lunes, 15 de octubre de 2018

La cal y la arena




Crónicas de Vestuario. –“La cal y la arena”

Tras asistir a una nueva decepción del Real Oviedo ante el Rayo Majadahonda en el imperial Estadio Wanda Metropolitano al que acudieron cinco mil fieles azules la conclusión es que algo no funciona. Y, en este caso, el principal responsable parece ser Juan Antonio Anquela. Sabe uno de los peligros de personalizar y pedir una dimisión de un entrenador, puesto que ya he vivido en mi propia carne que eso puede conseguir que se te silencie. Me ha ocurrido, ya lo sé, con Fernando Hierro y conozco todo lo que, posteriormente, se desencadenó contra mí. También he de decir que me importa un bledo, puesto que el tiempo me ha dado la razón, aunque –lamentablemente- haya perdido una vía de expresión importante. “Otras visiones”, adujeron quienes me apartaron. De poco sirve el consuelo de saber que tenías razón, que fuiste honesto y que expresaste lo que mucha gente pensaba y lo que tú creías que era lo mejor para el equipo. Eso ya es pasado, aunque el presente también esté teñido de un gris marengo que no le deseo a nadie.
El domingo asistimos a la representación de las contradicciones del técnico jienense. Pide intensidad y contemplamos al once más abúlico de lo que llevamos de temporada. Dice que si algo funciona no se debe cambiar y, tras vencer con solvencia al Albacete, con un cambio de sistema, vuelve a transformarlo sin que exista una explicación lógica posible. No para de hablar de que cuenta con la cantera y, como premio al gran partido de Javi Hernández en la jornada anterior, lo manda al banquillo. Y así podríamos seguir con un montón de ejemplos que visualizan el desastre total al que se apuntó el conjunto azul en el grandioso escenario que será la final de la Champions en esta temporada.
Uno se queda confundido ante el pésimo encuentro de los azules: cero en intensidad, cero en profundidad, cero en concentración, cero en garra y cero, también, sí, en orgullo, en un poco de vergüenza para corresponder al multitudinario desplazamiento a la capital de España. ¿Por qué? ¿Qué está sucediendo? ¿Qué nos estamos perdiendo en las interioridades del vestuario? ¿Por qué un jugador que se borró desde el primer minuto, aunque se llame Saúl Berjón, no es sustituido y otro que se dejó el alma como Joselu es cambiado cuando el equipo necesitaba más que nunca a un hombre-gol?
No dudamos de la capacidad de Juan Antonio Anquela. Pero sí de su toma de decisiones últimamente, a cada cual peor. En el Wanda Metropolitano superó lo difícilmente superable. No dudamos tampoco de su honestidad, pero parece vencido por las circunstancias, sin capacidad de decisión ni ganas de transformar un rumbo que, a día de hoy, sólo puede decirse que va a la deriva.

MANOLO D. ABAD