jueves, 29 de diciembre de 2011
lunes, 26 de diciembre de 2011
Carmina Burana "El telar de la locura"
">
La Historia sigue adelante
pese a que alguien trata de cambiar el pasado
para crear un nuevo presente
sin pensar en el futuro.
Un papel de fumar entre mis manos
lucha por enrollarse sobre sí mismo,
la gente pugna en la calle
por algo que jamás conseguirá
mientras otros gritan desde las alturas
fingiendo luchar por algo
que no tiene oposición válida posible.
La cultura del poder convierte a los gobernados
en esclavos de su propia locura.
Alguien salió a pescar al mar abierto
pero el gran océano no quería que nadie comiera de sus frutos
así que llamó a su aliado el viento
y organizó las maniobras
para que rayos y agua cayeran sobre el pescador
y pudiera ser engullido por ese dragón que era el mar
razón tenía Nietzsche al darle el nombre de Deber.
Pero el espíritu al fin podrá ser libre
si es que siquiera puede ser.
Tomando una caña en la barra de un bar
el filósofo piensa si es realmente necesaria su presencia
en la clandestinidad de unas ideas no proclamables.
Piensa que es incluso inútil y ésa es
una buena razón para proclamarlas.
Y grita y se deja oír y es oído.
E incluso unos pocos le escuchan.
Y le siguen y caminan con él y derivan
y se extienden y creen.
Y actúan y triunfan y consiguen que el filósofo
se encierre en un oscuro bar
a beber una cerveza en copón de oro.
Pero vuelve a pensar y entre sus manos se deshace el copón
y se inclina sobre la barra, y llora, y llora...
Luego se levanta, grita y convierte
las mismas ideas en nuevos discursos,
iguales a aquellos que una vez lanzara
a quien quisiera escucharlos.
Aunque un momento no se pueda describir con movimientos,
aunque un ciego nunca pueda conocer el color ni aun con ayuda
nada hay realmente imposible
para la gran mandíbula de acero.
Podrá decir con los gestos a un sordo
lo que significa un instante,
podrá contar a quien no pueda verlo
cómo es el arco iris.
Y si no lo consigue lo dará por hecho
y el sordo y el ciego deberán asentir
a lo que el dragón brillante diga.
Pero alguien intentará pensar entonces en el futuro
y quizás pueda acabar con el dragón
porque la Historia no puede detenerse
debe seguir su camino
con o sin compañeros de viaje.
La Historia sigue adelante
pese a que alguien trata de cambiar el pasado
para crear un nuevo presente
sin pensar en el futuro.
Un papel de fumar entre mis manos
lucha por enrollarse sobre sí mismo,
la gente pugna en la calle
por algo que jamás conseguirá
mientras otros gritan desde las alturas
fingiendo luchar por algo
que no tiene oposición válida posible.
La cultura del poder convierte a los gobernados
en esclavos de su propia locura.
Alguien salió a pescar al mar abierto
pero el gran océano no quería que nadie comiera de sus frutos
así que llamó a su aliado el viento
y organizó las maniobras
para que rayos y agua cayeran sobre el pescador
y pudiera ser engullido por ese dragón que era el mar
razón tenía Nietzsche al darle el nombre de Deber.
Pero el espíritu al fin podrá ser libre
si es que siquiera puede ser.
Tomando una caña en la barra de un bar
el filósofo piensa si es realmente necesaria su presencia
en la clandestinidad de unas ideas no proclamables.
Piensa que es incluso inútil y ésa es
una buena razón para proclamarlas.
Y grita y se deja oír y es oído.
E incluso unos pocos le escuchan.
Y le siguen y caminan con él y derivan
y se extienden y creen.
Y actúan y triunfan y consiguen que el filósofo
se encierre en un oscuro bar
a beber una cerveza en copón de oro.
Pero vuelve a pensar y entre sus manos se deshace el copón
y se inclina sobre la barra, y llora, y llora...
Luego se levanta, grita y convierte
las mismas ideas en nuevos discursos,
iguales a aquellos que una vez lanzara
a quien quisiera escucharlos.
Aunque un momento no se pueda describir con movimientos,
aunque un ciego nunca pueda conocer el color ni aun con ayuda
nada hay realmente imposible
para la gran mandíbula de acero.
Podrá decir con los gestos a un sordo
lo que significa un instante,
podrá contar a quien no pueda verlo
cómo es el arco iris.
Y si no lo consigue lo dará por hecho
y el sordo y el ciego deberán asentir
a lo que el dragón brillante diga.
Pero alguien intentará pensar entonces en el futuro
y quizás pueda acabar con el dragón
porque la Historia no puede detenerse
debe seguir su camino
con o sin compañeros de viaje.
jueves, 22 de diciembre de 2011
"9:30 Verano psicosis blues"
Este relato aparece en el libro digital "Una noche de verano", editado por la AEA en 2010. Podéis leerlo entero en http://www.escritoresdeasturias.es/archivos/408_una-noche-de-verano-vv-aa-coleccion-once-varas-2-diciembre-2010.pdf
9:30. VERANO PSICOSIS BLUES
MANOLO D. ABAD
9:30. VERANO PSICOSIS BLUES
Me había prometido a mí mismo no volver a ese local, pero allí estaba de nuevo. Otra vez tratando de alargar la noche. En el mismo agujero infecto donde casi nunca me había ocurrido algo agradable. Pensé en ello, en todas las “ellas” con las que había estado allí. En el Marquee el resultado final casi nunca era el esperado.
La sofocante noche del primer día del estío me había empujado al circuito de bares con una fuerza desbocada, suicida. Y, con el tránsito de las horas, de las copas, de rostros y conversaciones, de la vida que se exprime con el anhelo del famélico, aquí estábamos. En el Marquee, en el indeseado Marquee.
El local disponía de una barra ovalada que se cerraba en un extremo por un misterioso espacio que, dado que sólo se expedían copas, no podía destinarse a cocina. Allí se elaboraban otros platos que atraían a muchos de quienes acudían. No era mi caso, sólo guiado por una sed mortal de alcohol; por una desesperante necesidad de no enfrentarme a mis propios fantasmas solo; por el inconsciente deseo de hallar un bálsamo al dolor profundo de una existencia desordenada y vacía.
Supongo que la razón por la que había acabado allí eran las dos estupendas mujeres que acompañaban al fornido Max. Un amigo común nos había presentado tan sólo un par de horas antes y pronto habíamos hecho buenas migas. Y luego estaban ellas, dos de las monitoras del gimnasio del que Max era copropietario. Aquello era una buena razón para seguir en pie, para continuar ese vaivén hasta donde hiciese falta. Dos cuerpazos que prometían un domingo para levantar el ánimo de cualquiera. Pero, si en el Marquee no has llegado a nada, los minutos, las esperanzas comienzan a evaporarse con la urgencia de un condenado a muerte. Todo había comenzado a torcerse cuando nos dirigíamos al local. Bárbara ya estaba entrelazada conmigo y Tania besaba en el cuello a Max cuando uno de esos monstruosos todoterrenos, el todopoderoso BMW X6, se detuvo frente a nosotros. Tres matones descendieron y entonces supe que todo comenzaba a joderse. Tras ellos, en una aparición a la que sólo le faltó un haz de luz que iluminase el contorno de su cuerpo, se mostró un tipo cuyo rostro no presagiaba nada bueno. Con tono amenazante le dijo a Max:
-No has aparecido por la Fábrica.
-Ya ves, había un buen plan – se excusó el copropietario del gimnasio.
-Está muy mal dejar colgados a los amigos. Además, tenemos que hablar de muchas cosas.
Aquello sonaba mal, a un callejón sin salida de difícil solución. ¿Préstamos? ¿Deudas pendientes de difícil justificación? Consciente de su tono, el dueño del BMW, se ofreció a invitarnos al Marquee. Y no sólo a copas.
Tras el trasiego en los servicios, las dos mujeres trataron de evaporarse. En vano. Dos de los guardaespaldas estaban con ellas, mientras el tercero jugaba al billar conmigo sin quitar ojo a su jefe que hablaba a Max sin inmutarse pero con una gravedad delatada por el rostro de su interlocutor.
Agoté mi copa con demasiada rapidez, la misma con la que vencí al matón que me custodiaba y que se ofreció a traerme una nueva consumición. Bárbara trató de acercarse a mí.
-¿Has ganado?
-Sí. Pero creo que hoy hay mucho más que perder – dije, aprovechando que el matón que le correspondía se había quedado apartando a la gente que se arrebujaba en torno a la mesa de billar.
Dos partidas después, el establecimiento comenzó a despejarse. El dueño del todoterreno ordenó –en su vocabulario no existía otro verbo- movernos hacia otro after. Las 8:35. La luz de verano impactó con toda su crueldad sobre nuestros rostros. Bárbara me apretó una de mis manos cuando flanqueábamos los últimos peldaños de las escaleras que conducían a la calle. Una vez allí, la soltó, temerosa de ser vista por alguno de los ocupantes del X6. Permanecimos un par de eternos minutos mientras esperábamos un taxi. Max, dos guardaespaldas y el propietario del todoterreno emprendieron camino cuando nos vieron subir al vehículo. Me tocó el asiento del copiloto.
-Al Dolly – ordenó el guardaespaldas, que había posado sus manos sobre los lujuriosos muslos de las dos mujeres.
El tal Dolly era un afterhours situado en una tierra de nadie de un barrio dormitorio que, a esas horas, dormía su peculiar sueño de los justos. El sueño de los trabajadores que ya nada esperan salvo seguir con su rutina diaria sin mayores sobresaltos hasta que llegue la llamada de la última espada de Damocles.
Veía el final más cerca al bajarme del automóvil. A Tania se le rompió uno de sus tacones. Entramos en el Dolly, con su neón verde, un bareto de decoración supuestamente moderna, con sus lucecitas, sus sillas de diseño, sus pantallas, su barra en forma de ese. Subimos por unas escaleras que no dejaban entrever qué había en el piso superior. “Un reservado”, traté de imaginarme, para no pensar en cómo podría terminar aquello.
Pues no. No parecía haber reservado, tan sólo cuatro mesas, dos vacías y otras dos en las que se habían distribuido todos mis extraños acompañantes nocturnos.
El hombre del todoterreno dominaba la situación mientras Max bajaba la cabeza. Los guardaespaldas vigilaban, las mujeres trataban de evitar un gesto de terror. Yo sólo tenía sed y deseaba algo que parase todos mis malos augurios. Otra copa más. Mi reloj marcaba las 8.58. ¡No aguantaba más! Me levanté con la intención de bajar hasta la barra y tomarme una copa. Los ojos nerviosos del propietario del BMW se clavaron con furia en mí.
-¿Dónde crees que vas?
-¡A tomarme una puta copa! ¡Me muero de sed!
El mafioso dudó sólo unos segundos. Quizás lo hizo a propósito, para escrutar si me iban a temblar las piernas en ese lapso de tiempo. No lo hicieron. Mantuve a duras penas su mirada asesina consciente de que no podía aflojar en ese duelo. El tipo soltó una escalofriante carcajada antes de exclamar:
-¡Cómo no, hombre! ¡Baja a tomarte una copa!
Apoyé mi cuerpo sobre el pasamanos mientras descendía por las escaleras. Temblaba como si el baile de San Vito se hubiera apoderado de mí. Sólo fueron unos segundos, pero llegar a la barra me pareció un trayecto eterno.
-Un Beefeater con tónica.
-¿Vaso largo o de sidra?
El rostro del camarero era de una inquietante serenidad. Un trago largo sirvió para ahuyentar malos pensamientos, para pensar en una solución que me sacase de ese atolladero.
No temblé al subir las escaleras. Ni tampoco al comprobar que nadie permanecía en el lugar donde los había dejado, sino en una estancia interior que, camuflada, había pasado desapercibida a mis ojos. Entreabierta, ofrecía la imagen de dos mujeres bailando en ropa interior, un hombre fornido sujetado por tres matones mientras otro –armado con un cuchillo- le amenazaba con cortarle una oreja. Mi primer impulso fue huir a toda velocidad. Me frené. Apuré la copa hasta el final, descendí las escaleras, le dije al barman.
-Voy a tomar el aire.
No dijo nada.
Y corrí, corrí, corrí. Corrí con todas mis fuerzas.
MANOLO D. ABAD
lunes, 19 de diciembre de 2011
Soledad
SOLEDAD
Una vez, perdido en una de aquellas noches eternas, soledad me cubrió con su manto oscuro y retorcido. La primera "ella" entre las "ellas" se fue lejos en un tren de ida sin vuelta y ni en los callejones más oscuros pudiste esconderte ni huir de su sombra maldita. Soledad me privó de cada nuevo amanecer para enseñarme el camino de un túnel sin otro final que la oscuridad. Sumergido en la noche, viví en el dolor, sin percibir cómo cada día avanzaba en una cuenta atrás acelerada hasta un negro final. Caminé con la cabeza baja por calles que conducían al borde del precipicio sin darme cuenta, neutralizado por los recuerdos y las vanas esperanzas de levantarme y salir de un pozo de arenas movedizas que me arrastraban hacia su fondo sin remedio.
Mientras preparaba los detalles de mi última cena, soledad se transformó en Marisol para brindarme una última oportunidad: una llamada telefónica hacia un último amanecer. Si lo atrapaba, la inyección letal quedaría pospuesta. Temblando, sudoroso, crucé el umbral hacia otra ilusión, una parpadeante chispa al fondo de una pesadilla, la posibilidad de un nuevo despertar. Los iniciales miedos a cada nuevo amanecer se transformaron en luz y el terror de la retorcida sombra de soledad sobre cada latido remitió. Soledad me envolvía con su abrigo, me protegía del dolor y de la esperanza vana. Me brindaba el candor de un día más, enchufado a la electricidad de una vida nueva. Sólo con eso bastaba para que mi motor funcionase y reviviera, como si todas mis cenizas hubiesen creado un nuevo esqueleto.
Hasta que una mañana de primavera, Marisol me entregó un regalo: una sonrisa que sumó todos los amaneceres anteriores para rendir mi corazón al rostro que la alumbró. Vi llegar, marcha atrás, aquel tren con un destino a su sonrisa, a sus cabellos rubios, a una mirada para olvidar todos los pesares que neutralizaron una juventud que ya no era desperdiciada, que inundaron mi desierto hasta hacer brotar las flores del amor y del deseo. La juventud recuperada en cada compás de todas las músicas que sirvieron de lenitivo en los días fatales y sin esperanza. Ahora, soledad y Marisol me regalaban amor y deseo ciegos sin otra respuesta que unas canciones de Peter Murphy. Arrastrado, otra vez, pero en dirección contraria, hacia la luz; me dejé llevar, alumbrado por cada nuevo amanecer, cada encuentro casual y la esperanza lenta del enamorado platónico sin remisión.
Nada espero ya, soledad, salvo ponerme en tus manos. Que me brindes más amaneceres y, si esa sonrisa que pararía todos los cañones desea hundirse en alguna de las zanjas de mi corazón para construir un castillo donde habitemos los dos, si esa sonrisa quiere, caeré gustoso para levantarme, orgulloso y fortalecido en cada nuevo amanecer a su lado.
MANOLO D. ABAD
Escrito para acompañar a un
cuadro de un pintor de cuyo nombre no quiero acordarme en una de sus
exposiciones. Diciembre 2011.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Hoy en Oviedo
Inauguración de la expo "Wengué" del pintor asturiano Juan Falcón en el café La Cooperativa (C/González del Valle) a partir de las 20:00 h. También participará la gente del fanzine "Letra y Puñal", el Ejército de la Letra Impresa, con una lectura especial para la ocasión. Se podrá visitar la exposición hasta el 20 de enero, pero lo de hoy promete...
jueves, 15 de diciembre de 2011
Hoy en Oviedo
Hoy a partir de las 20:00 h en La Caja Negra (C/Jesús, 12) 2º Concurso de Stop-motion y Time-lapse. Se proyectarán los vídeos finalistas. Allí estaremos ejerciendo de jurados... Más información en: www.laboratoriodeagora.org
martes, 13 de diciembre de 2011
Tom Verlaine "Song"
¡Feliz cumpleaños, Mr. Verlaine!
I think of you, I think of you
I had this friend who told me so
Coincidence cannot articulate the best
Events. She said she´d rather think of
Everything as accident, after all,it´s
All heaven-sent. She said I don´t think
Good but i know how to wait as if when
You wait it is no hours but some forgotten
Sense of time. It´s very kind of all those
Powers to feature love without design
Letters arrive, spelling out the wish so
Clear, making a language of desire and fear.
You said it´s not that way... God is not the
Name of God... you´ll send a drawing of the heart
I don´t draw well but I know how to wait as if...
I think of you listening to your father´s voice
Those endless speeches on "The Gift of Choice".
Love´s not a story I could ever read or write...
I guess you´d say I´m not so bright. Show me
How you wait...as if...
I am so fond of you, so fond of you.
These difficult questions tell me a joke.
Nick Cave & The Bad Seeds "The train song"
">
Tell me how long's the train been gone?
Tell me how long's the train been gone?
And was she there?
And was she there?
Tell me how long's the train been gone?
Tell me how many coaches long?
Tell me how many coaches long?
What did she wear?
And what did she wear?
Tell me how many coaches long?
Tell me when did the whistle blow?
Tell me when did the whistle blow?
And did she tie her hair?
And did she tie her hair?
Tell me when did the whistle blow?
Tell me how long's the train been gone?
Tell me how long's the train been gone?
And was she there?
And was she there?
Tell me how long's the train been gone?
Tell me how many coaches long?
Tell me how many coaches long?
What did she wear?
And what did she wear?
Tell me how many coaches long?
Tell me when did the whistle blow?
Tell me when did the whistle blow?
And did she tie her hair?
And did she tie her hair?
Tell me when did the whistle blow?
lunes, 12 de diciembre de 2011
domingo, 11 de diciembre de 2011
jueves, 8 de diciembre de 2011
"El hombre al final de la barra"
Hace tres años, Javier Lasheras nos propuso participar con un pequeño relato o un poema en un homenaje de la AEA (Asociación de Escritores de Asturias http://www.escritoresdeasturias.es/) a Ángel González, que había recibido el II Premio de las Letras deAsturias que otorga la propia Asociación. El libro se tituló "Palabras con Ángel" (en la imagen). Esta fue mi aportación.
"El hombre al final de la barra"
Creo recordar porqué empecé a beber. Era una inaguantable timidez que me arrastraba detrás de un vaso. No me bastaba con los rizos sobre mi frente. No me hubiera bastado con nada. Cada vez que aquella mujer se cruzaba en mi camino, en las escaleras del instituto, en las nieblas nocturnas de aquel pub que supe luego que frecuentaba sólo por verme, un rayo paralizador me cegaba hasta anular cualquier intento por siquiera abrir la boca. Así que, como en el circuito al que nos lleva la nocturnidad, comencé por una primera. Cayó la segunda casi enganchada, sin haber disfrutado los últimos vapores de la anterior. Una tercera fue necesaria hasta que ella apareció. Un iceberg cegador se situó frente a mis ojos, sin saber interpretar si me amaba y me deseaba como yo a ella, o era sólo una fatal casualidad.
Pronto descubrí los extraños amaneceres tras una noche sin sueño. "He aquí que, tras la noche, / llegas, día. / Golpeas hoy con tu gran aldaba de luz mi pecho, / entra con todo tu espacio azul en mi corazón ensombrecido". Los cielos grises fueron cubriendo cada vez más un corazón que no dejaba de latir pero que tan sólo era capaz de escapar de su monótono son al ritmo de la música y del alcohol. Me convertí en el hombre al final de la barra. Ese al que el barman rellena la copa sin que se lo pida. Ese que cambia el disco para que la música vuelva a estremecerte. Ese que es consciente que cuando se llega al fondo ya no hay camino de retorno. El que sabe que irremediablemente ha perdido el brillo de la luz del día.
Manolo D. Abad. "Palabras con Ángel". AEA, 2008.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Tom Waits "Tell me"
¡Feliz cumpleaños, Mr. Waits!
Why plant a seed deep in the ground
why put a stone on a grave in town
tell me, tell me, tell me tell me why it's so tell me, tell me, tell me tell me so
I'll know
why does a wedding ring have the hardest stone
why does a little dog bury its bone so the river will not drown it
so the highway won't take it
and the dust will not cover it and the sun will not blind it and the wind won't blow it away
why put a song bird in a cage
why write i love you on every page tell me
why it's so tell me, tell me, tell me tell me so I'll know
why does a bird build its nest so high
why hold a baby when a baby cries so the river will not drown it
so the highway won't take it
and the dust will not cover it
and the sun will not blind it
and the wind won't blow it away
so the river will not drown it
so the highway won't take it
and the dust will not cover it
and the sun will not blind it
and the wind won't blow it away
martes, 6 de diciembre de 2011
"El Gran Juego"
“El Gran Juego”
-Como ya os he dicho, algunos siempre viven entre libros –sentenció Tilda encaramándose de un salto en la silla del escritorio y poniéndose sus enormes gafas para examinar las palabras con lupa.
Mi tío se excusó alegando que tenía que hacer unas cosas y le prometió a mi madre que volvería pronto a por ella e irían juntos a la librería.
-Ahora debes tener paciencia con Cosme, nena –le dijo Tilda sin apartar la vista de sus papeles una vez que éste se hubo marchado- . Se necesita tener paciencia con los que están enamorados.
Mi madre, que estaba junto a la estufa de hierro jugando a quemarse las yemas de los dedos, se volvió ante este comentario de la escritora.
-El amor. Querer tocarse sin tocarse, únicamente esperando que el otro quiera hacerlo. Ese desbordarse del cuerpo, saber que estás caminando allá lejos sin moverte del sitio, que tus ojos ven lo que tú no ves porque realmente ya eres otro. La vida desdoblada y temblar sin frío. Un silencio repleto de voces entre dos personas. La vida que se te va en algo tan nimio como el tacto de un alfiler. El deseo de todo lo inaccesible. Esa soledad rota.
Tilda acabó su definición y acarició con sus uñas puntiagudas las lentejuelas de su vestido. Una por una.
Leticia Sánchez Ruiz. “El Gran Juego”. Ed. Algaida, 2011.
-Como ya os he dicho, algunos siempre viven entre libros –sentenció Tilda encaramándose de un salto en la silla del escritorio y poniéndose sus enormes gafas para examinar las palabras con lupa.
Mi tío se excusó alegando que tenía que hacer unas cosas y le prometió a mi madre que volvería pronto a por ella e irían juntos a la librería.
-Ahora debes tener paciencia con Cosme, nena –le dijo Tilda sin apartar la vista de sus papeles una vez que éste se hubo marchado- . Se necesita tener paciencia con los que están enamorados.
Mi madre, que estaba junto a la estufa de hierro jugando a quemarse las yemas de los dedos, se volvió ante este comentario de la escritora.
-El amor. Querer tocarse sin tocarse, únicamente esperando que el otro quiera hacerlo. Ese desbordarse del cuerpo, saber que estás caminando allá lejos sin moverte del sitio, que tus ojos ven lo que tú no ves porque realmente ya eres otro. La vida desdoblada y temblar sin frío. Un silencio repleto de voces entre dos personas. La vida que se te va en algo tan nimio como el tacto de un alfiler. El deseo de todo lo inaccesible. Esa soledad rota.
Tilda acabó su definición y acarició con sus uñas puntiagudas las lentejuelas de su vestido. Una por una.
Leticia Sánchez Ruiz. “El Gran Juego”. Ed. Algaida, 2011.
"Los mundos diminutos"
Los mundos diminutos
Diminutos,
en silencio,
esperamos.
Sobre esta brizna de hierba,
en ese remanso del desordenado jardín
trasero de la creación,
vivimos
en orden azaroso,
en entropía perpetua,
en temor.
Ahora el universo está
a punto de explotar.
Ahora la pisada asesina
está sobre nosotros.
No podemos gritar lo suficientemente alto
por los oscuros años.
Diminutos,
en silencio,
esperamos.
Peter Hammill. "Los mundos diminutos". "La Poesía del Rock". Ed. Litoral, 1989
Diminutos,
en silencio,
esperamos.
Sobre esta brizna de hierba,
en ese remanso del desordenado jardín
trasero de la creación,
vivimos
en orden azaroso,
en entropía perpetua,
en temor.
Ahora el universo está
a punto de explotar.
Ahora la pisada asesina
está sobre nosotros.
No podemos gritar lo suficientemente alto
por los oscuros años.
Diminutos,
en silencio,
esperamos.
Peter Hammill. "Los mundos diminutos". "La Poesía del Rock". Ed. Litoral, 1989
lunes, 5 de diciembre de 2011
domingo, 4 de diciembre de 2011
Nick Cave & The Bad Seeds "There she goes, my beautiful world"
The wintergreen, the juniper
The cornflower and the chicory
All the words you said to me
Still vibrating in the air
The elm, the ash and the linden tree
The dark and deep, enchanted sea
The trembling moon and the stars unfurled
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes again
John Willmot penned his poetry
riddled with the pox
Nabakov wrote on index cards,
at a lectem, in his socks
St. John of the Cross did his best stuff
imprisoned in a box
And JohnnyThunders was half alive
when he wrote Chinese Rocks
Well, me, I'm lying here, with nothing in my ears
Me, I'm lying here, with nothing in my ears
Me, I'm lying here, for what seems years
I'm just lying on my bed with nothing in my head
Send that stuff on down to me
Send that stuff on down to me
Send that stuff on down to me
Send that stuff on down to me
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes again
Karl Marx squeezed his carbuncles
while writing Das Kapital
And Gaugin, he buggered off, man,
and went all tropical
While Philip Larkin stuck it out
in a library in Hull
And Dylan Thomas died drunk in
St. Vincent's hospital
I will kneel at your feet
I will lie at your door
I will rock you to sleep
I will roll on the floor
And I'll ask for nothing
Nothing in this life
I'll ask for nothing
Give me ever-lasting life
I just want to move the world
I just want to move the world
I just want to move the world
I just want to move
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes again
So if you got a trumpet, get on your feet,
brother, and blow it
If you've got a field, that don't yield,
well get up and hoe it
I look at you and you look at me and
deep in our hearts know it
That you weren't much of a muse,
but then I weren't much of a poet
I will be your slave
I will peel you grapes
Up on your pedestal
With your ivory and apes
With your book of ideas
With your alchemy
O Come on
Send that stuff on down to me
Send that stuff on down to me
Send that stuff on down to me
Send that stuff on down to me
Send that stuff on down to me
Send it all around the world
Cause here she comes, my beautiful girl
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes, my beautiful world
There she goes again
viernes, 2 de diciembre de 2011
The National "Runaway"
There's no savin' anything
i'll swallow the shine of the sun
there's no savin' anything
i'll swallow the sun
but i won't a runaway
'cause i won't run
no, i won't be a runaway
what makes you think i enjoy being led to the flood?
we've got another thing comin' undone
and it's takin' us over
we don't bleed when we don't fight
go ahead go ahead throw your arms in the air tonight
we don't bleed when we don't fight
go ahead go ahead throw our shirts in the fire tonight
what makes you think i enjoy being led to the flood?
we've got another thing comin' undone
but i won't be no runaway
'cause i won't run
no, i won't be a runaway
'cause i won't run
but i won't be no runaway
what makes you think i enjoy being led to the flood?
we've got another thing comin' undone
and it's takin' forever
we don't bleed when we don't fight
go ahead go ahead throw your arms in the air tonight
we don't bleed when we don't fight
go ahead go ahead throw our shirts in the fire tonight
what makes you think i enjoy being led to the flood?
we got another thing comin' undone
we got another thing comin' undone
and it's taking forever
i go breaking everything
with you swallowing the shine of the sun
i'll go breaking everything
with you swallowing the sun
but i won't be no runaway
cause i won't run
no, i won't be no runaway
cause i won't run
no, i won't be no runaway
what makes you think i enjoy being led to the flood?
we got another thing comin' undone
and it's taking us over
we don't bleed when we don't fight
go ahead go ahead throw your arms in the air tonight
we don't blee
go ahead go ahead throw our shirts in the fire tonight
what makes you think i enjoy being led to the flood?
we got another thing coming undone
we got another thing coming undone
and it's taking us over
and it's taking forever
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