lunes, 8 de julio de 2019

Tiempos viejos, tiempos crueles



Crítica. Música. -Tiempos viejos, tiempos crueles”



ILEGALES
Festival Metrópoli, Gijón.
Sábado 6 de julio de 2019.

No, ya no son tiempos nuevos, ni tampoco salvajes. Llega el retroceso cíclico tras la doma y hay que regresar al filo, al punk, a situarse justo en el lugar donde el rock vuelve a manifestarse como elemento necesario para rebelarse. Sí, suena a antiguo, pero contemplando el panorama donde regresa Eurovisión, se perpetúa OT y las noches se ocupan con impostores creados para esquilmar a los autores más modestos, quizás sea imprescindible ceñirse a las guitarras, a las pequeñas revoluciones privadas. Y, sin duda, no hay mejor banda sonora que la de unos recuperados Ilegales, tras atravesar su particular y bíblico desierto de cuarenta días (que fueron muchos más): la muerte de nuestro querido y añorado amigo Alejandro Espina, una enfermedad seria como la tuberculosis que afectó a Jorge Martínez, cambios de mánager, vicisitudes diversas que los obligaron a reinventarse, a buscarse en el fondo del pozo. Allí hallaron la piedra filosofal de encontrarse en un retorno a lo básico, a lo más directo, a la concreción, tras dar muchas vueltas alrededor de la nada.

Así se presentaron en el Metrópoli gijonés que nunca había visto en su escenario principal algo a lo que se pueda llamar “rock” con mayúsculas, sin excusas, sin historietas, directo al estómago y benéfico para todos los sentidos. La Fender Stratocaster Pink Paisley no tuvo descanso ni dio tregua en las manos del calvo avilesino, que sacó todo el provecho posible respaldado por un estólido elenco a tres, básico, contundente, ejemplar. Sin alharacas, sin innecesarios alardes más allá de la prodigiosa pulsación del guitarrista asturiano, Ilegales rescataron su leyenda, la honraron como sólo los muy grandes son capaces de hacerlo.

Ahora que contamos décadas con los dedos de la mano, ahora que vemos esfumarse las ilusiones de lo que pudo ser y no fue, ahora que vuelven los tiempos viejos que se empeñan en regresar con toda su crueldad, ahora es cuando más necesitamos que las guitarras, sin concesiones, sin vanas excusas, en toda la electricidad y contundencia que son capaces de ofrecer, sin domesticados acústicos para esos advenedizos que ocupan espacios que no merecen, sin impostores que no lo vivieron ni lo sentirán jamás, ahora es cuando más hacen falta conciertos como el que Ilegales desplegaron en la noche del sábado en Gijón.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 8 de julio de 2019