lunes, 19 de abril de 2010

Entre Vosotros



Es normal que os impacientéis. Desde el principio parecíais destinados el uno al otro, la historia ya empieza con vosotros saliendo juntos. Os despedís con un beso en el portal de Berta, ¿recordáis? Estaba claro entonces. El primer encuentro se recupera en un lánguido flash-back mientras ella se regala un baño de espuma: una migo os presentó a la salida del cine. No fue un flechazo exactamente, pero ambos recibisteis una grata impresión. Sucesivos encontronazos más o menos fortuitos dieron paso a citas cada vez más frecuentes, pero nunca superasteis la fase de besos y caricias y yo, claro, sé que tenéis ideas más avanzadas porque Berta no está ni mucho menos preocupada por conservar su virginidad (más bien lo contrario) y tú, Julián, no es que seas un prepotente tenorio, pero tus barreras has saltado y tus chochitos te has llevado por delante.

Entonces, ¿qué?, os preguntáis, o, más precisamente, ¿cuándo?, sobre todo tú, Julián, que ya no ves tan limpio el horizonte, aunque no quieras reconocerlo, porque ya hay un moro en la costa, ¿verdad? Efectivamente, hace un puñado de páginas surgió la figura del regresado Gonzalo, amigo de Berta casi desde la infancia. Había estado estudiando fuera y era –es- un chico guapo, simpático y decidido. A Berta le hace un montón de gracia y no es que percibas nada raro en ella, parece que sigue queriéndote y eso, pero hay una sombra de peligro y sientes que la relación con Berta debe apuntalarse.

Boni Pérez. "Algunos signos de los tiempos". KRK, 1993.