sábado, 31 de diciembre de 2016

Mis tiendas de discos en Oviedo

Vinilo Azul. -

Mis tiendas de discos en Oviedo”


Se me cruzó el otro día en casa de mi madre -donde conservo los vinilos por una cuestión de espacio- uno de los dos álbumes del grupo valenciano Glamour y, como un resorte de la memoria, recordé la tienda de discos donde lo había adquirido, en fechas navideñas como éstas. La tienda se llamaba “Pífano” y estaba situada en el, por entonces recién abierto, Centro Comercial Salesas. Allí compré varios discos, singles, aunque creo que no duró mucho tiempo. Al pasear por las calles de Oviedo, uno se detiene ante los nuevos establecimientos o espacios que ocuparon algunas tiendas de discos en la ciudad y percibe el paso del tiempo -el propio y el común- como algo tangible, bien distinto a las sensaciones que marca el día a día.

La rutina diaria me lleva a pasar por dos lugares donde mi discografía se engrosó notablemente. En la calle Toreno estaba una de las tiendas asturianas de “Discoteca”, con sus dos pisos y un surtido que, en algunos momentos, llegó a ser espectacular y diverso. Todas las músicas cabían allí y la sección de oportunidades permitía a los bolsillos más modestos (los de un adolescente como yo era entonces) proveerse de trabajos muy interesantes. Claro que la denominada “serie media”, a precios verdaderamente asequibles -unas 500 pesetas frente a las mil y algo de las novedades- tenía su templo en la calle Milicias Nacionales donde se estableció durante bastantes años “Discos Liverpool”. En su día, todos desconocíamos que, muchos años después, aquellos vinilos se convertirían en joyas. Para la independencia y lo alternativo, que iba haciéndose más sitio con el paso de los años, acudía a Antonio Palomero y su “Discos 3” en la calle del Peso. Con el tiempo forjamos amistad y muchas tardes las pasábamos hablando y escuchando muchos de sus vinilos. Recuerdo también un verano en que mi buen amigo Ramón Zarauza se encargó de la tienda y entonces amplié el tiempo de visita desde la apertura al cierre, entre audiciones muy diversas y empapándome de muchas de las anécdotas y conocimientos que Ramón había acumulado. A veces, nos trasladábamos a la Santa Sebe, donde Zarauza pinchaba y las clases magistrales se ampliaban al legendario local de la calle Altamirano.

Los tiempos en el mundo discográfico comenzaron a cambiar. Se popularizó la venta por correo, que ofrecía precios muy competitivos y la posibilidad de hacerse con vinilos difíciles de conseguir en la ciudad. Primero fue “Discoplay”, después descubrí a través de un anuncio en una revista musical a “Músicas de Régimen” y, unos meses más tarde, por ese mismo medio, a “Discos del Sur”. Escisión de “Discoplay” sería “Tipo”, que llegaría a tener varias tiendas en Asturias y, por supuesto, en Oviedo. Allí estaba Guillermo Alonso, siempre afable, en la calle Independencia en un lugar que no ha vuelto a ser ocupado y que, casualidades de la vida, también está en mi ruta ovetense diaria. “Tipo” cambiaría de dueño y de local, se iría al Oviedo Antiguo, a la calle Carpio y, cuando llegó el momento del cierre me hice con un número elevado de cds y otros complementos a precios de risa.

Hoy en día, tras las múltiples turbulencias del mercado, de la llegada de la piratería, de la pérdida de sentido de la música para sus vidas de las nuevas generaciones, que acumulan canciones en una caja denominada “disco duro externo”, artefacto desalmado, frío e insensible, son “La Bomba Records” y “Alta Fidelidad”, los lugares a los que acudo en Oviedo para comprar discos. Curiosa es la historia de “Alta Fidelidad”, que merecería un capítulo aparte (quizás lo tenga en unos meses) que ha sufrido un montón de mutaciones desde los 90 hasta la actualidad. Ambas han sabido adaptarse a estos duros tiempos de crisis y selección natural, para que la llama no se apague como, por desgracia, ha sucedido en Oviedo con otros establecimientos como los cines, sólo posibles en formato de centro comercial. Una gloria poder repetir el rito de curiosear entre sus referencias y precios y llevarte una rodaja musical con un valor intangible, que las nuevas generaciones no son capaces, en su gran mayoría, de paladear como antaño.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" en el suplemento "D-Oviedo" el sábado 31 de diciembre de 2016

viernes, 30 de diciembre de 2016

León Benavente "La vida errando"

Canción fin de año (¡Adiós 2016 de mierda!)




Hoy será mejor desaparecer por si acaso...
Me iré remando, construiré un avión...
Llevo todo un mes pensando en alto
Y más de media vida errando.

Por ciudades grandes con gente siniestra,
Por casas vacías como en Seseña,
Por terrenos áridos y bosques verdes,
Por la fantasía de un país rebelde.

Hoy será mejor desaparecer de aquí por si acaso,
El pasado es un asco y el futuro una premonición...
Llevo todo un mes procrastinando
y más de media vida errando.

Por la vía pública, por los senderos,
Por pequeños pisos en barrios modernos,
Por dudar de todo y por irme a la cama
Con gente que no se ni como se llama,
Por momentos únicos en precipicios,
Por buscarme todos los vicios,
Con la gente que me he ido encontrando en el Camino.

Tendré que caminar.
Tendré que caminar.
Tendré que caminar.
Tendré que caminar.

Hoy será mejor desaparecer...

jueves, 29 de diciembre de 2016

Soulsavers "Revival"



Debbie Reynolds (1932-2016)


miércoles, 28 de diciembre de 2016

Carrie Fisher (1956-2016)


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Soledad Vélez "Knife"



I believe in ghosts
It becomes more dangerous
We’re getting real close
Living in the woods.
Spirits, I see spirits.. Let’s get high, one more time.. Guns away, I’m a knife. What’s going on
In the volcano
Throwing the stones and losing control. Spirits in my head..

lunes, 19 de diciembre de 2016

Revolucionaria diversión


Revolucionaria diversión”

THE DAMNED
Sala Albéniz, Gijón
Sábado, 17 de diciembre de 2016.

En 1976 los Sex Pistols buscaban la anarquía en el Reino Unido y el fin de la industria musical; los Clash querían la revolución y cambiar el mundo; los Damned, por su parte, más modestos, sólo querían pasarlo bien hasta el fin de la noche y amanecer lo más alto posible. Cuarenta años después, ésta es la actitud que perdura, que sobrevive ante los terremotos de la vida.

Supervivientes de mil y una batallas, contemplarles tras todos estos años resulta una experiencia benéfica, como si todo este tiempo transcurrido no hubiera pasado. Como si todo lo superfluo y negativo no estuviera presente. Cantan “Ignite”, mi favorita, ampliándola ante los coros del enfervorizado público, y pierdo años y peso, me olvido del dolor y de los malos rollos. Están sonando inmensos, el turbulento Captain Sensible totalmente concentrado en su guitarra, Dave Vanian, envidiablemente fino y con la voz en un momento maravilloso. ¡Hasta se atreve con “Eloise”! Incluso cae su versión de “Alone again or”, para que todo sea mágico. Sus clásicos primigenios exaltan los pogos de los más jóvenes, son también gloriosos los “Neat neat neat” o la siempre querida “New rose”. Es un concierto para disfrutar, no hay un lleno como en ocasiones anteriores con Sonics o Stranglers, pero da igual. Hasta uno agradece la confortabilidad. Parece mentira que estemos asistiendo a una parte de la historia del rock trascendental y el personal siga sin enterarse. Pero este es el signo de los tiempos: ignorar mientras vomitan nuevas mentiras por doquier.

Al final, nos quedan las canciones, las muchas canciones, algunos himnos incluso. Y un concierto a la altura del mito. Un magnífico concierto, donde han realzado la historia del escupitajo hasta convertirla en diamante, ellos que siempre se salieron de las lindes del punk; ellos, históricos, únicos, que enriquecieron los sonidos de la revolución hasta hacer que fuera la diversión la única guerra posible. Cuarenta años después, la supervivencia los ha convertido en absolutos ganadores.

MANOLO D. ABAD
Foto: NACHO FERNÁNDEZ
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 19 de diciembre de 2016

domingo, 18 de diciembre de 2016

Un verano en el Café Apolo


Vinilo Azul. -
Un verano en el Café Apolo”

Ahora que parece que el invierno ya está aquí, que sí, que llegan de verdad los fríos y las lluvias, quizás parezca algo extraño recordar algún instante de algún verano perdido en la memoria. Pero no, no es así. Quizás haya abierto esa ventana en la memoria el poder disfrutar de una nueva entrega de los Premios de la Crítica y del Premio de las Letras que, cada año, otorga la Asociación de Escritores de Asturias. Ver la estatua del “Apolo” -desvencijado en su orgulloso porte, con su amenazante lengua fuera, una maravilla diseñada por el enorme y tan querido Jaime Herrero- y recordar a aquel café ovetense tan especial para muchos de nosotros.

Sí, fue en el Café Apolo donde tomé la decisión, donde definitivamente creí en mí mismo y cuando me lancé a un tipo de escritura que, hasta entonces, no había abordado con la confianza necesaria y el tesón requerido. Sí, fue en aquel verano de temperaturas extremas, a finales de julio de 2003, cuando decidí dar el salto a la ficción. Aquello no hubiera sido posible sin las tardes junto a Rubén Rodríguez en el Café Apolo, con una botella de vino francés traído especialmente por Juan Carlos y las cenas que Manolo Villarroel preparaba, inolvidables sus deliciosas minipizzas y unos postres que para sí quisieran los mejores reposteros televisivos.

Son esos momentos vitales los que, al volver la vista atrás, descubrimos como cruciales aunque, en su día, nos parecieran banales. Cada decisión, cada instante de nuestra existencia, mínima e intrascendente quizás (o no) se resuelve en los momentos menos esperados. El Café Apolo, en esas tardes algo rezongonas de calor, buscando las sombras, casi como cantarían Nacha Pop (muchos la confundirán como propia de Antonio Vega y no es así) “Persiguiendo sombras”, conformó un marco ensoñador para evadirse de la realidad, sumergirse en proyectos, perder el miedo a volar, a la escritura de ficción, a olvidar las pedestres tentativas anteriores, a ignorar la vergüenza que tanto me había atenazado en tantas ocasiones, a volcarse en noches en mi pequeño estudio -el zulo, como lo llamaba mi madre- envuelto en sudor, con la música tenue sonando (no había vecinos en ese verano de calor) y la luz de la luna entrando por las claraboyas e inundando las penumbras de la torre de la Catedral de Oviedo.

Por las mañanas tocaba recorrerse la calle en busca de los “opines”, encuestas en la calle, con la cámara del gran Marcos “Toc” que, a pesar de mi situación en Tele Oviedo, se empeñaba en que desafiáramos el pertinaz sol y preguntáramos a más gente, hasta la treintena, aunque la responsable del asunto, deseosa de deshacerse de mí siempre dejaba en cuatro o cinco, a saber qué le diría a sus jefes que luego se convertirían en socios. Fue una experiencia magnífica, vista hoy. Porque, otra de las perspectivas que nos brinda el tiempo, es contemplar situaciones difíciles, complejas o negativas como terapéuticas. Al final, vemos dónde está cada uno, sus expectativas y su situación actual. Y, a pesar de que muchos de aquellos trataron de hundirme, aquí estamos: hablando de ellos y ellas, de sus zancadillas, de sus miserias y de lo bonito que fue aquel tiempo, el haber podido vivirlo con intensidad y recordarlo hoy aquí. Aunque sigamos echando de menos, al son de un tema de Miles Davis, aquellas tardes y noches, plácidas, frescas a pesar del pertinaz calor, del Café Apolo. Y las decisiones, las grandes decisiones, que tomé allí.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 18 de diciembre de 2016

Desnudos

Crónicas de Vestuario. -

Desnudos”


Tenía que aparecer y lo hizo en el peor momento. Ante el peor equipo que ha aparecido por el nuevo Carlos Tartiere en esta temporada. Y tenía que mostrar todas y cada una de las carencias de este equipo. Hemos hablado y nos hemos hartado: este conjunto no juega a nada, carece de iniciativa, es previsible. Bien, o mal. O muy mal. Los resultados satisfacían cierta sensación, venían muy bien para alimentar la ilusión, pero, realmente, eran un espejismo. Un gran espejismo en este oasis. Este once, en su doble embudo, no juega, no tiene creatividad, muestra tales carencias que un débil Córdoba enseña todas y cada una de las múltiples vergüenzas de este conjunto.



¿Hay que volver a recordar todas y cada una de las negaciones a las que se enrosca Fernando Hierro? A la inexistencia de las bandas. Hoy salió Nando y, ¿qué importa si nadie le dobla? Jugamos por el camino más sensato al gol o esperamos como toda esta maldita temporada, a verlas venir, a esperar qué nos dicen los demás. ¿Es ese un equipo que quiere subir? ¿Es ese un equipo líder?



Sólo cuando la desesperación se muestra como un monstruo ineludible, llegan las entradas por banda, pedestres, torpes, tanto como echarlas fuera, sin problemas. Dedicados a la destrucción, y como en la nefasta tarde de ayer, ni siquiera eso, se descubre un once torpe, previsible, siempre previsible, sólo respaldado por unos resultados que hoy le han dado la espalda. Y asistimos a esta despedida: la despedida de las aspiraciones, la despedida de las ilusiones. La despedida, porque viendo este partido no hay lugar para ninguna esperanza.



Vemos el desnudo y las mentiras. Esas que dan tantos puntos y enmascaran la mediocridad. Ese doble embudo incapaz de levantar un partido. Ese doble embudo previsible, aterradoramente previsible. Ese doble embudo, patadón para arriba, tan triste. Tan triste que anula toda ilusión. Por mucho que todos deseemos que funcione. Pero no. El fútbol y sus caminos son, ciertamente, bellos cuando se trabajan los senderos adecuados. Cuando se embolsan en un doble embudo que niega las bandas, que renuncia a la creatividad, que está a verlas venir, nos encontramos con esta miseria, con este absoluto desnudo, con esta sensación, entre el ridículo y la vergüenza. Desnudos, terriblemente desnudos.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 18 de diciembre de 2016

viernes, 16 de diciembre de 2016

Joy Division "Disorder"


jueves, 15 de diciembre de 2016

Nacha Pop "Persiguiendo sombras"



Si ahora me voy de quién serán
las pisadas que oirás llegar
no existe nada por lo cual
yo te pueda cambiar

Da igual si no estás
que te busque por cualquier lugar
nada me importa hoy
no se ni donde voy
persiguiendo sombras

Busco algo más que un perfil
Es tan distinto a ti
no puedo distinguir
no, tu voz… dentro de mi
es tal el hielo que hay aquí
este es un frío país

Y ni los pies ni las manos puedo sentir
pero me gusta recordar,
quiero reconstruir cada imagen cada esquina que conservo de ti,
ser un poco sentimental
sin encontrarme mal

Dejo atrás la estela del mar
no termino de deambular
me divierte andar despistarme jugar,
Persiguiendo sombras…

Busco más que algo más que un perfil…

Es tan distinto a ti, que quiero distinguir,
sí, tu voz, entre otras mil
es tal el hielo que hay aquí
sí que es un frío país
y ni los pies ni las manos puedo sentir

Interpretar a los demás, viendoles gesticular
y con los hombros contestar que…
busco algo más que un perfil
es tan distinto a ti que quiero distinguir,
sí, tu voz, entre otras mil
es tal el hielo que hay aquí
sí que es un frío país
y ni los pies ni las manos puedo sentir

No, algo más que un perfil
es tan distinto a ti, que quiero distinguir
tu voz entre otras mil

Seis versiones de The Damned

Pues nada, que seguimos el calentamiento para el gran día: el sábado 17 de diciembre en la sala Albéniz de Gijón. ¡The Damned y sus versiones! (probablemente sorprenda al más despistado).


"Help"

 

 "I feel alright"



"Looking at you"



"White rabbit"



 "Alone again or"



"Eloise"






Escenas olvidadas de cine. 3: "Scorpio" (1973)



"Scorpio" (1973)
Director: Michael Winner. Intérpretes: Burt Lancaster, Alain Delon, Paul Scofield, John Colicos, Gayle Hunnicutt, J.D. Cannon.

Del infravalorado director Michael Winner -a la vista de este film probablemente por culpa suya- una infravalorada película del no menos infravalorado cine de género y, en particular, del de espías. Pero, a poco que se sepa observar y ver más allá de una intriga excitante y de escenas de acción trepidantes, una historia que habla de la amistad, de la fidelidad al ser humano por encima de unos ideales, de la coherencia personal frente a intereses espúreos. Y de la supervivencia, del honor y de sus códigos. Este diálogo y esta escena lo resumen. Un clásico, magnético y singular.

CROSS (Burt Lancaster): Debiste haberlo hecho en París.
SCORPIO (Alain Delon): No estaba conforme con el precio.
C: ¿Y ahora?
S: Sí. Ahora, sí.
C: Podría matarte, Jean.
S: Pues, hazlo, Cross. No se te presentará mejor oportunidad.
C: ¿Podemos hablar?
S: Desde luego.
C: ¿Dijo McLeod cuál es mi pecado?
S: Dijo que vendes secretos y que tienes más para vender.
C: ¿Y, tú? ¿Crees eso?
S: ¿Es cierto? Quiero saberlo.
C: Para que aprendas: no, no es cierto.
S: Zharkov...
C: ¿Qué hay de Zharkov?
S: Está en el otro lado.
C: Conozco a Zharkov desde hace treinta años, como aliado y como adversario. Y siempre, como amigo. Ambos somos antifascistas prematuros, como solía decirse en Washington. Pero Zharkov nunca se ha vendido. Y yo, tampoco.
S: Entonces, ¿por qué McLeod te quiere muerto?
C: ¿Por qué no se lo preguntas?
S: Te lo pregunto a ti.
C: Buscas el resplandeciente rostro de la verdad. Algo en lo que tener fe. Igual que una jovencita con el vestido blanco de pureza. Pero tienes el alma de un atormentado. Por eso tu necesidad es mayor.
S: Me mentiste, Cross, y me utilizaste. Y por eso voy a matarte.
C: No te he mentido nunca, Jean. Te utilicé, sí. Pero nunca te he mentido.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Trece imprescindibles de The Damned

En marzo de 1991 publicaba en la revista "Ruta 66" en su número 60 un superdossier especial sobre quienes han sido siempre uno de mis grupos favoritos: The Damned. Las circunstancias de la vida impidieron que no les haya visto aún. Y, también, parece que esa deuda se va a saldar el próximo 17 de diciembre en la sala Albéniz de Gijón, a veintiocho kilómetros de mi casa. No sé si en esta gira de cuadragésimo aniversario tocarán todas estas, pero aquí va una lista de 13 -con ellos no podrían ser 10- canciones imprescindibles, que he tratado que sea lo más ecléctica y completa posible, recorriendo la mayoría de sus álbumes y no centrándome solo en el primero. ¡Disfruten, nos vemos el sábado!

MANOLO D. ABAD

Bonus Track- "Disco Man" (Live at Musical Express, TVE)



 13- "Anything"




12- "I just can´t be happy today"




11- "Life goes on"




10- "Shadow of love"




9-"Melody Lee"




8- "Thanks for the night"




7-"Wait for the blackout"




6-"Sanctum sanctorum"




5-"Neat neat neat"




4-"Problem child"



3-"Smash it up"




2- "New rose"




1- "Ignite"




 "Ignite" Live at Musical Express, TVE ">

The Chameleons "Paper tigers"



Too much makes me lazy
Not enough and it makes me crazy
Too much makes me crazy
Not enough and it makes me lazy

Time stops just for a moment
Then again it's only an instant
Time stops just for an instant
Then again it's only a moment

They always keep themselves clean
They always keep themselves clean
They always keep themselves clean
They always keep themselves clean
They always keep themselves clean
They always keep themselves clean
Clean,
Know what I mean
Know what I mean
I wish that this feeling
Would go away


You have to face them sooner or later
These tigers made of paper
Don't pay now
You have to pay later
Confronting tigers made of paper

They always keep themselves clean
I can't shake this feeling
Ah, I can't shake this feeling
No, I can't shake this feeling
Feeling, how do you feel
Something's going to happen

viernes, 9 de diciembre de 2016

Lif To Experience "Falling from cloud 9"



Rising to the top knowing I must fall.
Refeathered wings, salt the strings to remake the crawl to the top, and then take the fall again.
Blood soaked, gagged and chocked, lined face on stone, stripped bare, sucking in air,
this is my home, it seems with rock and the hard place stuck between.
The Godman Christ cause cursed man to the test.
And this Goddamned cross crushed into my chest I'm still doing my best.

And so the winter time comes calling.
Through the skies I'm crawling, from cloud nine, I've fallen.
And then the foolish times rush in.
It's no longer mine, life on cloud nine.

Place your dreams in a bottle, smash it to the ground, slip off you slippers and dance all around.
It's blood baby, it's just blood baby, it's just blood baby, it's just your precious blood.

I've come this far and I said I'd go all the way but these fevered winds sway stronger each day.
Yeah I'm fool's gold, and my heart's not right but I'd still sell what's left in my soul just to pay the tithe.
Shot down in the glory of my prime.
Only to find the bullets were divine.
So don't speak to me of heavens above, 'cos cloud nine is where I've fallen from.

martes, 6 de diciembre de 2016

The Damned "Shadow of love"


lunes, 5 de diciembre de 2016

Prueba de colista


Crónicas de Vestuario. -

Prueba de colista”


Tras otra nueva debacle fuera, llegaba el tiempo de asentarse frente a un colista con unos muy buenos números en sus últimas cinco jornadas. El Nástic de Tarragona había logrado equipararse con sus rivales, saliendo de las simas más profundas de un farolillo rojo que les había dejado hundidos en las primera diez jornadas. Los catalanes habían sabido levantarse y eso era una preocupación más a añadir a este Real Oviedo desconcertante, que sigue sin convencer a pesar de haber conseguido que el Nuevo Tartiere sea un fortín. Pero las dudas siguen llegando, tanto por un juego previsible que no convence como por los últimos descalabros fuera de casa.



La primera parte se desarrolló con una exasperante atonía. El cuadro azul, sin profundidad, buscando balones largos a su triada ofensiva, los laterales sin ir más allá de los tres cuartos y, en general, un fútbol desesperante. No sabemos si los catalanes se murieron de aburrimiento, o si se contagiaron de la preponderante marcheta que no conducía a nada, ahogados en ese doble embudo que aburre y neutraliza. El gol de Toché, otro chispazo inesperado, supuso todo el bagaje de unos cuarenta y cinco minutos de sopor y mediocridad. Un tanto para el bolsillo, a resonar como la moneda más cara, como un botín preciado a salvaguardar sin preocuparse por más.



El segundo acto discurrió por idénticos parámetros. El Nástic quería, pero no podía. Quizás pensaron en dejarlo para mejor ocasión, conscientes de su propia impotencia, bien aderezada con poca actitud, con nulo entusiasmo. El Real Oviedo no conseguía enlazar contraataques con los que decidir y así continuaron las cosas. Un partido más, pero tres puntos para la suma en este largo trayecto. Para restañar heridas y para darse la confianza necesaria con la que afrontar el próximo partido fuera. Sólo la entrada del efervescente Nando aportó algo de brillantez al oscuro juego. Sus electrizantes penetraciones por la banda, sacaron a la afición del tedio e impulsaron a insuflar los últimos ánimos para rescatar los tres puntos. 



Poco, muy poco más que añadir en esta prueba de colista solventada con tres nuevos puntos, que sirven para olvidarse de ese jorobu endosado por el Alcorcón, pero que no despejan las dudas de un fútbol ramplón, previsible, siempre a expensas de un chispazo de genialidad que saque del aburrimiento la monotonía preponderante. Tres puntos, un consuelo que no deja satisfecho más que por lo que representa de suma. Nada más.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 5 de diciembre de 2016

 

domingo, 4 de diciembre de 2016

Las ruinas de La Real

 

Vinilo Azul. -

Las ruinas de La Real”


Contaba el músico de rock australiano Kim Salmon cómo, a instancias de un programa televisivo, comenzaron a recorrer por su ciudad -Perth- los locales que le habían marcado en los inicios de su carrera, cuando señaló su primera gran página en la historia del rock con los ineludibles Scientists. Cuál sería su sorpresa cuando fue comprobando, local a local, calle a calle, cómo todos los locales habían cerrado o se habían derruido. De su pasado en sus inicios no quedaba ni una pequeña huella, no había posibilidad de que el recuerdo perdurase más que en la memoria de los testigos o en la propia música.

Al contemplar cómo se ha derruido el edificio de la calle Cervantes, 19, que albergó durante dos décadas la sala La Real, pienso en el excomponente de los magníficos Beasts of Bourbon y de los inquietantes Surrealists, en cómo se ha borrado una huella importante de la historia, de esa historia que no se escribe con letras de oro en los anales, pero que ha significado mucho para las vidas de muchos ovetenses y asturianos.

La Real tuvo dos etapas bien diferentes, tal y como se fue desarrollando, en paralelo, la historia de la nocturnidad en España. De la década rockera a la era de la electrónica y el dance, donde esta discoteca marcó época logrando ser uno de los puntos de referencia en el panorama europeo.
Aunque, claro, uno recuerda los gloriosos años de finales de los 80 y principios de los 90, donde La Real consiguió equipararse a algunas de las grandes salas del norte de España gracias a conciertos estatales e internacionales de gran nivel. Algo que denominaban con cierta ampulosa vacuidad algunos periodistas trendies en la época, entrar en el “circuito internacional de conciertos”, ese tipo de estupideces que se leían en aquella época donde en Asturias se carecía de mánagers capaces de negociar y traer giras de nivel. A pesar de todo, y con eso, gracias a La Real disfrutamos de Iggy Pop, 091, Paul Collins Beat, The Nomads, The Meteors, The Lyres, The Barracudas, Wilko Johnson Los Enemigos, Dr. Feelgood, The Inmates, The Godfathers, Los Flechazos, Lagartija Nick, Jeff Dahl, Los Deltonos, Los Planetas, El Inquilino Comunista, Los Hermanos Dalton, Elliott Murphy o los Ramones. Vista ahora, la lista impresiona y no cabe la menor duda de que fue una época dorada para la música rock en vivo en Oviedo. Con la transformación a la música electrónica, la lista de nombres se situó en idéntico pedestal: Carl Cox, Laurent Garnier, John Aquaviva, Óscar Mulero o Ángel Molina, correspondiéndole el honor de la última sesión, la de despedida, el 1 de enero de 2006, a Ben Simms. 

La Real trató de reinventarse en Oviedo y aunar tanto su trayectoria de conciertos de rock, como la de epicentro de la escena electrónica. Planificaron unos terrenos en la zona de Almacenes Industriales, un magnífico espacio para reactivar la noche en la ciudad sin causar molestias a los vecinos. Pero... se toparon con una burocracia que exigía unas condiciones, vamos a denominarlas “especiales”, ya saben, de esas que ahora les causan quebraderos de cabeza a algunos políticos. El mundo de los sobres, de los favores concedidos, del parasitarismo a los afines que se fue tejiendo en los veinticuatro años de rodillo gabinista. La Real no quiso pasar por ese aro -no tenían por qué- y un proyecto serio y solvente se archivó para siempre jamás.

Con la construcción de las viviendas en Cervantes, 19, de la que sólo se conserva la fachada, se termina una época. Al pasar -trabajo en la misma calle- por sus ruinas, afloran mil y un momentos: Ella y su abrigo verde en la noche de Iggy Pop, Antonio Arias al frente de sus Lagartija Nick dedicándome una de sus canciones, Jeremy Gluck trepando por una de las barras en su bis con los Barracudas, camerinear con mi querida amiga Ana Espina y poder charlar (y tomar una cerveza a la que nos invitó) con el legendario Lee Brilleaux -cantante de Dr. Feelgood-, entrevistar a Los Planetas en el garaje del local, sentados en un sofá aparecido en medio de la nada como por arte de magia. Recuerdos que permanecerán en la pequeña historia de ese otro Oviedo que nos negamos a perder y que sea absorbido por la espuma de los días.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "D-Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 4 de diciembre de 2016 

viernes, 2 de diciembre de 2016

Pistones "El clan"