Nadie tiene negro
y encima, ¿sabes?, todos consideran que tu voz aguardentosa
tu arrastrar los pies por esas tablas y esos mundos
tus dichosas pulgas, pelo graso, barba de tres días y otra vez
un pálpito, una intuición precognitiva
eso consideran que les ata más a ti que los horarios de
trabajo.
Pero, ¿sabes?, todo su espinoso sucumbir al tedio de mujer
hijo y empleo mal pagado, toda esa charla infatuada
cuando sueltan dos monedas más para pagarte un trago de
cerveza
bueno, sueles decir que entonces se evapora
y ahora es otra vez un buen momento para ser una sibila
porque el polvo cae muy despacio
y el desgarro que de nuevo sientes crecer en tu interior
aunque viene precedido de otro decrecer por gramos de
esperanza
no lo sufres especialmente como tuyo
y puedes remitirlo al círculo de anillos y a los dos o tres
efímeros decesos
que acumula el rostro de uno de estos parroquianos.
Luis Muñiz. "Un fragor indeterminado". Trea, 2008.