miércoles, 23 de agosto de 2017

Dudas para un inicio

 

Crónicas de Vestuario. -

"Dudas para un inicio"


Tras una pretemporada llena de pruebas, marcada por los vaivenes propios de una reforma a fondo de la plantilla, la gravísima lesión del italiano Fabbrini -destinado a marcar diferencias en un puesto fundamental para Juan Antonio Anquela-, dio la impresión que el entrenador jienense optaba por reforzar  las precauciones en el juego, ante un equipo como el Rayo Vallecano, calco del que terminó con brillantez la dubitativa campaña anterior.



Arrancó bien el conjunto azul el choque ante el ritmo cansino de los rayistas, que parecían envueltos en los recelos alimentados en su errática pretemporada. Una buena presión defensiva propició el gol de un estelar Saúl Berjón, ese jugador que tanto esperamos en los pasados meses y que temíamos que jamás pudiera volver. Por fortuna, lo ha hecho como el mejor de los ovetenses en el partido.



Paradójicamente, el gol de los azules espoleó a los madrileños, que comenzaron a apretar más a los ovetenses. Llegaron, entonces, los fantasmas del pasado: los nervios e inseguridad de Juan Carlos en la portería; Cotugno, alumbrando las pesadillas que vivimos con José Fernández, sin desplegarse en ataque ni acertar en defensa; los centrales -Héctor "Desgracias" Verdés y Valentini- perdiendo el sitio para que los de Míchel Sánchez Muñoz rentabilizaran sus ocasiones al máximo; Christian Fernández, sin encontrarse a gusto con las exigencias del fútbol de mayor profundidad que se necesita desde ambos laterales.  El doble cambio de laterales de Anquela fue la prueba preclara de esa necesidad y, con la entrada en el segundo acto de Diegui Johanesson y Mossa, el once mejoró notablemente.


En esa mejoría, también influyó la presencia de Patrick Hidi en la medular, quien con toques tan magistrales como el centro a larguísima distancia que se inventó para romper el esquema rayista y propiciar el segundo tanto, obra de Saúl Berjón, encendió las esperanzas de una mejoría clara en una línea de creación, donde volvió a fracasar rotundamente David Rocha. Cada día resulta más incomprensible su presencia en el once titular azul, salvo que quizás tenga más vidas que un gato o más comodines que toda una temporada de un concurso televisivo.



Tampoco ha cambiado la suerte con los arbitrajes en relación a la pasada campaña. En esta ocasión, el cántabro Adrián Cordero Vega no señaló penalty en un derribo claro sobre Miguel Linares tras pitarlo en un principio y desdecirse luego aduciendo un inexistente fuera de juego de Toché, que anula con claridad la pierna de Amaya.



El empate hubiera sido lo más justo. Pero la realidad del fútbol no entiende de esperanzas ni de ilusiones, ni siquiera de hacer las cosas bien, con talento, cariño o compromiso. Es como la vida misma. De poco sirve todo eso, al comprobar que el casillero se queda sin puntos tras este extraño partido.



Por fortuna, en esta temporada sí hay un entrenador y parece que pueden llegar las soluciones. Esperemos que el miedo no se cruce en sus decisiones. Como bien dijo Edmund Burke: "El miedo es el más ignorante, el más injurioso y el más cruel de los consejeros". Y esta larga travesía no ha hecho más que comenzar.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS