Here we are, land to the earth by the stars It wont be near, but sets you free It wont be near, but closes the door, On before, before Slivers of light hang in the dark Loving hands place the flowers in the vase But it wont be near, but sets you free It wont be near, but closes the door,
It wont be near, but sets you free It wont be near, but closes the door, On before, before She said dont look at the new moon through the glass Her eyes on the future that will pass But it wont be near, but sets you free It wont be near, but closes the door, On before, before
En la muerte de Jean-Paul Belmondo se ha hablado mucho de su inexcusable aportación a la nouvelle vague (con dos títulos cruciales como "A bout de souffle" y "Pierrot, le fou") y poco, o nada, al polar, el cine negro francés, con títulos como "Le doulos" -a las órdenes de Jean-Pierre Melville, con quien también registraría "Leon Morin, pêtre"- "La casse" (el título español me encanta: "El furor de la codicia", peli difícil de encontrar, por cierto) a las órdenes del infravalorado y gran Henri Verneuil o "El clan de los marselleses" de otro grande José Giovanni. También se obvian, ya como absoluta estrella, films como "Le professionel" de Georges Lautner o "Le marginel" de Jacques Deray.
Y esta escena, de "La casse" de Henri Verneuil, una de persecuciones automovilísticas, que supera a la legendaria de "Bullit", en mi opinión, y por supuesto, a las de "Driver", quizás por el descarnado verismo de su propuesta.
Ya es un hecho: las fiestas de San Mateo se han convertido en el coto privado de una organización -supuesta patronal de la hostelería, donde cuento hasta seis- que domina la agenda de un alcalde que ha retomado todos los tics del gabinismo.
Vuelven los "principales" de la ciudad, esos que reciben todas las prebendas, esos que van de gorra a todo evento -les importe o no- con el beneplácito de los afines. Se pasean en los aledaños del lugar, lucen, en toda su ridícula y mínima expresión, mientras mantienen una programación musical propia de una ciudad de regional preferente, que en eso han transformado a mi querida ciudad, a mi Oviedo.
Han regresado, con su peor faz, los más nefastos promotores para vendernos la mayor mierda, que ya sabemos que cuando pasan los años y se repiten, la podredumbre hiede más, sólo para su club de "exclusivos", que entrarán gratis a todos los eventos que se venden a 30 pavos.
No puedo sentir más asco de todo esto. Sólo me queda permanecer en mi casa, ir a mis locales favoritos (si no los han cerrado porque no tenían terraza) y ponerme dvds de conciertos, que tengo bastantes, por fortuna.
MANOLO D.ABAD
Publicado en el número de septiembre de 2021 de la revista "Red Sonora".
Salir, es es siempre el reto de los artistas asturianos. Salir más allá de los límites que marca la cordillera, más allá del Pajares. La endogamia es el mayor de los problemas que acecha a artistas que acaban por conformarse con exprimir el mínimo circuito de esta comunidad.
Pienso en The Amateurs (en la foto), que se propusieron salir de Asturias a toda costa, en una apuesta que les acabó dando a conocer en unos momentos -finales de los 80, principios de los 90- en que resultaba mucho más difícil moverse por España. Luego, su ejemplo, su llama, fue tomada por grupos como Dr. Explosion, Australian Blonde, o, incluso, los Ass Draggers. Posteriormente, llegaría la proyección internacional de bandas como Avalanch o giras europeas de los propios Dr. Explosion y Ass Draggers. Muestras de que esa ambición de salir del reducto asturiano puede proporcionar buenos resultadoos.
Porque, además de talento, hace falta riesgo. No el conformismo de exprimir al máximo tu tierra, sino mirar más allá y buscar mostrarse. Cierto que no es fácil y que requiere sacrificio y determinación, pero esa debe ser la vía: nuevos ámbitos, nuevos públicos.
MANOLO D. ABAD
Foto: LUIS HEVIA
Publicado en el número de agosto de 2021 de la revista "Red Sonora"
