martes, 28 de noviembre de 2017

En reconstrucción


Crónicas de Vestuario. -

“En reconstrucción”

Tras unos días de desconexión vacacional regresamos a comentar los partidos de un Real Oviedo que vive en un permanente descubrimiento de sí mismo. Tras el ridículo ante el Valladolid -que tuve la suerte de perderme- llegó una nueva resurrección frente al Numancia. Parece difícil escapar a esta dinámica en una montaña rusa que se repite una y otra vez a lo largo de esta travesía que ya ha superado su primer tercio de competición.



El primer cambio -muy significativo- se produjo en la portería: Alfonso Herrero sustituía a un Juan Carlos cada vez más cuestionado, cada vez más nervioso. Cuando se dan circunstancias que afectan al rendimiento en un puesto crucial como el de guardameta hay que buscar soluciones. La encontró Anquela haciendo debutar al toledano, que se mostró seguro durante todo el encuentro si exceptuamos el error en el tanto de los sorianos donde salió tarde a cubrir el remate de cabeza de Higinio. Esperemos que pueda asentarse por el bien de un cuadro azul que es de los que más encajan en la categoría.



La segunda transformación se produjo en el arranque del choque, más bien en la magnífica primera media hora que firmó todo el once azul y que, es más que posible, esté relacionada con el esquema de juego, del que tanto se habla. Los tres centrales -Carlos Hernández, Forlín, Christian Fernández- otorgan empaque a la defensa y permiten que los dos estiletes en los carriles -Mossa y Diegui Johannesson- actúen tanto como amenaza para que el rival no se despliegue alegremente (como sucedió en el primer acto ante el Lugo), como refuerzo de la profundidad en las alas ofensivas al asociarse con Saúl Berjón y Aarón Ñíguez.



Tras treinta minutos para enmarcar, llegó el empate de los de Jagoba Arrasate y, con él, regresaron las dudas, algo que se acentuó con la lesión de Aarón Ñíguez. Tiempo para meditar y reconstruirse, una vez más.



El equipo de Anquela salió con fe y convicción, avivado por un sorprendente Yeboah -sustituto de Aarón- que aparecía por todas partes, ofreciéndose, asociándose, luchando como hasta ahora no se le había visto. Y encontró la compañía perfecta en la lucha de todos, la clase de un Saúl Berjón enchufado y con Mossa y Diegui percutiendo por la banda con peligro y profundidad. En una de esas jugadas llegó un gran remate de Johannesson -bueno es que lancen a puerta también los carrileros- que, tras pegar en el larguero provocó la carambola y el gol en propia meta de Dani Calvo al tratar de devolver de cabeza el balón a su portero. El choque se cerró con el tanto de un Miguel Linares que ha roto su racha goleadora con brillantez y ha obtenido los frutos en forma de tantos a esa incansable brega suya que debería convencer hasta a esos escépticos que tantas y tantas veces lo han puesto en cuestión.



En definitiva, una victoria para creer en las propias posibilidades, para engancharse al grupo cabecero ahora que parece que comienzan a establecerse unas muy tenues distancias y para pensar en positivo a pesar de tantas adversidades -en forma de desgraciadas lesiones- como ha atravesado el equipo en este primer tercio de Liga. Mantenerse, resistir en ese grupo cabecero, recuperar jugadores clave y resurgir de las propias cenizas, algo en lo que la institución azul es experta. Larga es la travesía, así que paciencia y confianza en las propias fuerzas.



MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS