Venía el cantante bostoniano precedido por un aluvión de buenas críticas que habían disparado la expectación entre los más avispados y bien puede afirmarse que no sólo no decepcionó sino que consiguió maravillar a los presentes. ¿La receta? Saber mezclar tradición con aires nuevos desde el respeto a los grandes del soul, una gran voz y un gran espectáculo, respaldado por un estupendo elenco de siete músicos distribuidos en una trepidante sección de viento con dos saxos y un trompeta, un bajo, un efectivo guitarra, un indesmayable batería y un organista -JB Flatt- con dotes de presentador en pista de esta joven estrella, que no cejó en su afán de poner a bailar a la abarrotada plaza gijonesa.
Tras un primer arranque irresistible en el que Reed mostró que no vive sólo de su gran voz, con «Tell me what I wanna hear» de su nuevo álbum «Come and get it» destacando en ese primer bloque, llegó el primero de los momentos más relajados donde bordó el clásico de Merle Haggard «I'm gonna break every heart I can», para encender a continuación a un público que no perdía detalle de sus movimientos sobre las tablas con otro imprescindible, el «Twisting all the night away» de Sam Cooke. Uno de las bazas de «Paperboy», el apodo que recibiera de niño por su forma de llevar su gorra al modo de los viejos repartidores de periódicos, es invocar la tradición no como un mero ejercicio de estilo sino como una afirmación de su personalidad. Tras «Walkin'and talking and other smash hits» (2004) y el memorable «Roll with you» (2008), le ha llegado a Reed la hora del gran salto con el reciente «Come and get it» y parece dispuesto a aprovechar los vientos favorables para elevar su status. Todo un acierto su presencia en el verano gijonés. Mientras unos recurren a pomposas culturalidades desprovistas de contenido, otros demuestran donde se puede sorprender con actuaciones de calidad de artistas no consagrados aún pero vivos, en un gran momento y con mucho que ofrecer.
Una hora y tres cuartos después de irrumpir en el recinto gijonés, dos bises después y tras un tremendo tramo final con el incendiario «Explosion» o el tema que da título a su álbum, el músico norteamericano y su banda se despedían por la puerta grande, convencidos de que la conexión entre el corazón, las piernas y los pies, es la que abre más caminos y deja tan satisfechos como la mejor y mas soñada noche de amor y sexo a quienes acuden a disfrutar de su música.
Publocado en el periódico "La Nueva España" el miércoles 28 de julio de 2010 http://www.lne.es/sociedad-cultura/2010/07/28/corazon-pies/948007.html