jueves, 30 de enero de 2020

¿Pero que ha hecho el Real Oviedo para merecer esto?




Crónicas de Vestuario. -
¿Pero que ha hecho el Real Oviedo para merecer esto?”

Sabemos, somos conscientes, de que el mundo del fútbol no se rige por normas establecidas, que la sorpresa siempre acecha y que el número de la ruleta que te saque fuera del juego puede salir en cualquier momento.

Sin embargo, y como muy bien destacó el creador de James Bond Ian Fleming en “Goldfinger”: “Una vez es casualidad, dos es coincidencia, tres es la acción del enemigo”. Pues, bien, hemos esperado, pacientes, tras los tres últimos encuentros del Real Oviedo a que no se cumpliese la frase lapidaria. Lamentablemente, se ha cumplido. Tres partidos repletos de decisiones no ya extrañas sino tendenciosas con un perjudicado: el conjunto azul. ¿Casualidad? ¿Coincidencia? ¿La acción del enemigo? La acción del enemigo, por supuesto. Cuando un árbitro se niega a consultar el VAR algo raro sucede. Cuando la acción, vistas las repeticiones en la televisión, es tan nítida que hasta el más forofo del equipo contrario asumiría la realidad, es que algo está pasando. La acción del enemigo que pretende hundirte, que quiere exterminarte. Antes de entrar en los detalles de todas estas acciones bizarras que se han repetido como una mala digestión en tres partidos trascendentales para el cuadro azul, envuelto desde la primera jornada en un mar de dudas, convendría hacerse unas cuántas preguntas.

Las preguntas se acumulan, una detrás de otra, como una sombra oscura que cae sobre la LFP dirigida por Tebas y la RFEF de Rubiales. A ninguno le gusta el Real Oviedo, ¿por qué?
¿Por qué, si se trata de uno de los clubes históricos de la Liga?
¿Por qué, si hablamos del primer equipo asturiano que jugó en Primera División?
¿Por qué, si posee una de las aficiones más fieles y limpias -de política y de violencia- de España, además de ser una de las más viajeras?
¿Por qué, cuando nos referimos a uno de los equipos con más seguidores a lo largo y ancho del mundo?
¿Por qué, si resulta que el Real Oviedo es uno de los clubs más saneados en las dos divisiones, con menos deudas?
¿Por qué se le exige un estrafalario y poco transparente límite salarial que no se le pide a otros clubs con toneladas de deudas?
¿Por qué se paralizan patrocinios que a otras entidades se les permite cambiar incluso a mitad de temporada sin ningún miramiento?
¿Por qué, Sr. Tebas?
¿Por qué, Sr. Rubiales?

Y, ahora, la gran pregunta: ¿por qué, señores árbitros?
No me voy a remontar a la decimotercera jornada en la que Galech Apezteguía dio un “recital” lamentable donde se comió expulsiones, un penalty y mostró el doble rasero con que se trató al Málaga y al once azul. Vamos a olvidar a Oliver de la Fuente en el bar – perdón, el VAR- y Ocón Arraiz sobre el campo, quienes en la vigésima jornada omitieron una agresión de Fali a Bolaño – que es como el enemigo público de los de negro y buen partido que sacan de ello los rivales – y un gol del Cádiz como mínimo dudoso. Ya que estamos, no querremos recordar cómo en la vigésimo primera Alejandro Muñiz en el campo y su colega de barra de VAR Javier Iglesias Villanueva – otro conocido “amigo” del club y de la afición azul – pasan de los “encuentros” de Yoda a Bolaño (sí, otra vez Christian Fernández) y de Alexis a Ortuño. Del doble rasero en las acciones de Mario Ortiz a Jimmy y la posterior de Tejera a Mario Ortiz tuvimos nítida consciencia. Es más, el gran “amigo” Iglesias Villanueva llamó hasta la extenuación para que se expulsara a Tejera. Lo de Mario Ortiz no sucedió. O quizás en otra galaxia… Siguió en la siguiente jornada, porque, ya saben, no hay que dejar las cosas para el final de temporada, que están todos los objetivos encima. Se trata de hundir cuanto antes, a ser posible en estas jornadas en el ecuador del calendario, que los ánimos están más tranquilos y exentos de polémica.
Jornada 22: se “encuentra” una mano de Javi Mier en una falta. No seré yo quien diga que no estuvo bien pitada de acuerdo al reglamento (veremos luego que, eso del “reglamento”, es una quimera para el Real Oviedo). En tiempo añadido, ni siquiera se revisó el VAR para una acción en la que el defensa arrolla a Sangalli. Igual ya no estaban en la barra. O se habían acabado las bebidas y el picoteo… Ni uno, ni tres, frente a un rival directo.
Por si ya no tuviéramos suficiente capacidad para el asombro, aún nos quedaban los choques frente a gallitos que no fueron tales en sus enfrentamientos con el equipo azul. Ni Almería ni Girona mostraron mucho. Pero aparecieron “amigos” como Oliver de la Fuente, a quien probablemente inviten como pregonero o para dar el chupinazo en las fiestas de Gijón, que se “inventa” uno de esos penalties que pasarán a la historia de la natación en la piscina almeriense. Contra el Girona, el golpe de voleibol – también, como ante los almerienses, con 0-0 y muchas dudas entre los teóricos gallitos- de Mojica dentro del área no es penalty para Saúl Ais Reig. Probablemente la única persona en este mundo que no lo vio. Bueno, en el VAR, se volvieron a quedar sin patatas ali-oli y cerveza y, por eso, nadie dijo nada. Como en la llave de kárate de Asier Riesgo a Ortuño – fuera del área pequeña -que supuso anular el gol ante la cantada del guardameta vasco. Fue clara falta de los hombros de Ortuño que, sin ninguna duda, agarraron los brazos del cancerbero del conjunto catalán.

¿Hasta cuándo vamos a seguir así?

¡Basta ya!
¡Basta ya, Sr. Tebas!
¡Basta ya, Sr. Rubiales!

MANOLO D. ABAD
Foto: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS