Aure Roces es diplomado en Realización Audiovisual (Realización de televisión y Dirección cinematográfica) por la Escuela de Cine y Televisión Séptima Ars, montaje por el IORTV (Instituto Oficial de Radio y Tv), guión por ALMA (Autores Literarios de Medios Audiovisuales) y producción por la ECAM (Escuela de Cinematografía y Audiovisual de la Comunidad de Madrid).
Ha trabajado como ayudante de dirección y en equipos de dirección en una veintena de series de televisión (La que se avecina, Sin tetas no hay paraíso, La pecera de Eva...), una docena de películas (Torrente 5:Operación Eurovegas, Perdiendo el norte, Si yo fuera rico...), telepromociones para Atresmedia y Mediaset, spots internacionales y más de un centenar de publicidades.
Su largometraje documental SWAB 2000: Steve Wynn & Australian Blonde live at Moby Dick Club obtuvo la Mención Especial en el último FICX.
-¿Cómo son tus días de confinamiento?¿A qué dedicas todas las horas por delante del día?
Estoy haciendo una "cuarentena creativa", encerrarme en casa para preparar o terminar proyectos. Algo que, cuando no estoy rodando, suelo hacer a menudo. Podríamos denominarlo, cierta reclusión autoimpuesta.
Ahora mismo, dado que la película que debía arrancar esta primavera está aplazada, estoy trabajando en tres proyectos personales. Un proyecto cultural transmedia sobre el Xixón Sound, preparando el diseño de producción para un teaser y escribiendo el tratamiento de lo que espero sea mi primer largo como director.
Mantengo una serie de rutinas establecidas, en cuanto a acostarme, levantarme, comidas, hago cuarenta y cinco minutos de ejercicio días alternos, leo, principalmente cómics o novelas gráficas y, por la noche, veo una película diaria.
-¿Cómo es el lugar donde vives?
Si hubiera sido en Madrid, donde tengo un piso de poco más de cincuenta metros cuadrados, me hubiera costado posiblemente más. Pero, casualmente, la cuarentena me pilló en Gijón y estoy en el piso de mi madre. Mi padre falleció hace año y medio, y era muy importante acompañarla en esta travesía por el desierto para evitar su soledad.
-¿Qué es lo que más has añorado hacer en estos días y lo que menos?
Echo mucho de menos los rodajes. Esa actividad frenética de dormir poco y tener mucho estrés. Como ayudante de dirección, mi trabajo consiste en "capitanear" en el set a docenas o cientos de personas, dependiendo de la producción. Lo suelo comparar con ser profesor en una guardería y cuidar a los niños, porque, al final, tanto el equipo técnico como el artístico, no dejan de ser niños a los que se les permite jugar. Esa adrenalina es la que echo de menos y, por supuesto, a mis "niños".
-¿Crees que habrá un "antes" y un "después" tras este confinamiento?
Sin lugar a dudas. Doy por hecho que el Covid-19 ha venido para quedarse. Hasta que llegue la vacuna o la posible inmunidad grupal, sin contar que vengan nuevas oleadas o que el genoma mute, tendremos que aprender a convivir con él. Eso obligará a cambiar muchos hábitos de vida.
En el cine, al igual que en la música, nos afectará profundamente. Ambas profesiones trabajan con, o para mucha, gente y, además, nos desplazamos constantemente. Más allá de las inevitables restricciones económicas, me preocupan las medidas de distanciamiento social y los posibles controles térmicos de temperaturas corporales, que nos esperan todo el 2020.
-¿Qué será lo primero que harás cuando se acabe el confinamiento?
¡Ir a hacer running al Parque de Moreda, que lo tengo cerca de casa!
MANOLO D. ABAD