sábado, 22 de septiembre de 2012

Señales


“Señales”

ALTO VOLTO+POLINOMIO+DESTINO 48+HAMMERCROSS

Concurso de Rock “Ciudad de Oviedo”. Jornada 6.

Plaza Feijoo, Oviedo.

Jueves 20 de septiembre de 2012.

En este mundo descreído y cruel, nos empeñamos en negar las más mínimas señales de nuestra intuición. Pensando en el qué dirán, el modo correcto de lo que debe ser… Hace más de una década, desde la fría Escandinavia saltaron a la palestra unas bandas que se pasaban por el forro –y otras partes, como tuvimos ocasión de comprobar en un concierto de Turbonegro en la Santa Sebe- convenciones y remilgos. Su escuela dejó una esquirla en Mieres –población esencial para entender el Xixón Sound, por ejemplo- y desde allí vienen Hammercross. Trío de rock encendido y bestial, bien ensayado, que tardó en contagiar su incendiaria propuesta, más acertada cuanto más derivaba al estribillo y se alejaba del rugido gutural. Otras pistas, bien diferentes, ofrecieron Destino 48. Las de los, parafraseando a Parálisis Permanente, “nacidos para dominar”. Una banda diseñada para triunfar en la radiofórmula patria, que tanto mal ha hecho a la música (y al rock no digamos), que, en otros tiempos, hubiera enriquecido a uno de esos cazatalentos de esa decrépita industria del disco que aún sigue dando esos coletazos como un pescado muerto al llevarlo a la superficie. Estamos en 2012 y grupos así sólo pueden lucir en fiestas de clubs hípicos de alta societé, allí donde sus peinados y su prepotencia –se saltaron el tiempo en diez minutos- pueden quedar bien. Al subir al autobús de línea quedan absolutamente neutralizados. Esa es la realidad y no otra, por mucho dinero y poder que tengan. Un mínimo hype, reliquia ridícula de los nefastos tiempos del pelotazo. Polinomio están en el extremo opuesto: tan modestos como psicodélicos, dedicando canciones a las moléculas y al origen de la tierra menos humano. Cuando su guitarrista conozca a Vini Reilly (Durruti Column) o Will Sergeant (Echo & The Bunnymen) su propuesta ganará muchos enteros. Son diferentes y eso ya es una virtud en esta sociedad estandarizada.

Más señales: tomar nota de la lección de rock de Alto Volto. ¿Dónde estaban esos participantes del Oviedo Rock que se lo perdieron? Rock que apunta a la diana del corazón, ahí donde no cabe ningún error, como ese flechazo que se da con un ligero cruce de miradas. Inmediato y directo, sí, pero también sólido y verdadero. Contundentes y bestiales como muy pocos, reviviendo la estela de los Cream como bien me apuntó Alberto Toyos, Alto Volto demuestran que el amor y las señales son verdaderas cuando se expresan con nitidez y honestidad. Luiggi Tuddermis al bajo es uno de esos versátiles a los que habría que construirles un monumento al rock y qué decir del multiinstrumentista Miguel Herrero a la batería, a quien sólo le faltó recoger su trompeta y remachar la sesión con un solo. Capítulo aparte para Borja García, guitarrista capaz y apropiado para toda superficie y situación que, en su proyecto, da rienda suelta a su libertad para regocijo de algo que sólo puede ser definido como rock con mayúsculas. Otra señal a seguir, no hay errores ni titubeos. Seguir los dictados del corazón haciendo caso omiso de las dudas. Y disfrutar del tiempo que nos quede, como lo hemos hecho con Alto Volto en uno de esos conciertos para enmarcar en ese lugar que consigue que el corazón siga latiendo.

MANOLO D. ABAD
Foto Polinomio: DIEGO RAIGOSO

Publicado en el diario "La Nueva España" el sábado 22 de septiembre de 2012. http://www.lne.es/oviedo/2012/09/22/senales/1301420.html