenden. El compromiso, que sea real. No una operación de automárketing e imagen ni de postureo guay.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 21 de marzo de 2015

lunes, 16 de marzo de 2015

El juego de la paciencia


Crónicas de Vestuario. –

“El juego de la paciencia”

Afrontar el tramo final supone encontrarse con partidos complejos donde nadie va a darse por vencido. Hay mucho en juego en todas las posiciones de la tabla y las diferencias se acortan. No se regala nada y cada punto se gana con el mayor de los sudores. Llegaba el Marino en última posición dispuesto a intentarlo, enquistado en la plaza de colista, pero deseoso de recortar las gigantescas distancias que le separan de una salvación casi utópica. Pero si existe un deporte donde los milagros y las proezas puedan darse, ese es el fútbol. Por su parte, el Real Oviedo afronta desde lo más alto el reto de seguir líder, de saberse superior si mantiene su concentración y su nivel de juego. Y, por supuesto, esa racha sin perder de catorce encuentros consecutivos.


Podría parecer una balanza desigual y el aficionado engañarse con la tentación de un paseo sin bajarse del autobús, como en esa frase de Helenio Herrera elevada a clásico futbolero. Pues no, mono de trabajo, fe, concentración y esfuerzo. No hay paseos posibles y todos los equipos vienen a presentar en el Tartiere su mejor imagen. El Marino, con bastante disciplina táctica y el sacrificio constante del mejor Espolita de la temporada en todas las ayudas, consiguió salir indemne hasta bien entrada la segunda parte. Cierto es que el once azul tuvo varias en el primer acto, pero no estuvo con la contundencia habitual.


Salió con más fe y empuje en el segundo período, consciente de que no sólo es la paciencia sino también la determinación la que podía decantar el partido del lado del líder. Ahí estaba Linares para volver a anotar y decidir el choque. El Marino se diluyó en sus dudas y acabó por ceder, provocando un carrusel de ocasiones desaprovechadas. Hubo algo de egoísmo en algunos jugadores azules, también cierta precipitación y hasta la oportunidad de que Rafa Ponzo se luciera. Los de Luanco habían perdido su confianza y fruto de ello, de las urgencias de una mala clasificación, llegaban los errores. En un clamoroso fallo de Boro, Manu Redondo aprovechó para anotar el de la tranquilidad. Y disfrutar del relajamiento y de tres puntos más para seguir ditanciando a cinco a un Real Murcia empeñado en mantener el ritmo. Ni siquiera un lío de Esteban al final, provocando un libre indirecto tras el acoso de un Draman que había desaprovechado una ocasión clarísima minutos antes, consiguió inquietar a los de Egea. El entrenador azul aprovechó los últimos minutos para pruebas tácticas y seguir probando las posibilidades ante todo lo que se avecina. Decía el poeta y erudito italiano Giacomo Leopardi que “la paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo”. Toca tiempo de paciencia y de concentración, a la espera de rematar toda la faena construida, con gran esfuerzo, en estos pasados meses.


MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: PABLO LORENZANA
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 16 de marzo de 2015


domingo, 15 de marzo de 2015

Cumpleaños


Vetusta Blues. –“Cumpleaños”


Tomémonos un necesario respiro ante la batalla (electoral) que se prevé más dura que nunca en mi ciudad. Es el momento de celebrar un año más en este mundo. Hay quien prefiere ignorar la celebración de su cumpleaños, pero a mí siempre me ha parecido un día para sentirse muy bien, el momento ideal para percibir el calor de quienes nos aprecian, nos valoran, nos quieren. Es un día donde los recuerdos afloran casi como en una de esas pelis francesas de Claude Sautet con la magnífica Romy Schneider. Amores, amigos, amistades, vida. Disculpen que no pueda evitar mi afrancesamiento, muchos años en esa indispensable institución en Oviedo que es la Alianza Francesa consiguieron no sólo hablar el idioma sino adorar su cultura.

Aquí está mi círculo íntimo, más no cabían, y muchos y muchas desde diversas partes del planeta me mostraron su cariño hasta la cita de esta noche en el Boca a Boca. Todos ellos, los que me agasajan en persona, quienes me muestran su cercanía en las distancias largas, consiguen hacerme sentirme bien, dan sentido a este camino tortuoso pero rico que me ha llevado hasta aquí. Los amigos y la familia son tesoros que nadie debería desperdiciar, salvo en casos tristes y opresivos que sólo Paul Schrader podría describir. Para quienes hemos tenido la suerte, la gran suerte, de encontrar ese tesoro, sólo nos queda cultivarlo, dar lo mejor de nosotros mismos, a flor de piel, a pecho descubierto, sin disimulos ni convenciones sociales, abiertos para embriagarnos de ese poder que, en los requiebros de esta vida tan llena de embustes, a veces no sabemos valorar.

Ha sido un día de trabajo, de mucho trabajo, de bendito trabajo. Sólo un pequeño intermedio para invitar a comer a mi madre, tesoro entre tesoros, que siempre cumple con las tradiciones de un día como hoy: tarta y cava. Ella está allí, siempre, incondicional, y esa es la mayor de las riquezas. Recuerdo los días de pequeño, las grandes fiestas de cumpleaños, cuando muchos invitados no podían permitirse esos fastos. Entonces no se hablaba de crisis, sólo de humildad, de tirar hacia delante, de salvar el día a día. Y doy las gracias por estar aquí, frente al ordenador, con todas esas músicas, apurado esperando que mi querida compañera de RTPA Leonor Suárez me diga algo de su próximo reportaje para ese lujo de programa que es “Asturias Semanal”. La cosa va de pesca y resulta difícil encontrar la música adecuada. Esta misma noche comprobarán si el esfuerzo ha merecido la pena. Trabajar en equipo, aportar tu granito de arena, de una entrega que siempre es un valor añadido, tan diferente al de quienes nos enfrentamos a la página en blanco.

Tras la opípara cena, recogidos los currantes como Rubén o Ernesto, con Lauren dando color y sonido con sus voces –nadie se cree al verle en plena explosión noctámbula que es un excelso y sentido poeta- y Natalia y Dani como presencia discreta pero esencial en el Sol y Sombra donde Rubio atiende –y no es costumbre de la casa- a mis peticiones musicales, de las que toma nota, disfrutamos del momento. El gran día se acaba en ese lugar emblemático y necesario que es el Diario Roma. No está el grandioso Salgado, pero Basi hace los honores con una botella de cava y me dedica una canción de los Screaming Trees. Me siento querido y preparado para afrontar este carrusel de trípticos, vallas, promesas y ocurrencias diversas. Discúlpenme hoy, en mi cumpleaños, la licencia de rotar el mundo en mi dirección. Estén seguros que pronto, muy pronto, una semana, la actualidad, la trepidación de este período preelectoral nos arrastrará con todo su estruendo.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 14 de marzo de 2015

miércoles, 11 de marzo de 2015

Luz de sol


Crítica. Música. –
“Luz de sol”

COOPER
Lata de Zinc, Oviedo.
Domingo 8 de marzo de 2015.

En cualquier país la pervivencia de un creador como Alejandro Díez sería motivo de veneración. Aquí, la reverencia ha de ganarse día a día, en distancias cortas, con cada nuevo paso que va convirtiendo a su proyecto Cooper en una realidad muy grande. El pop efervescente, vitalista y guitarrero se perdió en un túnel del tiempo donde se quedó olvidado aquel magnífico trabajo de Nacha Pop “Buena disposición”. Desde entonces, pocos han sabido recuperar como Cooper canciones con fuerza y personalidad, esplendorosas canciones de pop radiante e inteligente. Díez es capaz de componer muchas de ellas o, incluso, de retomar temas como “Nosotros” de Javier Sun –incluido en su último trabajo, el mini-álbum “UHF”-, con el que abrió un concierto que fue toda una lección magistral de cómo hacer sonar a dos guitarras un repertorio excepcional. Crecido en las distancias cortas, con un sonido vigoroso, Cooper entregó uno de esos conciertos para recordar.


Con su reciente “UHF” en las tiendas, el cuarteto leonés dio cumplida cuenta de un concepto a recuperar: el de canciones redondas, brillantes, luminosas. La mañana de aperitivo ovetense, en una atestada Lata de Zinc, con niños correteando por todas partes y padres entregados a la alquimia de Alejandro Díez y su banda, fue el marco perfecto para una formación necesaria en estos tiempos de confusión. Pop revitalizador para enfrentarse a los dilemas cotidianos, con gran personalidad. Necesarios, muy necesarios, al fin y al cabo, otorgaron una sesión espléndida, magnífica, que se culminó con un esplendoroso segundo bis. Sensacionales.

MANOLO D. ABAD
Fotos: M. D. A.

sábado, 7 de marzo de 2015

El Campo protector


Vetusta Blues. –“El campo protector”


La ciudad parece querer desperezarse de su letargo invernal con los primeros tímidos rayos de sol. El mes de febrero oscureció el cielo ovetense con la mayor pluviosidad desde que se conservan los registros actuales y miramos a la bóveda azul con la misma esperanza de que se resuelvan muchos de los problemas que atenazan a la ciudad. Antes de abrir para que entre el aire por las enormes claraboyas a través de las que la luz invade mi casa, contemplo a un hermoso petirrojo aleteando, frenético, tratando de mantenerse en el aire. Suena en mi equipo “La voz de él”, enorme canción del no menos grandioso nuevo disco de Havalina. Es el momento de encaminar mis pasos hacia el Campo de San Francisco y embriagarse de su luz, sus aromas, su visión, que incitan a la mente a abrirse a los pensamientos.

Entre los grandes desconocidos de los ovetenses, poco dados a valorar como se merecen sus tesoros, el pulmón de la ciudad se erige como uno de los más ignorados. La antesala de la primavera y un día soleado son ideales para perderse en sus paseos, para dejarse llevar y olvidarse de las urgencias de este período preelectoral tan cansino, a la busca de protagonismo mediático al –caro- precio que sea. Disfrutar del deambular de los patos en el estanque, con sus múltiples colores, tan distintos de los estereotipados cisnes, indiferentes a la colonización incesante de las estúpidas palomas… Algunos imponen sus cánones de belleza, de vida, pretendiendo una masa de estandarizados cisnes, torpones a la busca de una admiración que se congela en unas formas talladas sin libertad. Los patos… ¡esos sí que nos cautivan! Con su explosión de colores o de grises, con esa capacidad suya de adaptación que sólo los todoterrenos son capaces de mostrar: tierra, agua, aire.

Benefactor Campo de San Francisco, donde los operarios -ya no sé si llamarlos municipales, dadas las fronteras difusas de público y privado que asolan a la ciudad- se esmeran en echar tierra nueva para hacer revivir a este lugar maravilloso, bendición para los ovetenses. Entre las múltiples estatuas del recinto, me quedo con la sobriedad de la de Armando Palacio Valdés y, por supuesto, con la del Amor y el Dolor a la que tanto partido literario se le podría extraer. “Desde que se cesa de luchar por ella, la vida ya no tiene sabor”, decía el escritor de Entrialgo, y a esa pelea nos aferramos, conscientes de que no nos vamos a batir en un cuadrilatero, a pecho descubierto, sino que nos estarán esperando en callejones oscuros con las armas afiladas. Por eso, el recorrido a campo abierto, entre árboles y estatuas, nos reconforta de los taimados que esperan su momento en las sombras; de esos que, enquistados en la raíz -más allá de idearios que son sólo papel mojado frente a la nómina mensual- tienen miedo de que sobrevenga un cambio a la ciudad.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 7 de marzo de 2015

jueves, 5 de marzo de 2015

Cooper "Cuando duerme junto a mí"



Cuando duerme junto a mí
y las horas pasan sin sentir.
Yo le cuento la verdad
porque sé que no me puede oír.
Desde el fondo de mi ser
las palabras brotan sin pensar.
Y me siento tan feliz
que hasta tengo ganas de llorar.

Cuando está durmiendo junto a mí
yo dibujo en su piel
cientos de espirales de color
que nadie más puede ver.

Cuando duerme junto a mí
me pregunto que pudo pasar.
La distancia entre los dos
casi ya no existe en realidad.
Mientras llora la ciudad
me acompaña su respiración.
Y su dulce aliento da
rienda suelta a mi imaginación.

Cuando está durmiendo junto a mí
yo dibujo en su piel
cientos de espirales de color
que nadie más puede ver.

Guardo cada instante
de esta noche sin final
entre mis recuerdos
en un frasco de cristal.

Envuelto en la oscuridad
casi puedo verla sonreír,
y me siento estremecer,
ojalá que esté pensando en mí,
ojalá que esté pensando en mí,
cuando está dormida junto a míííí...

martes, 3 de marzo de 2015

Los clavos de la paciencia


Crítica. Música. –“Los clavos de la paciencia”


TORMENTA FEST
MARAZU + ALFREDO GONZÁLEZ
Teatro Filarmónica, Oviedo.
Sábado 28 de febrero de 2015.

Se palpaba la expectación en la segunda jornada de este Tormenta Fest que ha animado este Oviedo que aparenta dormir pero que anhela reverdecer unas inquietudes culturales que, al margen de encarnizadas batallas políticas, siempre ha estado ahí, bien en letargo, bien deseando brillar.

Abrió Jorge Marazu, músico abulense con muchas conexiones con Asturias que comenzaron con… ¡una eliminatoria de fútbol! Porque el cantautor visitó el Carlos Tartiere como guardameta suplente del Real Ávila. La vida da muchas vueltas, tantas como las que contaba Josele Santiago en aquella legendaria “La cuenta atrás”: “El mundo rula/ y al caer/ se muerde la cola”. Marazu, valiente defensor de una canción española que hunde sus raíces muy dentro, se atreve con lo que pocos podrían: con reivindicar la naturalidad en géneros que el paso de los años –y de una industria voraz- han terminado por deformar en obsoleto cliché. Normal que su despedida reivindique el hecho de defender la copla sin ser folklórico ni flamenco. Con su versión de “La Bien Pagá”, hizo realidad su reivindicación. Cuando se libere de ciertos almibarados convencionalismos en sus letras, ganará un innegable peso específico.

Era la primera vez que Alfredo González pisaba las tablas del coliseo ovetense y se notó en su nerviosismo. La existencia de los creadores obliga a vivir cada noche como si fuera la última, una especie de ruleta rusa inclemente que no perdona nada más que el hoy. Con la tercera canción del set –“Lo tengo merecido”- la turbulencia emocional de Alfredo pareció calmarse y así mostrar las virtudes de un repertorio eléctrico, a dos guitarras (Javi Vallina y Rubén Bada), secundado –por fin en este festival- por una base rítmica (¡ah, batería y bajo!) tan coriácea como la de Antón Ceballos y Wilón de Calle, donde queda la rabia –la privada y la general-, servida en entregas donde la literatura del turonés vuelve a brillar. “Intoxicados” es una de esas nuevas cumbres de un trabajo donde vuelve a destacar la ambición de querer salirse de esquemas preconcebidos, de una infatigable búsqueda de nuevos océanos en los que sumergirse. Se atranca la épica monumental del imprescindible “Retruque” con Willy Naves de invitado, anhelando un atril con el que recordar esa gran letra de José Aurelio Ovies. “Es que llevo mucho tiempo sin tocar”, se excusa el turonés por los dos… Y vuelve a remontar, en modo salmón, para el climax final con “La última revolución” y “Colisión de tráilers”.

Comenzar un bis con la escalofriante “Sopa de gran pena”, con tremebunda letra de Boni Pérez, y salir indemne es tarea de gigantes. Alfredo y los suyos remacharon con “Hasta las manos” un concierto de altibajos pero salpimentado con un talento al alza. A fin de cuentas, no hay nadie más preparado para la gloria que quien ha mordido el polvo de la tierra y pisado muchas de sus piedras.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el martes 3 de marzo de 2015

lunes, 2 de marzo de 2015

Moriarty

Crónicas de Vestuario. –“Moriarty”


Todos, absolutamente todos, tenemos nuestro Profesor James Moriarty en nuestras vidas. Ese “alguien” que nos persigue en nuestras pesadillas, que se transforma en una visión imposible de soportar, que explota nuestros puntos débiles y saca partido de ellos, que nos lleva al límite de nuestra paciencia y que trata de sonsacar nuestro lado oscuro a la busca de un último y desesperado recurso. Si no desean sumergirse en el rico universo literario de Arthur Conan Doyle, siempre pueden disfrutar de dos series que lo trasladan con buen gusto y atractivo suficiente para enganchar: la procedamental “Elementary”, con la magnética Lucy Liu, y la extravagante –europea, al fin y al cabo- “Sherlock” con el no menos destacable Benedict Cumberbatch.


¿A qué viene toda esta introducción, queridos lectores? Pues, al Rácing de Ferrol, claro. Equipo que se ha convertido en los últimos tiempos en la encarnación de todos los demonios oviedistas. Bueno, no de todos, que ya bastantes hemos sumado en esta singladura maléfica de la última década nefasta.  En lo más reciente, los gallegos han conseguido desestabilizar al conjunto azul como nadie lo ha logrado. Centrándonos en esta temporada –olvidemos aquella pesadilla a puerta cerrada de la anterior- el partido de ida fue uno de esos momentos surrealistas que siempre pueden amanecer en uno de esos días en que, parafraseando a Nacho Vegas, sería mejor no levantarse de la cama. Renacieron los azules, que no fue poco. Y se pasó página. Hasta que llegó la segunda vuelta.


Y maldita segunda vuelta. Y maldito partido. Y maldito Moriarty oviedista. Los ferrolanos consiguieron desactivar casi todas las virtudes que alumbran a la escuadra azul esta temporada. El conjunto de Egea se mostró nervioso, impaciente, impreciso, en una primera parte para olvidar, perdido en unas líneas desiguales a las que los verdes aplicaron una sutura que neutralizó la capacidad ofensiva ovetense, para trasladar la batalla a un terreno físico donde los gallegos tuvieron las de ganar.
Quiso cambiar Egea el dibujo táctico con la entrada de Omgba, con esa pujanza suya tan característica y querida por esa grada que siempre ha valorado a quienes son capaces de traducir sobre el terreno de juego el orgullo, valor y garra de su querido himno. Sacrificar a Héctor Font, palabras mayores, quizás fuera demasiado y el marcador dictó sentencia. La desesperada búsqueda del milagro con la entrada de Cervero, como la de un amante rechazado que trata de jugar su última carta con un movimiento sorprendente, desconcertante, no sirvió. Ahí estaba el Profesor Moriarty, vestido de verde, rechazando cada acometida, bien acompañado por los dislates del árbitro vasco Aitor Gorostegui, una joya al lado de Ander Zarrabeitia Arrieta, pero igual de malo.
Nos queda la suma de un punto. Oro extraído de lo más profundo de las entrañas de una maldición. Ya saben: “en la rula…”


MANOLO D. ABAD
Fotos: JOSÉ L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 2 de marzo de 2015


Francisco González Ledesma (1927-2015)


domingo, 1 de marzo de 2015

Brisa de resaca marina


“Brisa de resaca marina”


TORMENTA FEST
BUENO + McENROE + SR. CHINARRO
Teatro Filarmónica, Oviedo.
Viernes 27 de febrero de 2015.

Caprichos del destino: un festival que lleva el nombre de “tormenta”, que nos sugiere turbulencia, oscuridad, ruido y que, sin embargo, se desarrolla en actuaciones acústicas, bien alejadas de trepidaciones. Hecha la salvedad de que, en general, prefiero conciertos en toda su plenitud sonora, bueno es que se pueda dar continuidad a propuestas que activan la vida cultural ovetense, siempre emponzoñada en sus cuitas sectarias que tan bien han sabido alimentar algunos desde sus casi ocultas poltronas.
Abrieron Bueno un set donde la desnudez a dos guitarras –la siempre agradecible eléctrica de Iván Vallina, un tipo al que nunca nominarán a un AMAS, pues desafía la ortodoxia pseudovirtuosa con valentía- mostró la calidad de un repertorio reducido a seis canciones. Comenzaron con “Cintas de cromo” de su segundo y reciente álbum “Perros, santos y refranes” para continuar con una visita a su álbum debut (“Los brazos más largos”). Luego fue el momento de uno de sus dos grandes hits contenidos en su nuevo trabajo, el pegadizo “Amplifícalo”. Dice el refrán que “lo bueno si breve, dos veces bueno” –al que también aludió Javi Vallina, su cantante- pero lo cierto es que tras la terna final con “Paila”, “Desaparecer ahora” y su otra canción estrella “Maratón”, la actuación supo a muy poco.
McEnroe es uno de esos grupos que exige mucho del oyente, pues su mundo se muestra a pecho descubierto, lanzando una diana directa al corazón, pero no al físico, sino al más desgarradoramente emocional. Un autodesnudo personal servido con voz tenue, tratando de salvar la timidez de abrirse por completo. El mundo melancólico de Ricardo Lezón, plagado de hundimientos y dramas sentimentales (no melodramas, ojo), se expone sincero, quebradizo, en un directo solo para públicos atentos, exigentes e, incluso, cómplices del panorama desolador por el que suele transitar el repertorio de la formación vizcaína. El músico de Getxo agradece el “respeto” de los asistentes, toda una maravillosa excepción en este mundo de maleducados con vana e incontenible verborrea. La guitarra eléctrica de Gonzalo Eizaga, íntima pero espacial, en la estela de Vini Reilly, aporta esa luz a los oscuros recodos del autodesnudo emocional de un Lezón que ha debutado recientemente en el mundo editorial como poeta. Y poesía, mucha poesía, es la que contienen sus canciones. A punto de publicar su nuevo trabajo –“Rugen las flores”, del que estrenaron “Puente”-, McEnroe fueron para muchos, incluido quien suscribe, los grandes triunfadores de la noche.
Luego llegó el turno de Antonio Luque, o lo que es lo mismo, Sr. Chinarro. Desprovisto de todo acompañamiento, con una elemental guitarra española, que rasgó con irregular pulso, Luque volvió a ser él mismo, el de los trabalenguas ocurrentes, el de esas letras que crean su mundo peculiar e intransferible. Lo que ya resulta dudoso es que - desprovisto de la carcasa sónica y casi como si estuviera tocando en el metro- podamos considerar su show como magistral. Más bien al contrario. En esa frontera literaria y musical parece sentirse a gusto, pero su actuación fue, con cada trago de su cerveza, con cada nueva canción, de más a menos. Casi al mismo tiempo que sus palabras masculladas tras cada sorbo iban siendo cada vez más ininteligibles... La búsqueda desesperada de genios, genera este surrealista personaje, probablemente el único que puede justificar el reciente ensayo de Víctor Lenore “Indies, hipsters y gafapastas”. Recuerdo actuaciones en solitario de gentes como Dominique A, Howe Gelb o Robyn Hitchcock y me avergüenzo de que alguien pueda pensar que lo de este tipo fue genial.


MANOLO D. ABAD
Publicado en una versión reducida en el diario "El Comercio" el sábado 1 de marzo de 2015