lunes, 18 de noviembre de 2013

Las manos de "San Pol"


Crónicas de Vestuario. –

“LAS MANOS DE “SAN POL”

El Real Oviedo sigue siendo incapaz de vencer en su campo, ante su gente. Una situación que, según avanza la competición, va convirtiendo cada nuevo partido en una reválida donde las expectativas de mejora se diluyen en una ansiedad que crece y atenaza al equipo cada vez más. Sólo esto puede explicar el lamentable encuentro que los azules cuajaron ante un Compostela que vino a disfrutar y no se llevó los tres puntos gracias a las intervenciones de un eminente Pol Freixanet que salvó un punto que permite seguir arriba. Pero las sensaciones no son buenas.

Los desajustes de los centrales, la falta de conexión entre la defensa y la línea creativa, la imposibilidad de llegar con el balón controlado al área contraria, tantos y tantos detalles negativos que se acumulan cada vez más. La suma explica el desastroso primer tiempo, donde no funcionó el juego directo. Héctor Simón naufragó sin sitio, deambulando por la zona central y la incapacidad generalizada del colectivo sólo encontró una buena noticia en el portero Pol, hijo del alapivot Jordi Freixanet, jugador de baloncesto que militara en Cotonificio, Cáceres o Manresa. Ahora que surge el tema del básket: el Oviedo de baloncesto ejemplifica el caso contrario al de fútbol. Unos, crecidos en su buena racha, han convertido su pabellón en un fortín –un año sin perder- mientras el equipo de fútbol no es capaz de encontrarse, con un balance desconcertante que ha quedado más en evidencia hoy, sin balón y sin sitio.

Parecía que en la segunda parte se enderezaban las cosas con la entrada de Señé y, sobre todo, de Iván Rubio que dio una estabilidad que se esfumó demasiado pronto. Las penetraciones de Joselu, el delantero con el que tendrá pesadillas Javi Hernández mucho tiempo, ponían las pulsaciones y los latidos al borde del ataque al corazón. Atenazados, sin cabeza, con los nervios a flor de piel, no existieron ni transiciones ni el juego combinativo que tantas esperanzas había alimentado en el arranque de esta temporada.

La situación recuerda a cuando intentas gustar a la chica de tus sueños y cada nuevo intento te aleja más de ella. Así se mostró el cuadro azul, cuantos más deseos de agradar pusieron los jugadores, peor salieron las cosas. Frustrante al máximo ver cómo se perdían jugadores experimentados e intensos como Alain Arroyo en protestas absurdas.

Siempre saco a colación uno de los dichos más populares entre la gente del fútbol: “En la rula no preguntan, apuntan”. Sólo nos queda, de momento, aferrarnos a la tabla de clasificación, para tratar de quitarnos este sabor tan amargo de una jornada aciaga donde la actuación de Pol Freixanet salvó un punto y mantuvo al equipo en la zona noble. Confiemos en que esta coyuntura casera de dudas se supere, que tan sólo sea momentánea y no se convierta en crónica. Eso y que el equipo siga ganando fuera de casa, claro.

MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 18 de noviembre de 2013