domingo, 2 de octubre de 2016

De tributos y homenajes

Vinilo Azul. -
De tributos y homenajes”

A principios de los años 90 vivimos en el mundo discográfico una verdadera avalancha de álbumes pensados para rendir tributo a un sinfín de grupos de todo tipo y condición. Como suele ocurrir la saturación alcanzó tal nivel que, muchos buenos discos-homenaje, acabaron en los cajones de los saldos, cuando no directamente repudiados por público y hasta los propios artistas. Asturias participó activamente de esta fiebre y, así, tuvimos un disco-homenaje a los Stukas, otro dedicado nada menos que a Tom Petty e, incluso, a la propia llingua asturiana. Destacaron, además, los dos tributos propiciados por el Festival de Cine de Gijón: “”Gijon goes to the movies- The dirty dozen” (Waco, 1995) y “Canciones del cine español (1896-1996)” (Astro, 1996), que contaron con cuidadas presentaciones en concierto durante el propio certamen, además de una gran relevancia a nivel nacional.

Los tiempos han cambiado y ahora los homenajes se desarrollan de otra forma: exposiciones, documentales, conciertos. También han surgido como setas las temibles bandas-tributo, que han terminado por ocupar el espacio de muchos creadores que han encontrado una nueva forma de competencia. Hemos vivido en la fiestas de San Mateo un homenaje a Tino Casal ciertamente pintoresco propiciado por la SOF, un verdadero desastre que da cuenta preclara de la capacidad no ya organizativa sino planificadora de la caduca entidad ovetense. Los artistas no eran, precisamente, los más adecuados para rendir tributo al gran artista, rompedor artista, de Tudela Veguín. Con muchísimo menor presupuesto, pero mucha más ganas y tino, por no decir idea de lo que se llevan entre manos, la gente de la Lata de Zinc propició tras la presentación del libro “Oro negro: 25 años sin Casal”, el concierto de la banda-tributo Billy Boy y Los Ácratas, con viejos conocidos de la escena asturiana como Juan Barreiro o Javi Ramos y otros destacados músicos como Lorena de la Fuente o Israel Sánchez, además del show de Chomin como vocalista. Esto sí tenía su sentido y el local se abarrotó de gente dispuesta a un homenaje mucho más coherente. Escribí en otro artículo, hace unas fechas, que no faltaban artistas rompedores en Asturias como Fasenuova, Rodrigo Cuevas o, incluso, si me apuran hasta el gran Pablo Und Destruktion, que hubieran podido actuar en consonancia con lo que Casal representó. Por supuesto, sin olvidar al gran Luis Alonso, líder de Salón Dadá (grupo al que apoyó Casal con toda su alma y buena fe), que ha publicado hace unos meses su primer álbum y se encuentra preparando el siguiente como Luis Dadá. Lamentablemente, nada de esto -que, seguramente, hubiera sido más económico, no lo duden- ocurrió. De traerse a gente más cercana al espíritu de Casal como Ana Curra ya nos olvidamos. Quizás nos preguntarían “¿Ana, qué?”, visto el nivel que los adorna...

Da pena comprobar cómo no se está a la altura de lo que un homenaje requiere. A saber: cariño, ilusión, conocimiento, divulgación, cierto carácter reivindicativo hacia el homenajeado y, si, claro, un exhaustivo trabajo. Malos son los atajos, malas son las cutrerías y, como bien dice el refrán: “para este viaje no se necesitaban estas alforjas”. Más dinero público mal empleado y con destino fallido para anotar en cuenta.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "DOviedo" del diario "El Comercio" el domingo 2 de octubre de 2016.