EMILIO JOSÉ
Centro Cultural Cajastur, Oviedo.
Jueves, 3 de junio de 2010.
El ciclo «Intersecciones» parece haberse especializado en traernos a la última gran sensación del friquismo, siempre según los dictados de cierta revista que pierde el «rock» en su cola «de lux». Y es que resulta imposible encontrar genios cada día, o cada mes. Si el año pasado comprobamos en toda su miseria el bluf de Joe Crepúsculo, esta vez fue el turno del gallego homónimo del cantante de música ligera andaluz de los 70-80. Dudo que Tod Browning cuando grabó esa obra maestra que es «La parada de los monstruos» (1932) se imaginase que la situación de espanto iba a revertirse en una risa floja y vergonzante. Que algo como lo que perpetra el gallego fuera elevado a categoría de lo máximo. Desafinando en cada mínima estrofa, con una puesta en escena patética, Emilio José demuestra que hasta para ser freak hay que tener un mínimo de clase. No pensemos en raros, honor reservado a maravillas como Captain Beefheart o Julian Cope (o, ya que estamos, «Sr. Chinarro» o «Beef», últimos grandes perros verdes). «Voz no tengo; marcha, la justa y canciones... ¡robadas!», acaba confesando en su hipotético diván, mientras entre el escaso público alguien ríe la pseudogracieta. Y uno siente lástima del pobre pelele de feria que hace de su ridícula existencia chiste cruel. El emperador sigue desnudo.
Publicado en el diario "La Nueva España" el sábado 5 de junio de 2010 http://www.lne.es/oviedo/2010/06/05/desguace/925093.html