lunes, 7 de septiembre de 2015

"Síntomas inquietantes"

Crónicas de Vestuario. -
Síntomas inquietantes”

Afrontaba el Real Oviedo su tercer encuentro de esta larga Liga con la necesidad de una victoria, de ser respaldado todo un trabajo previo y de alcanzar un objetivo que debía ser traducido en puntos. Puntos son amores y no buenas razones, casi podríamos afirmar en una nueva versión del refrán.Y el once azul se marcó la tarea de definir el partido en goles. Que, se diga lo que se diga, son la palmaria realidad de este juego.

Sin embargo, quedarse en esa superficie de goles y éxitos sería tonto dado lo que mostraron los azules en el partido ante un rival como el Albacete, que, como me decía el gran Armando Álvarez -comentarista de RPA- nunca le perdió la cara al partido. Los de Sergio Egea se encontraron -a diferencia de la jornada anterior ante el Alavés- con todo de cara. Pero no supieron amortizar la bendición de la suerte y jamás mandaron en el partido. Sin ritmo, sin poder, sin apenas intención, los azules navegaron a la deriva de los deseos de un queso mecánico sin apenas pólvora. Esa fue la que salvó al Real Oviedo, aunque los síntomas sean preocupantes. No sabemos qué ha pasado con las bandas, pero están prácticamente desaparecidas a nivel ofensivo. Apenas hay esas combinaciones donde Susaeta, Héctor Font o Borja Valle se lucían. Contamos con un jugador como Pablo Hervías que se soltaría en cuanto le ofreciesen un balón potable para penetrar todo tipo de defensas. Pero no, el equipo azul sigue dominando la pelota con una lentitud desesperante, sin mandar en el tiempo ni cerrar partidos como el de este domingo que se pusieron tan de cara.

Los manchegos, sin mostrar nada del otro jueves, sí consiguieron crear algunos peligros ante la dubitativa defensa azul -afortunadamente regresó David Fernández para que la pausa, el orden y el control regresaran- que no llegaron a más dado el ínfimo nivel ofensivo de los albaceteños.

Llegados a este punto, lo mejor son los puntos conseguidos. También la fuerza para golpear con goles a los contrarios. En el debe, la ausencia de una seguridad en defensa, donde -vuelvo a repetir- la presencia sensata de David Fernández es un capital impagable, y el carecer de un mando en el medio del campo con el que controlar los partidos. Éste nos fue favorable, pero llegarán días a la contra donde habrá que reinventarse y buscar otras opciones. La velocidad sí que parece que los jugadores azules han sido capaces de abordarla, algo fundamental en esta categoría.

Cierto es que resulta complicado adaptarse a una nueva división tras haber sido gallito y campeón, pero también lo es que de grandes es saber corregir defectos para brillar. Los ovetenses de Sergio Egea han de demostrar mucho -y esa presión bien que se encargan de aplicarla todos los entrenadores rivales- pero deberían mantener la cabeza fría y, sobre todo, mostrar su personalidad. A pesar del 3 a 1, poco vimos de lo deseado en el cuadro azul. Y lo esperamos. Y será necesario para que esta travesía en Segunda discurra sin más turbulencias de las precisas.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 7 de septiembre de 2015