domingo, 5 de enero de 2020

Entrevista con Joseba Irazoki


JOSEBA IRAZOKI: "Lo más difícil es poder ser capaz de aportar lo necesario a cada proyecto"

Joseba Irazoki es uno de los guitarristas más personales y, a la vez versátiles, que uno puede encontrarse en el panorama estatal. Capaz de moverse con destreza tanto en sus proyectos propios como en otros al servicio de artistas de diferentes registros (Nacho Vegas, Rafael Berrio, Atom Rhumba, Mikel Erentxun), su trayectoria destaca por diferenciarse de lo convencional aportando un registro único, que aporta un sinfín de matices que no conocen ni admiten más fronteras que aquellas a las que le lleve su creatividad. A principios del mes de diciembre, completó un fin de semana en Asturias, donde participó en Gijón en el 27º aniversario del legendario Bar La Plaza en dos jornadas en la sala Albéniz junto a León Benavente y un concierto más en La Salvaje ovetense, todos ellos presentándose en solitario en un show inusual, estimulante y marcado por su tono al margen de cualquier etiqueta. Aunando experimentación a las raíces folk, uniendo electricidad guitarrera en el filo con paisajes sensibles o contemplativos, la música de Irazoki, tanto en sus aportes en solitario como junto a sus Amigos (Lagunak en vasco), ofrece siempre un amplísimo abanico de posibilidades para el disfrute de aquellos que desean encontrar experiencias más allá de lo trillado.

-Has venido a Asturias en solitario, todo un desafío, ¿no? ¿Tienes miedo escénico en algún momento? ¿Hay algo de "horror vacui"?

Iba a decirte que, generalmente, no, pero abrir para León Benavente me ha traído algún quebradero de cabeza a la hora de pensar en el repertorio. Hace tres años toqué mucho en este formato de one man band y abrí para grupos como Lisabö, Capsula,etc... Funcionó bastante bien, pero con los Leones me surgió la duda estilística. Al final, creo que ha gustado y me he quedado satisfecho. En La Salvaje, quizás estuve en mi hábitat más natural y toqué menos excitado que en los dos días anteriores.

-¿En qué medida cambia el actuar en solitario a hacerlo con una banda y con tu proyecto, o hacerlo dentro del grupo de otro artista?

Pues, son las tres completamente diferentes: en solitario, puede llegar a ser muy duro, debido a que es difícil acaparar la atención del espectador durante una hora de concierto. A principio de mi carrera en solitario, empecé yendo en acústico y casi lo descarté por vida (Risas). Con el grupo llevo unos seis años y, cada vez, me encuentro más a gusto y metido en el papel de frontman, creo que hemos conseguido un sonido de cuarteto bastante contundente y estoy muy cómodo. La parte de trabajar para otro artista es la que más he trabajado y más experiencia tengo, es algo que me gusta mucho y pienso que lo seguiré haciendo mientras me sigan llamando.

-¿Cómo definirías el show que presentaste este fin de semana en Gijón (Sala Albéniz) y en Oviedo (La Salvaje) para que quien no lo haya podido ver pueda hacerse una idea?

Mayormente, es un espectáculo de one man band direccionado hacia el blues experimental; últimamente, la segunda parte la estoy haciendo más abierta, trabajando con afinaciones diferentes y con ambientes que se acercan a músicas tradicionales y experimentales.


- "Ez - Nostalgia. Pieza instrumentalen biduma" es tu último trabajo, arriesgado y donde predominan atmósferas muy peculiares. Háblanos un poco de cómo surge y el giro respecto a tu anterior álbum junto a Lagunak "Zu al zara?", donde predominaban la psicodelia y una afilada electricidad guitarrera.

Es un disco recopilatorio de canciones que he ido publicando durante estos últimos años. Casi todo ha sido editado fuera del estado y me parecía un buen momento para recordar esa faceta mía que bastante gente no conocía y que, quizás, últimamente, había dejado un poco más de lado. Siempre he sido muy ecléctico en mis publicaciones, me he estado centrando últimamente más en el formato de la banda, pero nunca sé hacia dónde me dirigiré.


-Has tocado con un buen número de artistas y, ahora, creo que estás con Nacho Vegas y Rafael Berrio. ¿Qué se te ha "pegado" de cada uno de ellos?

De Nacho, diría que he aprendido bastante de sus letras. En Euskadi estamos bastante acostumbrados a musicar poesía o letras de otros artistas y ha hecho que intente trabajar mis letras con mis pedradas. Con Rafa, he trabajado menos, pero, también me gustan mucho sus letras, aunque sean más literarias, me gusta mucho su manera de frasear, al igual que Nacho.

-La pregunta recurrente: ¿cómo te organizas para llevar a cabo tanta y tan diferente actividad?

Vivo de ello y estoy sin parar pensando en música, así que tampoco es tan difícil. Soy bastante disciplinado y trabajo todas las mañanas unas tres-cuatro horas buscando repertorios, componiendo o haciendo trabajo de oficina, que también lleva mucho tiempo. En ese sentido, me parece un trabajo como otro cualquiera, lo difícil es poder ser capaz de aportar lo necesario a cada proyecto. Suelo formar parte de propuestas muy diferentes y lleva su tiempo encontrar una voz propia.



-Como reputado guitarrista que eres, ¿quiénes te han influido a la hora de tocar, con su estilo o con sus trabajos?

Siempre lo he dicho y, aunque ahora lo escucho menos, Marc Ribot ha sido la mayor influencia, sobre todo cuando tenía que acompañar a artistas. A la hora de componer instrumentales, tuve una época de enganche con John Fahey, Robbie Basho y la escuela Takoma; además, sigo mucho a guitarristas experimentales como Derek Bailey, Bill Orcutt...

-Otra de las características de tu obra, creo yo, es la de saltarte todas las fronteras estilísticas sin que ello suene forzado. ¿Es un proceso natural? ¿Buscado?

Diría que es natural, escucho músicas muy diferentes y al crear y arreglar algo, esas influencias salen mezcladas de alguna manera, que creo me sale sin pensar demasiado. Muchas veces me comentan lo que mis discos tocan muchos palos, pero, como dices, creo que ya es un poco mi sello.



-¿Crees que te beneficia como artista vivir en un lugar alejado de las grandes ciudades?

Nunca he vivido en una gran ciudad excepto cuando he cursado mis estudios. En las ciudades, hay más distracciones, pero, también, más estímulos. El estar más alejado y tener menos cosas alrededor, quizás hace que dediques más tiempo al trabajo y eso, en general, suele ser beneficioso para el resultado de cualquier actividad.

-Aunque trabajaste en la docencia, reconoces que no te gustaba, pero, ¿podrías enseñar tu método de trabajo a alguien que se sintiera interesado por tu obra?

He dado alguna master class y alguna clase particular, no es algo que me guste demasiado. Siempre comento que, para mí, es muy importante escuchar mucha música.

-Y, por último, volviendo al directo: ¿qué es lo que más valoras de un show en vivo?

En general, me gusta que me sorprendan (¡cómo no, jejeje!). Un concierto de gran calidad sonora, visual y demás puede molar, pero si no me aporta algo extra al disco y que me dé sensación de que estoy viviendo algo único, puede hacer que me aburra.

MANOLO D. ABAD
Fotos: M. D. A.