Cristina Gestido nació en Oviedo. Tras su formación en el Conservatorio de Oviedo se trasladó a Londres para continuar sus estudios superiores de viola en el Royal College of Music. Posteriormente, realizó un máster en "Viola Solo Performance" en la misma escuela con Lawrence Power, recibiendo a su vez clases magistrales de músicos como Bruno Giuranna, Wilfred Strehele, Bernard Greenhouse, Gordan Nikolitch, entre otras. En este tiempo, recibió becas de la EMI, Royal College Foundation, Wolfson Foundation, CajAstur, Fundación Pedro Barrié de la Maza, Fundación Alvargonzález y la AIE.
Acabados sus estudios, comenzó a trabajar con la Royal Philarmonic Concert Orchestra de Londres haciendo varias giras mundiales. Desde entonces, ha tocado en orquestas de cámara como la Orquesta de Cadaqués, Orquesta de Cámara de Escocia, Orquesta de Cámara de Londres, Orchestra of The Age of Enlightment y BANDART; orquestas sinfónicas como la London Philarmonic Orchestra de Londres, Orquesta Nacional de España, Orquesta Sinfónica de Bilbao, Orquesta Sinfónica de Asturias, Orquesta Sinfónica de Castilla y León y orquestas de ópera como el Liceu de Barcelona y el Royal Opera House Covent Garden de Londres.
Combina su trabajo orquestal con la música de cámara donde, además de ser miembro fundador del Enol Ensemble, ha ofrecido recitales de viola solista en Fundación Juan March de Madrid, San Martin in the Fields, St. James´ Picadilly en Londres, Sociedad Filarmónica de Oviedo, Festival de Verano en Oviedo, Festival de Música Contemporánea de Salamanca, entre otros.
Su inquietud por la música va más allá del mundo clásico y ha llegado a colaborar, grabar y hacer tours con artistas como Sting, Chick Corea, The Posies, Ilegales, Maika Makowski, Ken Stringfellow, David Bisbal, Dominic Miller, Jonas Blues y artistas asturianos como Héctor Tuya, Delagua o Muñeco Vudú, entre otros.
Todo lo experimentado tanto profesional como personalmente la llevó a fundar su propia banda de rock, Gestido, con los que presentará nuevo disco en 2020 producido por Jorge Ilegal.
-¿Cómo son tus días de confinamiento? ¿A qué dedicas todas las horas por delante del día?
En un principio, pensaba que me iba a agobiar, pues, normalmente, sólo estoy en Oviedo los fines de semana y alguna semana suelta. Viajo mucho por conciertos y demás trabajo con orquestas y creí que lo de estar en casa todo el rato se me iba a hacer cuesta arriba, pero está siendo lo contrario. ¡Estoy encantada de estar en casa.
El día lo paso con un horario establecido. Desayunar, estudiar la viola, impartir una clase de inglés, hacer yoga o gimnasia, preparar la comida, estudiar la viola otra vez, aplaudir a las 20:00 h., estudiar la guitarra, componer o hacer arreglos, y, luego, cena, peli y manta. Eso, en líneas generales. Pero, a veces, toca pasar toda la tarde haciendo y editando vídeos, hacer galletas o bizcochos, o pintar las paredes de casa.
-¿Cómo es el lugar donde vives?
Vivo con mi chico en un piso muy acogedor en la zona de la Ronda Sur de Oviedo. Tenemos dos espacios dedicados a la música llenos de instrumentos, así él, que es pianista, estudia en una habitación y yo en otra. El único problema es alguna queja de algún vecino que no entiende que la música es una profesión y que nosotros "teletrabajamos" los 365 días del año. Duele mucho recibir quejas, sobre todo, cuando tratas de ser respetuoso, ceñirte a horarios y utilizar cascos y sordinas siempre que puedes. Por el resto, estoy encantada en nuestro piso.
-¿Qué es lo que más has añorado hacer estos días y lo que menos?
Lo que más añoro es un abrazo de mis padres. El no poder pasar por su casa y darles un beso. También me pasa con mis hermanos y mis sobrinos. Echo mucho de menos tocar con mis amigos y compañeros y subirme a un escenario. Hoy se cumple un mes del último día que me subí y se me hace duro no tener un reto semanal. Trato de ponerme esas metas con cada obra musical nueva que empiezo para aprender repertorio, con cada vídeo que hago o con cada canción que compongo, pero no es lo mismo.
A los amigos los añoro, pero también estoy en contacto todo el rato con diferentes grupos de amistades, tomando cañas virtuales a la hora del vermú o alguna noche. Incluso he recuperado la relación con compañeros del colegio. De repente, tenemos tiempo para cuidarnos.
Lo que menos añoro son los viajes semanales en tren, en autobús o en avión (y los problemas que ponen para transportar una viola...). Me encanta tocar con gente diferente y en distintas ciudades, pero ese momento de dejar mi casa se me hace cuesta arriba en varias ocasiones.
-¿Crees que habrá un "antes" y un "después" tras este confinamiento?
No es que lo habrá, es que ya lo hay. Muchos tenemos un familiar o algún amigo afectado por el virus. Miles de personas ya no están y otras tantas han sufrido daños personales irreparables. Asimismo, va a ser muy difícil levantar todo lo que económicamente ha caído en un tiempo récord. Por mi parte, doy gracias de que nadie de mi familia directa haya enfermado por ahora, aunque en cuanto a mi profesión, realmente no sé cuándo volveré a ofrecer un concierto, ni de música clásica ni de pop, o si tendrán dinero para pagarnos cuando nos los empiecen a ofrecer. Va a ser un momento para replantearse muchas cosas.
Por el lado positivo, creo que lo miraremos todo de otra manera. Nos hemos dado cuenta de que realmente no somos nada y que todo es sumamente frágil. Creo que valoraremos mucho las cosas que antes simplemente dábamos por supuestas. A este "antes" y "después", cualquiera que sea nuestra situación, vamos a tener que buscarle la parte positiva para afrontar lo que nos venga.
-¿Qué será lo primero que hagas cuando se acabe el confinamiento?
¡Ir corriendo a casa de mis padres!
MANOLO D. ABAD