lunes, 14 de abril de 2014

Vía Crucis al play-off (1ª parte)


Crónicas de Vestuario. –
“Vía Crucis al play-off (1ª Parte)”

Encaraba el Real Oviedo la primera de sus cuatro finales a la busca del play-off de ascenso con los peores síntomas. Olvidada ya cualquier posibilidad de acceder como primero, sólo le queda al cuadro azul agarrarse a un nuevo clavo ardiendo, una ruleta rusa a cuatro partidos en el que no hay margen para el error: o todo, o nada.

Se palpaba la tensión en los prolegómenos del encuentro. ¡Qué diferencia con lo vivido sólo un par de días antes en el Auditorio Príncipe Felipe para ver la retransmisión televisiva del Oviedo Baloncesto! El viernes gocé, junto a otro gran aficionado al básket y seguidor del OCB como David Rodríguez, de un ambiente festivo, con un público heterogéneo, de todas las edades, que vibró con la entrega de los suyos. Los de Guillermo Arenas se sobrepusieron a un arbitraje en contra y a una mala tarde en el tiro exterior, a base de mucho coraje, de fe en sus propias posibilidades, las que han convertido al equipo con el menor presupuesto de la LEB Oro en un conjunto con posibilidad de optar a la ACB. Se preguntarán el porqué de este inciso con el deporte de la canasta. Es evidente: porque son un ejemplo a seguir por un once que nunca ha creído en sus opciones, que se ha dejado ir demasiadas veces en esta Liga y que, ahora, ha de jugarse su objetivo a un órdago mortal en el que ni tan siquiera, a día de hoy, depende de sí mismo.

Pero, como esos estudiantes que fían a su clase (y su memoria) todo a una última carta desesperada, casi suicida, llegan los oviedistas y nos brindan la primera goleada en casa de la temporada, la misma que -lo hemos resaltado a lo largo de toda la campaña- necesitaba esta plantilla para afianzarse, para creer en sí misma y sacar adelante el gran sueño del ascenso. Con un Susaeta imperial y el necesario, imprescindible, Jon Erice, el equipo se sintió más cómodo y sentó las bases en la primera parte para creer, para creérselo. El repertorio, variado: primero una falta, después un gran latigazo del futbolista eibarrés y a soltarse y disfrutar en el segundo tiempo. No faltó, eso sí, uno de esos despistes defensivos que tanto penalizan en esta categoría, pero ya no importó. 5 a 1 al final, uno de esos resultados que tanto se han resistido en esta temporada y tanto se necesitaban. Sólo quedaba vivir el momento dulce de este Domingo de Ramos y alzar las palmas en espera de un camino de tres jornadas más para optar a la fase donde el premio no es otro que la resurrección.

Sólo me queda evocar el corolario del hermoso artículo que públicó ayer domingo mi querido Xuan Bello en este mismo diario: “vive y nada esperes del mañana”. Agárrense a esto, vivan, jueguen, luchen y ganen y, sea cual sea el resultado en la próxima final ante el Rácing de Ferrol, no regresen jamás al “modo zombi”. Vivan, jueguen y, sobre todo, ganen.


MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 14 de abril de 2014