miércoles, 25 de agosto de 2010

El Tejedor (el poema)



Para que la civilización no se hunda,
Perdida su gran batalla,
Haz callar al perro, ata la jaca
En un puesto apartado;
Nuestro amo, César, está en la tienda
Con los mapas desplegados,
La mirada ausente,
La cabeza apoyada en la mano.


Como el tejedor en la superficie de la corriente,
Su imaginación se mueve sobre el silencio.


Que ardan las torres desmochadas
Y que los hombres recuerden aquel rostro.
Muévete apenas si has de moverte
En este lugar desolado.
Una parte mujer, tres partes niña, cree
Que nadie la mira; sus pies
Se ejercitan en un zapateo de villano
Aprendido en las calles.


Como el tejedor en la superficie de la corriente,
Su imaginación se mueve sobre el silencio.


Para que las niñas, en su pubertad, encuentren,
El primer Adán de sus intenciones,
Cierra la puerta de la capilla del Papa,
Que aquellos niños no entren.
En ese andamio se apoya
Miguel Ángel.
Sin más ruido que el de los ratones,
Su mano se mueve sin reposo.


Como el tejedor en la superficie de la corriente,
Su imaginación se mueve sobre el silencio.


William Butler Yeats. "El Tejedor". Ed. Poliedro, 2003.