lunes, 15 de febrero de 2016

Fe y números


Crónicas de Vestuario. -

Fe y números”


La transfiguración del once azul para este tramo de la temporada lo ha convertido en un cuadro pragmático al máximo, sin derroches baldíos, aunque esto suponga perder -o menospreciar- la siempre necesaria codicia de cara al gol. No se preocupen: para rentabilizar cada minuto ya está un inspirado Toché que no perdona ni una. Y así se manejó un once de Sergio Egea con necesidad de sumar tres puntos y dejarse de empates, que ya habían sido bastantes en la cuesta de enero bien cubierta.



En un tránsito como el de la Segunda División, largo y duro, mandan los números por encima de todo. Y la fe en ellos. El Real Oviedo ha ido transformándose ante las necesidades y frente a las exigencias de los adversarios, aguerridos y con una querencia al contacto y la intensidad. Olvidado el toque, lo que prima es la efectividad. El once azul ha perdido capacidad de sorpresa en aras de una solvencia defensiva necesaria. Aunque contra un conjunto como el Tenerife, tantas precauciones parecían innecesarias. Que me perdone mi querido amigo canario, el escritor Pablo Martín Carbajal, pero el once chicharrero no está para muchas alegrías. Sin embargo, hoy el once azul cumplió su expediente de números como un buen contable: anotó su gol y se dejó ir, con todo el peligro que ello conlleva. El riesgo de que surjan contratiempos inesperados y rompan un guión que ya quedó finalizado a los veintitrés minutos con el impecable cabezazo de Toché a pase de un Susaeta que sigue supliendo con clase y voluntad su bajón de forma.


 
Si la primera parte transcurrió plácida tras el gol, casi puede decirse lo mismo del segundo acto. Los dos equipos parecían haber firmado un armisticio, un pacto de no agresión que apenas se rompió en un par de zarpazos por ambas partes hasta llegar a la expulsión de Héctor Verdés, quien definitivamente no va a encontrar, de momento, la deseable continuidad y que tampoco estuvo especialmente fino ante la movilidad del “Choco” Lozano. Riesgos innecesarios para un once azul que sigue teniendo su asignatura pendiente en el cierre de los partidos. 


Da la impresión de que los de Egea no quisieran asustar ni dar demasiadas pistas de un poderío claro como el de esta lluviosa tarde de domingo. Otro gallo cantaría en una liga como la inglesa, donde la exigencia de mostrar tu poder con goles, con pegada en ocasiones de gol, va en el contrato. Aquí, en esta complicada Segunda española, hay que guardar y resguardarse. No mostrar demasiado, como si de una partida de mus estuviéramos hablando. Mientras sea sumando de tres en tres, bienvenidas sean las precauciones para seguir manteniendo la fe en que el objetivo final se cumpla.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 15 de febrero de 2016