sábado, 30 de mayo de 2015

¿Ante todo mucha calma?


Vetusta Blues. –“¿Ante todo mucha calma?”


Las urnas dictaron su sentencia y en Oviedo el mensaje ha sido bastante claro, por mucho que cada uno trate de arrimar el ascua a su sardina: ha de llegar el fin a los veinticuatro años de mando del PP. Se podrá sacar ahora esa vieja canción de la lista más votada y demás zarandajas con las que contentarse con supuestas victorias que ya no deben ser consideradas ni pírricas. Pero el caso es que, tras dos generaciones (¡se dice pronto!) de dominio de una opción que ha instaurado su propio régimen en la ciudad, se abre la posibilidad de un cambio.

Han sido demasiados años en los que se ha tejido una telaraña de relaciones opacas, unos tics que se daban por sabidos, unos modos particulares y propios de un espacio donde el “mando y ordeno” era lo cotidiano, en el que todo dependía de un pulgar arriba o abajo como en el circo romano. El terreno de juego se transforma y ahora todo requiere diálogo y comprensión. Tres fuerzas han de encontrarse en una intersección que puede permitir un vuelco histórico, casi imposible hace unos meses, dado quien tenía la sartén por el mango y ejercía su férrea voluntad desde hace casi cinco lustros.

La responsabilidad es enorme, puesto que desmantelar un régimen implica dos severas labores: una, averiguar los abusos y señalar a los responsables y sus ramificaciones (esos que ahora estarán ya mutando su torva y falsa faz); dos, construir un nuevo panorama sobre el cual crear una nueva ciudad. Ponerse por encima de relaciones personales, llegar a acuerdos con la mayor rapidez posible –lo cual no significa precipitación sino la urgencia de una necesidad imperiosa-, estructurar los primeros pasos de ese futuro gobierno, encontrar la mayor cantidad de intersecciones sobre las que construir un nuevo futuro, son los retos que las urnas les han asignado a las fuerzas de la izquierda en Oviedo. Creo que no debería ser difícil hallar esos puntos de encuentro. La ciudad se asoma a una ventana donde existe la posibilidad de un montón de espacios (Fábrica de Armas, Fábrica de Gas, Antiguo Hospital) donde construir un nuevo Oviedo, mejor y diferente sobre el cual proyectarse al futuro. Una ciudad como Bilbao fue capaz de conseguirlo, de redescubrirse. Oviedo debería ser la próxima, por encima de cualquier interés, con el sentido común por bandera.

Foto: Diario El Comercio


Hemos visto muchas barbaridades en estos veinticuatro años, algunas aún por descubrir, otras que nos asombran cuando sabemos el coste que ha hipotecado esta ciudad. Mientras las máquinas de destrucción de documentos no dejan de funcionar en estos días postelectorales, la esperanza de un nuevo horizonte sobre el que construir un lugar diferente, mejor, es la que nos alimenta. Busquen, hablen, pacten, cedan algo, pero pónganse de acuerdo a no más tardar. Oviedo necesita aire fresco.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 30 de mayo de 2015

lunes, 25 de mayo de 2015

Prueba de nervios


Crónicas de Vestuario. –“Prueba de nervios”


Las emociones estaban desbordadas. No era, como alguien me apuntó, euforia sino ilusión. La ilusión recobrada ahora que se vislumbra la luz al final de un túnel muy oscuro, se escapaba por todos y cada uno de los poros de la ciudad, que había recobrado el brillo de sus tardes de gloria futbolera. Pero toda esa ilusión, esas emociones desbordadas se transmitieron al once azul que jugó demasiado agarrotado en muchos momentos. Hay mucho en juego y todos eran conscientes de ello.



Salió el Cádiz más asentado al partido, sabedor de que la espera y la contención son buenas armas para jugar fuera de casa, siempre que no te encierres en tu área. Lejos de ella jugaron durante mucho tiempo los amarillos, beneficiados por un Real Oviedo al que le quemaba el balón y que no conseguía desentrañar las claves con las que llegar a las inmediaciones de Aulestia.



No se aprovechaban las bandas, quizás el punto más débil de los andaluces y apenas existían combinaciones entre los dos laterales y los interiores. Héctor Font estaba demasiado perdido a pesar de ofrecerse, pero le faltaba la visión preclara de otras veces. Sólo Borja Valle parecía atinar en algunos momentos, pero apenas había colaboración y movimientos sin la pelota, atenazados por la responsabilidad y sin clarividencia en el juego. En ese juego de nervios y tensión se enredó el cuadro azul en una primera parte espesa, sin la velocidad con que nos deleitaron en muchos momentos de la temporada. Les bastó a los amarillos una jugada de tiralíneas para acertar con el gol de Jona, un premio excesivo a la vista de una oferta prudente y sin mucho brillo. Veteranos curtidos en mil batallas, aleccionados por otro perro viejo como su entrenador Claudio Barragán.


La prueba, pues, en este camino fue la de los nervios y le costó al Real Oviedo afrontarla. Sólo en el tramo final del segundo acto fue capaz de desprenderse de esa tensión que anulaba sus virtudes. Ayudó el desparpajo de Sergio García, que se marcó un sensacional lanzamiento que el cancerbero exoviedista pudo despejar para que el balón rebotase en el poste cuando las treinta mil almas gritaban el gol por toda la escuadra. No pudo ser, pero tenía que llegar. El deseo se convirtió en realidad con un soberbio cabezazo de Diego Cervero, cuando el conjunto azul –ya desmelenado, rápido y libre de las tenazas de nervios que le habían agobiado en casi todo el partido- lanzó la ofensiva final con toda su fuerza, con ese empuje que los hace letales. Parecía que un segundo tanto podía llegar, pero los gaditanos entraron en otra de las pruebas de nervios y jugaron con ella: la de las marrullerías, la de buscar que el rival se desquiciase. En esas batallas entró hasta el propio entrenador cadista para que el tiempo se consumiese sin que el balón pudiera aproximarse a su área. Faltó tiempo, pero quedan noventa y pico minutos de una guerra sin cuartel en Cádiz. Allí, en esa bahía que tantas batallas ha visto dilucidar en sus aguas, el Real Oviedo tendrá que asaltar su cielo. Un cielo que queremos todos que se tiña con el azul oviedista.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 25 de mayo de 2015


domingo, 24 de mayo de 2015

El Metro



Vinilo Azul. –“El Metro”


Creo que fue Nick Hornby quien escribió en su obra “31 canciones”, que en la edad adolescente uno es más sensible a las emociones que le puede proporcionar la música. Sea así o no, una gran parte de mis gustos musicales se aposentaron en esa época de dudas y búsqueda. Y el primer sitio en Oviedo donde la música me atrapó, de forma irremediable desde entonces, fue en el Metro. No recuerdo cómo nos aventuramos a descender las escaleras que nos condujeron al que sería para nuestro heterodoxo grupo el gran templo donde escuchar música y tomar algo. En 1983 un quinceañero podía internarse en un pub como el Metro a la hora de apertura, con el local vacío, aún con el olor del ambientador de limón y sentarse en una de sus mesas, bien delimitadas en espacios separados que se llenaban de parejas cuando la noche se cernía fuera, lejos, en la puerta del piso superior y los quinceañeros emprendíamos el camino a casa.

Allí, a eso de las ocho de la tarde, hacíamos guardia los de la D.O.S.I.S. -siglas de la Distribución de Ondas Subversivas Independientes- pomposo nombre, muy de la época de la movida, que, en realidad, sólo hacía referencia a nuestro intercambio de cintas de casete con las que enriquecer nuestros gustos musicales: los Jam y todas las corrientes mods que aportaba Álex García; el reggae y los Clash que grababa Fernando Cosmen; Joy Division y Parálisis Permanente, iconos de Ricardo Muro, quien había diseñado unas chapas muy molonas con las siglas de nuestro grupo de intercambio; además de la heterodoxia de Luis Cabo, fan de los Sindicato Malone y las Hornadas Irritantes (Derribos Arias, Polanski y el Ardor, entre otros), y las novedades y hallazgos que mi hermana Alzira y yo perseguíamos en las pantallas de televisión a través de programas como “La Edad de Oro”, “Pista Libre” o “Caja de Ritmos” o en la radio, donde ya conocíamos las excelencias de la incipiente Radio 3. Al grupo se unirían, meses después, Javier Recio y Ana Espina, ampliando el intercambio de casetes y la paleta musical. Acudíamos al Metro a escuchar la música que Valentín Santamarina pinchaba con gran sensibilidad y mejor gusto. Descubrimos a los Cure de los dos primeros álbumes, a los sensuales Psychedelic Furs, a los elegantes Style Council, a la estilizada electricidad de Television… En un tiempo donde no existía internet, en el que pocos medios de comunicación (Rock Espezial, así, con “z”, era una ecléctica referencia) escribían sobre rock con algo de inteligencia –excepción honrosa eran los artículos de Tomás Cuesta en el “ABC”-, eso que hoy llamarían “sesiones” a cargo de Valen eran lecciones magistrales que consumíamos con profunda admiración. Pronto descubrimos que sus gafas oscuras no eran un capricho: Valen era ciego y pinchaba los vinilos ayudado por el braille para la selección de los títulos y por su pericia para situar la aguja en el lugar correcto.

No duró muchos años el Metro, al mismo tiempo que en Oviedo crecían multitud de locales con una buena selección de discos, pero allí fue donde se desarrolló, con esa mesurada paciencia que requiere la escucha atenta, un gusto musical que marcó las vidas de aquellos chavales envueltos en largas gabardinas y parcas. Unas referencias que no nos han abandonado, ya sea en los Estados Unidos donde Luis da clases en la Universidad de Erie (Pennsylvania), o en la Región de Murcia donde Fernando ejerce de ingeniero agrónomo, o en Ibiza donde mi hermana Alzira es secretaria de juzgado, e incluso de quienes hemos podido conjugar la música con nuestra propia vida como Ana Espina a través de su empresa en Palma de Mallorca donde ha llevado grandísimos conciertos tras haber trabajado en Londres durante muchos años o quien les escribe, que sigue en la pomada, disfrutando de muchas actuaciones y escribiendo sobre ellas, o divulgando a través de la radiotelevisión autonómica toda la música que uno tiene oportunidad de conocer y valorar.

Mucho ha cambiado el mundo desde esos tiempos adolescentes. Un universo donde no hay tiempo para detenerse, en el que la atención dura segundos. Donde todo ha de transcurrir rápido, pero en el que descubrir el placer de pararse a escuchar, a compartir una conversación, se muestra como algo inigualable. Y uno tuvo la suerte de que allí, bajando las escaleras que conducían al Metro, la magia, esa alquimia -hoy desconocida para las generaciones del dedo rápido, la nula conversación y los oídos sordos- se hiciera realidad.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" en sus suplemento dominical "El Comercio de Oviedo" el domingo 24 de mayo de 2015

sábado, 23 de mayo de 2015

Radicales reflexiones con naturalidad


Vetusta Blues. –“Radicales reflexiones con naturalidad”


Día de reflexión, día para aclarar la mente, día para dedicarse por entero a uno si las obligaciones laborales se lo permiten. Aprovechar para darse un paseo por ese Campo de San Francisco que siempre nos llena de buenas vibraciones aunque muchos se empeñen en ocuparlo con chiringuitos diversos a la menor ocasión o pretendieran horadarlo para construir un aparcamiento más. Leer los periódicos con pausa y atención en una terraza aprovechando el buen tiempo con la esencial compañía del círculo íntimo de amigos. Disfrutar del último libro adquirido, la autobiografía de Kim Gordon (Sonic Youth) “La Chica del Grupo”. Poder contemplar el dvd con la película protagonizada por Nick Cave “20.000 días en la Tierra” que espera desde hace semanas su momento, quizás incluso aprovechar para poner el dvd con el concierto en solitario de Dominique A que me regalaron hace unos días, lo que despertará el recuerdo de aquella sensacional actuación suya en el Centro Cultural CajAstur de Oviedo hace unos años, donde tuvimos ocasión de tener una agradable conversación. Acercarme a ver al grupo asturiano Mota Blues que presenta su segundo trabajo en la Lata de Zinc. Actividades que nos liberan la mente y la dejan en una plataforma donde poder pararse y pensar antes de lo que nos espera en un domingo agitado de votaciones y fútbol.
Cuando uno se para a reflexionar, surgen preguntas estupefactas al respecto de lo visto en las últimas semanas. El peligroso juego del miedo, de meter miedo, utilizado con interesada alegría. Y esa palabra que tantos temores infunde: radical. ¡Ah, los radicales! Quizás yo también sea uno de ellos. Radical por querer una sanidad pública. Radical por querer defender la escuela pública donde me formé en la escuela primaria y que tantos valores me ha enseñado. Radical por estar harto de haber visto cómo se hipotecaban vanamente los recursos de mi ciudad. Radical por contemplar cómo se juega en la frontera de lo público y lo privado con caprichoso e interesado antojo. Radical por avergonzarme de esta ciudad de parkings vacíos e inútiles. Radical por ver cómo se toma por cultura un lanzamiento de globitos y se taladra y maltrata un mosaico que es una obra de arte de la ciudad. Radical por comprobar lo poco que vale la palabra dada y ver que un proyecto interdisciplinar de literatura y fotografía como “Objetivo Doble Dos” se queda en nada tras las promesas de los fastos inaugurales. Radical por molestarme cómo se destruye la poca industria de mi ciudad. Radical por añorar la antigua Estación del Vasco. Radical por odiar la especulación inmobiliaria. Radical por soñar con unos espacios amplios y verdes donde no se impongan el cemento y el hormigón en las zonas que se abren para la expansión de la ciudad.
Quizás desear que impere el sentido común en este tiempo incierto sea radical. O quizás sea, simple y llanamente, lo natural.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 23 de mayo de 2015

sábado, 16 de mayo de 2015

Rey de Harapos


Perfil. –“Rey de harapos”


Dudo mucho que cuando Los Locos escribieron esa gran canción que es “Rey de harapos” estuvieran pensando en uno de los tres “reyes” de la guitarra blues (los otros dos eran Albert King y Freddie King), pero lo cierto es que el nombre le viene a Riley B. King (a quien todos ustedes conocen como B.B.King) como anillo al dedo. El blues, el pariente pobre de la música contemporánea, encontró en B. B. King la conexión eléctrica que necesitaba para salir de un mundo subterráneo de oscuridad y pobreza. “El público blanco acepta mejor el blues que la gente de nuestra raza. Me duele reconocerlo, pero es así”, explicaba King. “Para muchos negros, un cantante de blues es un sujeto analfabeto y sucio, borracho y mujeriego. Y ellos quieren huir de un pasado terrible que relacionan con el blues”. La gran aportación de B.B. King al blues fue su forma de tocar la guitarra eléctrica, añadiendo unos prodigiosos solos que influirían notablemente en el rock de los sesenta. “Hay quienes hablan de mí como revolucionario, pero todo lo que hice fue copiar a B.B. King”, admitía Eric Clapton. Ese virtuosismo de la guitarra solista, unos arreglos finos y brillantes y su indudable carisma, convirtieron a B.B. King en la máxima referencia del blues para que se abrazara sin ambages al rock y consiguiera enriquecerlo con su inequívoca pulsión en un apasionante viaje de ida y vuelta.


Su Gibson ES-335, bautizada como “Lucille”, se ha quedado sin el reconocible toque de uno de los grandes del blues, que sería finalmente reverenciado por doquier en los años 80. De origen humilde, trabajador stajanovista que nunca abandonó el directo, B.B.King visitó Asturias en un par de ocasiones: la primera, en el legendario Festival de Jazz de Oviedo un 4 de noviembre de 1986 –al día siguiente actuaría nada menos que… ¡Miles Davis!- y un año después en Gijón, adonde volvería en 1997 con Raimundo Amador. En ambas dejó el recuerdo de su personalidad humilde, bien alejada de su trono bluesero; generoso y atento y con el toque mágico y profundo de aquellos que se dejan la vida y el alma buscando en lo más profundo del corazón, en una música como el blues, densa y única.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 16 de mayo de 2015 

Memorias de pez, memorias de mosquito



Vetusta Blues. –

“Memorias de pez, memorias de mosquito”


Si algo caracteriza al período electoral es el tratar al ciudadano como si nada hubiese pasado. Hablo, por supuesto, de los dirigentes. Escuchan, tragan, en algunos casos, como los de la alcaldesa de Valencia, amenazan con identificaciones cuando se sienten acorralados por la insistencia de la protesta, pero, en general, tratan de ofrecer su cara más comprensiva y amable. Un carrusel incesante de múltiples actividades, visitas, encuentros… Sorprende que, luego, en el resto de la legislatura no se dé esa efervescencia y todos –bueno, la mayoría- desaparezcan en sus despachos y sólo salgan a inaugurar.

Otro de los aspectos que contemplamos es el de tratar al ciudadano como si nada hubiese sucedido. En el caso de los rectores que llevan en el poder en esta ciudad los últimos veinticinco años parece que no ha ocurrido nada malo. No hubo despilfarro, no hubo errores de bulto, no hubo prepotencia, no se hipotecó la ciudad para muchos años vista, no se han hecho tantas y tantas cosas tan rematadamente mal, no se ha perdido el tiempo en cercos y batallas políticas que no interesaban a nadie, no se ha estrangulado el pequeño comercio de la ciudad,… vamos, que Oviedo ha sido un envidiado edén con simpares infraestructuras, donde los ciudadanos apenas si pagan impuestos y en el que todos querrían vivir. Y si usted es taxista, o transportista, o ha de pasarse muchas horas al volante disfrutará de unos magníficos accesos bien pensados, con un planteamiento único en el mundo y que, además, mejorará en cuanto se incorpore un dron en plan tecnología superpunta que va a solucionar los (mínimos) problemas que las maravillosas entradas a la ciudad plantean. Podrán disfrutar también de una carpa multichachiguay en las fiestas de la ciudad, muy económica y con grandes posibilidades tanto para el sonido como para los espectadores con el que disfrutarán de actuaciones de artistas que ya actuaron en la ciudad hace veinticuatro años o que repiten cada pocos meses. Lo dicho: a la vanguardia.

Todo esto nos lo podríamos creer, cerrando los ojos y escuchando al alcalde de la ciudad que espera ser elegido por primera vez por sus conciudadanos (el status que disfruta ahora es el de “heredero”) hablarnos de tal cantidad de maravillas que uno se pone a pensar si no creerá que los ovetenses tienen memoria de pez, o memoria de mosquito. Quizás sea el entusiasmo de este período electoral en el que todo vale y el pasado queda reducido a unos añicos que, como en esa novela cada vez más visionaria de los tiempos por venir que es “1984” de George Orwell, nadie podrá recordar.
Un plácido paseo por Villa Magdalena o pisando el suelo del Campo de San Francisco que quisieron horadar para otro inútil parking podría despejar la mente y lograr que muchos de los oscuros recuerdos puedan aflorar. Eso esperamos, al menos, muchos. Que no todo sean palabras para memorias de pez… o de mosquito.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 16 de mayo de 2015

lunes, 11 de mayo de 2015

Prueba general


Crónicas de Vestuario. –
“Prueba general”
Llevamos demasiado tiempo esperando el momento, este momento. Y parece que va a tragarnos en un agujero negro la interminable espera. Nástic, Cádiz, Huesca… ¿o acaso el Bilbao Athletic? Imagínense un ascenso en el nuevo San Mamés. Toda una cura para los contubernios euskaldunes sufridos como inicio de un ciclo fatal para el que atisbamos una luz al final del túnel. Una luz equívoca, no sabemos si brillante o tenue. A la vista de los últimos dos meses de competición, de este extraño tránsito donde la euforia se retiene y la cautela deja el terreno abonado para los agoreros de la tribu, en el que el equipo ha perdido chispa y velocidad, los fantasmas del dolor y la oscuridad parecen querer revivir con fuerza. Y en la gran fiesta dominical, con más de veintisiete mil almas en el estadio, las dudas desean renacer. Pero, ¿qué está pasando? Qué ocurre si deberíamos celebrar y no estremecernos con temblores de lo que podría suceder si…


Y es que el cuadro azul volvió a desperdiciar muchos minutos en un absurdo tanteo que anula su innegable pegada, en esos arranques indolentes donde apenas hay velocidad y combinación, en los que el balón se mueve, rezongón, de un lado a otro, con escaso sentido, dormido. Me da igual que sea en la delantera que en la defensa. Precisamente, en uno de esos tuya-mía absurdo surge un penalti surrealista a favor de los convidados gallegos, gran temporada la suya, que hicieron el pasillo al inicio del choque. El despertador sonó, y, de repente, volvimos a recordar en pequeñas gotas a aquel once azul que se fajaba con clase y puntería frente a unos aspirantes hoy carne de pasado.

Empató Omgba con otro de esos chupinazos suyos en la frontal que tanto nos gustan a los ovetenses, como un homenaje al legendario entrenador azul Mr. Petland y esa forma tan británica de resolver. Volvería el gran Jon Erice –aprovecho para destacar su temporadón como imprescindible faro oviedista- a remachar con idéntica resolución la victoria en el segundo acto, donde se vio a un cuadro azul más despierto y ágil, pero sin esa tensión requerida para las grandes ocasiones.

Reconocía, con su habitual honestidad, el entrenador azul Sergio Egea que el equipo había carecido de intensidad en muchos momentos, algo lógico dado el futuro que espera y el haber conseguido dejar los deberes hechos con antelación. La duda, sí, la gran duda es la de saber si este evidente bajón de las últimas semanas es real o sólo un camuflaje para no asustar demasiado a los equipos con los que hay que cruzarse de cara al gran objetivo.

Ya falta menos. Enfríen el champán en la nevera. Permítanse el lujo de abrir una botella de Ramón Bilbao Gran Reserva 2008 como la que mi querido y admirado músico Fran Elías (The Traveling Zoo son una de las sensaciones del último rock asturiano) me regaló hace unos días y disfruten del trago con mesurada satisfacción. Que lo bueno, ese final del túnel horrible donde nos metieron algunos que hoy miran para otro lado y que deberían pagar en las próximas urnas como justa penitencia, está cerca, se ve su final y será una proeza digna de un grandísimo histórico, con una historia apasionante como es el Real Oviedo.


MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico:J.L.G.FIERROS y PABLO LORENZANA
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 11 de mayo de 2015

domingo, 10 de mayo de 2015

Peralta "Laughter"

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La ciudad de los parkings vacíos


Vetusta Blues. –
La ciudad de los parkings vacíos”

Las ruinas, los desolados espacios vacíos, los parajes desprovistos de alma –todo hormigón y futuro óxido- son los testigos mudos de unos tiempos donde la codicia, la avaricia y todo tipo de manejos encontraron su peculiar paraíso en un Oviedo arrasado por las mentiras de un supuesto cerco, combate amañado a unos cuantos asaltos que acabó en el gran tongo del arreglo de los palacios. Tiempo habrá para revisar semejante latrocinio, tanta acumulación de mentiras (o, aún peor, de verdades a medias) que han conducido al marasmo económico a la ciudad, al bloqueo de un desarrollo que hoy se presenta diáfano para crear una nueva ciudad sobre las ruinas de la especulación más cutre.

Pero aún nos quedan esos mudos testigos que hablan con el mismo rumor que un leve viento en un cementerio. Probablemente Espronceda o Bécquer podrían exponer con su poesía el aroma de muertos en vida que se cierne sobre esta ciudad de párkings vacíos, con un subsuelo hipotecado en absurdas operaciones donde sólo perdía lo público en beneficio de lo privado. Nos queda el pequeño consuelo de que el tesoro de todos los ovetenses –el Campo de San Francisco- no haya sido horadado para crear más plazas vacías de aparcamiento.

En otros lugares fueron las playas, con cientos de miles de apartamentos inútiles que destrozaron vistas y enriquecieron a los más avispados ¿empresarios? Aquí, sin mar, sólo quedaba sacar partido del subsuelo, que las necesidades de los ciudadanos son las que son. ¿O no era así? No, no era así. De casi siete mil –sí, siete mil- plazas construidas, a día de hoy sobran casi la mitad. No se han vendido. No son necesarias. No interesan a nadie más que a quien las construyó y a los que sacaron tajada de su puesta a la venta. Una ciudad de inútiles aparcamientos vacíos. Una ciudad de inútiles monumentos de óxido y hormigón a la mayor gloria de la codicia desmedida, del insulto a las necesidades básicas del ciudadano. ¿Para qué este empeño en construcciones absurdas e inútiles? ¿Por qué se ha hipotecado con pertinaz empeño el futuro de la ciudad? Preguntas que quizás debamos hacernos todos los ovetenses de bien a la hora de pasar por las urnas –nuestra única posibilidad de que los responsables rindan esas cuentas nunca explicadas con claridad y que ahora pasan por el circuito de tribunales, esperemos que no en vano- en ese momento crucial en el que muchos de sus responsables miran para otro lado, silbando un extraño réquiem con la esperanza de lavarse las manos y seguir expoliando los recursos de la ciudad, mientras se abren tantas posibilidades para que Oviedo crezca de una forma responsable.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 9 de mayo de 2015

sábado, 2 de mayo de 2015

Drones


Vetusta Blues. –“Drones”


Tardaba en llegar la “gran ocurrencia electoral” de la precampaña y hace unos días se hizo realidad. En un proceso pionero (no sé si en Asturias, España, Europa o el mundo), un dron sobrevolará la ciudad de Oviedo para labores de fotografía e información de edificios. Impresionante. Por si alguien lo dudaba, entramos en la más avanzada vanguardia, en un nuevo mundo de tecnología punta y ventajas sin límite. Pero… sí, sí, hay un “pero”, o varios “peros”. El principal “pero” la legislación sobre el uso de estos aparatos, que impide su presencia en zonas urbanas, a la espera de un desarrollo de la ley 18/2014. Según está la norma en la actualidad, “los drones con un peso no superior a 25 kilos, sólo se podrán operar en zonas fuera de aglomeraciones en edificios en ciudades, pueblos o lugares habitados o de reuniones de personas al aire libre en espacio aéreo no controlado, dentro del alcance visual del piloto, a una distancia de éste no mayor de 500 metros y a una altura no mayor sobre el terreno de 120 metros”. No podría, pues, actuar según lo expuesto por el alcalde.

El repertorio de ocurrencias electorales en Oviedo está salpicado con manchas enormes que han pasado a la historia con inversa discreción al ruido que causaron en su día: una playa para la ciudad, un aparcamiento bajo el Campo de San Francisco, unos rascacielos a la entrada de la ciudad por la autopista “y”… Ahora añadimos una nueva, la del dron que tanto va a aportar a la vida de los ciudadanos ovetenses. Curiosamente, los únicos drones que veremos en Oviedo, de momento, serán los componentes del magnífico grupo de rock australiano The Drones que aterrizarán el 14 de junio en la Lata de Zinc en uno de los conciertos más interesantes de la primavera musical ovetense. Ya tuve la oportunidad de disfrutarles en una actuación hace varios años en el Parque del Piles gijonés, hoy ya derruido. Garra y sentimiento.

Con esta colección de ocurrencias y dislates -“proyectos” dirían sus impulsores- a uno le entra la duda de si se consigue rentabilidad política. Tanto empeño en repetir “proyectos” que jamás se cumplirán, extravagancias que pasarán automáticamente al baúl de los recuerdos una vez que se pase por las urnas, va a resultar que sí merece la pena. Si se analiza el resultado final del encuentro, éste da la razón a los inventores del “proyecto”. Otra cosa bien distinta es que eso sea serio y hable de la capacidad de mando y gestión de sus autores. Drones, drones… sí, hagan la rima fácil para esta nueva ocurrencia del loco tiempo preelectoral.


MANOLO D.ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 2 de mayo de 2015