martes, 9 de octubre de 2012

Las Noches de Conciertos del FICXixón (texto íntegro)



NOCHE Y MÚSICA PARA TUS OJOS Y OÍDOS


Cuando a uno le da por detenerse y mirar atrás, echar una ojeada al camino surcado y contemplar lo que ha sucedido en unos años que no volverán pero que se vivieron con la intensidad del que sabe cómo discurre el tiempo, no puede uno sentirse más satisfecho de haber exprimido todas las noches festivaleras hasta el último amanecer.
 
Pero antes de la noche y sus fiestas, el Festival de Cine de Gijón ya había encontrado un nexo perfecto para convertir a la música en su aliada fiel. En la 33ª edición, sabedores de la irresistible explosión de creatividad que se estaba produciendo en Gijón (el Xixón Sound pero no sólo el Xixón Sound), los nuevos responsables del festival con José Luis Cienfuegos a la cabeza se pusieron a la tarea de mostrar y respaldar todo lo que sucedía en la ciudad en una revolución sin precedentes, e idearon un concierto que aunase cine, música y a algunos de los grupos que se trabajaban la escena en 1995. El resultado fue “Gijón goes to the movies (The Dirty Dozen)” plasmado en un concierto en el Teatro Jovellanos dentro del Festival y en un CD irrepetibles. Mientras vuelvo a escuchar mi copia, me froto los ojos y los oídos: el tan discutido en su día nivel de los grupos gijoneses se muestra en su mayor esplendor. Quien no vivió aquello dentro no tiene ni idea de lo que aquello era. Eso sí, siempre les quedará el CD –toda una pieza de coleccionista- para tratar de aproximarse. Y es que no sólo era el Xixón Sound, muy bien representado (Yellowfinn, Holiday Fleet, Manta Ray, Kactus Jack, Australian Blonde, Medication, Tommy Crimes), sino satélites muy, muy cercanos (Dr. Explosion, Undershakers) o lejanos (Kashmir, Los Cohetes), los que desgranaban piezas de películas como La Semilla del Diablo (con una acertada mezcla de perversidad e inocencia a cargo de los venerables Penélope Trip), What´s New, Pussycat? (trepidantes Dr. Explosion y su “My little red book”), La Leyenda de la Ciudad Sin Nombre (antológica deconstrucción de Kactus Jack), Fiebre del Sábado Noche (con los Beastie Boys de Gijón -Holiday Fleet- haciendo de las suyas) o el clásico de Rocky III vía Kashmir clavando la épica mítica del “Eye of the tiger” de los Survivor. La semilla se había sembrado con éxito pero ya sabemos que esta vida es un constante examen y llegaba 1996 con una nueva edición para tratar de superarse. El listón estaba muy alto, pero el resultado volvió a ser digno de recordar: “Canciones del cine español (1896-1996)”. En las notas interiores, José Luis Cuerda y Luis García Berlanga respaldaban el proyecto, mientras José Luis Cienfuegos, director del Festival concluía, orgulloso: “Agoreros y envidiosos ya tienen otro motivo para rasgarse las vestiduras: nuestros grupos son profesionales, ocurrentes y exportables”. Desde unos inolvidables Manta Ray con el carismático Corcobado recreando la tensión del tema central de “El Crack” con el que Garci tendría pesadillas, y cuya colaboración seguiría en el esencial álbum “Diminuto Cielo” años después, hasta las Undershakers que lograron su más afamada melodía con el “A tu vera”; tuvieron la oportunidad de dejar mayúsculas huellas Penélope Trip (junto a Le Mans hilaban telas de perversión y oscuridad con “Evelyn”), Nosoträsh con el llorado Carlos Redondo (Los Locos), Tommy Crimes, Kashmir, Fany & Los Dandys, Holiday Fleet (homenaje de mala baba al “Chup chup”), Mocking Byrds, Kactus Jack (¡buscando “Perlas ensangrentadas” con Alaska!) y algunos olvidados dignos de recuerdo y recuperación como Detritus X o los Heartbeats. El CD, además, lo publicaba la activa discográfica asturiana Astro para rematar otra joya de colección y concierto para guardar en los estantes más valiosos de la memoria.
 
Superarse, superarse, un reto siempre presente: “Score” por Manta Ray. Uno de esos momentos que consiguieron, en noviembre de 1998, fijar la pujanza de Gijón en el universo musical (una representación espeluznante de clásicos del cine adaptados a la siempre peculiar visión de uno de los grupos trascendentales en el rock alternativo español) y en el cinematográfico (contemplar en el palco vecino el pasmo de mi adorado Bad Seed Barry Adamson ante el es-pec-tá-cu-lo de los Manta me terminó de convencer de que se debían erradicar de una vez los complejines). El magistral paso final fue tratar de contagiar la magia musical a un ámbito distinto al de la sala oscura y sus aledaños.
 
Perder ese peso, esa gravedad que, tantas veces, invade a la cultura, fue otro de los grandes aciertos de Cienfuegos y su equipo. Ahí, en la nocturnidad de la sala de conciertos, se cerraban todo tipo de contactos (para la prensa rosa, los que están pensando; para el mundo real, nexos para futuros trabajos, uniones y amistades artísticas a cuajar o proyectar). Y, sí, claro, la música. Repaso mi lista de recuerdos en el selector de frecuencias, que hubieran cantado Aviador Dro y la nómina alcanza tal volumen, variedad y calidad de nombres que resulta difícil contener la emoción, que las imágenes y las canciones no se desaten a borbotones: Los Planetas en un Jardín a rebosar, Six By Seven a tope de volumen para cerrar un círculo personal (sí, también las historias de amor y desamor de nuestras propias vidas se cruzan en el maremágnum emocional del recuerdo), We Are Standard en el Bambara cuando sólo eran Standard, Delorean convirtiendo la Albéniz en la Factory de Manchester, los Boss Martians poniendo patas arriba el Gato Tuerto un domingo, MC5 en el Parque del Piles (¡oh, Dios!), los Real McCoyson y los Bubblegum en el Savoy Club, Maika Makovski seduciendo a todo bicho viviente en el Acapulco… Hasta mi propia revista “Interferencias” tuvo su momento estelar. Y, desde hace tres años, un festival dentro del festival: “The Fiesta” en el LabCafé. Sumergirse en el inmenso hangar de la no menos inabarcable Laboral al amparo de un cartel por donde ya pasaron Vetusta Morla, los añorados Sunday Drivers, Sidonie o Layabouts. Y decepciones gordas como la de unos decrépitos Lemonheads (Evan Dando funeral –creativo-) o el dislate de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge o la frialdad de un Barry Adamson del que esperábamos mucho más (tanto…). Y un último regalo: el delicioso, mágico “13 Most Beautiful… Songs for Andy Warhol´s Screen Test” a cargo de Dean & Britta. Tanto, tanto, que ya queremos más. Que no decaiga.
 
MANOLO D. ABAD
 
Fotos Dr. Explosion, Ladybug Transistor y Niños Mutantes: JOAN FITÓ

Una versión más reducida aparece en el periódico "El 50" del Festival Internacional de Cine de Gijón del mes de octubre de 2012 http://www.gijonfilmfestival.com/page/11597-noche-y-musica-para-tus-ojos-y-oidos