lunes, 12 de mayo de 2014

Catarsis hedonista


Crítica. Música. –
“Catarsis hedonista”
CRYSTAL FIGHTERS + IS TROPICAL
Espacio Estilo, Oviedo.
Viernes 9 de mayo de 2014.

No se llenó la enorme sala ovetense, testigo hace muchos años –tres décadas- bajo la denominación (bella) de Vértigo de lo más granado de la nueva ola española, la que muchos conocerán como la movida. Grupos como La Mode –con los que se estrenaron- Nacha Pop, Gabinete Caligari, Aviador Dro, Polanski y el Ardor, Loquillo y Los Trogloditas, Radio Futura y un sinfín de nombres legendarios se dieron cita en el período 1983-84 dentro de un local de gran capacidad -dos mil personas- que vuelve a ser escenario para grandes conciertos, alejados de las simas donde orquestas y cierto ambiente más propio de otras latitudes camparon a sus anchas durante muchos (demasiados) años.

Daba gusto ver las colas de un público ansioso por contemplar dos sensaciones planteadas para el disfrute, para la fiesta. Abrieron Is Tropical, grupo que ya señaló con sus ritmos el camino a seguir, aunque su mayor gloria sea el maravilloso “Dancing anymore”, donde superan las intenciones bailables para marcarse un tema redondo. Superar ese desafío, no quedarse en un grupo de una sola canción, de un único hit, es la asignatura que deberán aprobar de cara al futuro.

Estilo, antes Vértigo, es un espacio descomunal donde el sonido no termina de ser el que todos desearíamos. Quizás sean unas dimensiones inéditas en Asturias, no sé, pero la música no conseguía sonar con la potencia requerida, diluyéndose, sin muchos matices ni energía. Cuando a las once menos cuarto los británicos Crystal Fighters tomaron las tablas, el millar largo de asistentes soltó toda su adrenalina para entregarse al baile y los ritmos de una banda nacida para el hedonismo. De acuerdo, no poseen el carisma de Kasabian, la capacidad para llevarte a la juerga más descontrolada de !!! (pronuncien check, check, check), ni tan siquiera el compendio magistral, entre el liderazgo y el poderío, de los geniales e imparables Primal Scream, pero son… resultones. Sirven para sacarse toda la rabia contenida de una generación de silencio, de ni-ni, de un montón de promesas diluidas en un azucarillo de la nada. Una generación ansiosa de himnos, de héroes, de soltar (y liberar) palmas, de seguir a unos líderes que no existen. En esa carrera desesperada a la busca de un lugar bajo el sol –aunque sólo sea para el próximo fin de semana, nada serio- una formación tan efectiva y resultona como los Crystal Fighters parece la ambrosía deseada en un oasis de un inacabable desierto. Nada trascendental para quien vive bajo buenos suministros musicales, pero, en los universos perdidos y algo atolondrados de un público sobreestimulado por el aroma de la novedad y el estigma del hedonismo, unos rotundos ídolos con los que iniciar la ansiada catarsis de un nuevo fin de semana.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 11 de mayo de 2014