Antonio Arias Solana (Granada, 1965) es una de las figuras clave de la música granadina de las últimas décadas. Su carrera se reparte en proyectos muy diversos, como Lagartija Nick, grupo con una sólida, diversa e inquieta trayectoria que abarca tres décadas, o sus inicios en los primeros años de los también célebres 091. Asimismo, ha publicado varios discos en solitario, ha impulsado bandas como Los Evangelistas y ha colaborado en proyectos con músicos de toda condición como Enrique Morente o Fernando Alfaro.
Con Lagartija Nick ha publicado: Hipnosis (1991), Inercia (1992), Su (1995), Omega (con Enrique Morente) (1996), Val del Omar (1997), Space 1999 EP (1999), Lagartija Nick (1999), Ulterior (2001), Lo imprevisto (2004), El shock de Leia (2007), Larga duración (2009), Zona de conflicto (2011), Crimen, sabotaje y creación (2017), Los cielos cabizbajos (2019).
En solitario: Multiverso (2009), Multiverso II (2013).
Con Los Evangelistas: Homenaje a Enrique Morente (2012), Encuentro (2013).
Con 091: Cementerio de automóviles (1984), Más de 100 lobos (1986), Doce canciones sin piedad (1989).
-¿Cómo son tus días de confinamiento? ¿A qué dedicas todas las horas del día?
Hemos tenido tiempo, al fin, para terminar las demos del proyecto sobre Luis Buñuel, que estrenamos Lagartija Nick en Abicine, Albacete, en 2017, pero para el que no hubo tiempo para revisarlo desde entonces. Te aseguro que la poesía de Luis Buñuel es la hostia, tan bruta y onírica como él. Como Eric me dejó su batería en casa, le pedí permiso para montarla y grabar las demos. No soy, en absoluto, un batería, aunque después del bajo, es mi instrumento favorito, de eso no tengo ninguna duda. Grabar y editar cada tema de percusión me lleva varios días, así que el tiempo pasa volando cuando estás aprendiendo... y los vecinos son fans.
-¿Cómo es el lugar donde vives?
Ahora vivo con mi pareja en una casa muy grande en la misma ciudad. En el garaje, tengo un buen ensayo y bastante equipo, no me aburro. Después del último bolo de Lagartija Nick, se quedó todo el equipo en casa y puedo tocar el instrumento que prefiera en ese momento. Me puedo imaginar lo insufrible que puede ser estar encerrado en un piso donde, además, no puedas hacer ruido, yo sin ruido no soy nada, supongo que es porque me estoy quedando sordo y necesito ese volumen.
-¿Qué es lo que más has añorado hacer en estos días y lo que menos?
No poder pasear, que era mi yoga personal. No poder ayudar a mis padres, que están muy mayores o verlos a menudo, me estresa bastante. También estoy acostumbrado a tener la casa llena de músicos que vienen a grabar casi a diario y los echo mucho de menos.
Lo que menos me afecta es no salir de casa, podría estar confinado o preso con una guitarra durante una cadena perpetua.
-¿Crees que habrá un "antes" y un "después" tras este confinamiento?
Por supuesto, o entra un puto nazi en el gobierno por el excesivo nacionalismo que va a dejar esta pandemia o este país se entera de una puñetera vez de cuáles son las prioridades de nuestra sociedad. Hay que activar los barrios y la acción social en ellos, política de abajo arriba. Hemos aprendido que quedarse en el sofá es una mierda, hay que ser más activos y comprometidos, todos tenemos algo que decir y hacer en nuestro entorno.
-¿Qué será lo primero que harás cuando se acabe el confinamiento?
No lo sé, supongo que la impresión de estar fuera creará mucha confusión en mí y no sabré que será lo primero que haré, aparte de abrazar y estar con toda la gente que tanto quiero y andar algunos kilómetros. Lo mismo salgo y no vuelvo en tres días y me escapo del mapa, aunque no estoy últimamente acostumbrado, puedo coger el ritmo sin problema, tengo mucha experiencia.
MANOLO D. ABAD
-¿Cómo son tus días de confinamiento? ¿A qué dedicas todas las horas del día?
Hemos tenido tiempo, al fin, para terminar las demos del proyecto sobre Luis Buñuel, que estrenamos Lagartija Nick en Abicine, Albacete, en 2017, pero para el que no hubo tiempo para revisarlo desde entonces. Te aseguro que la poesía de Luis Buñuel es la hostia, tan bruta y onírica como él. Como Eric me dejó su batería en casa, le pedí permiso para montarla y grabar las demos. No soy, en absoluto, un batería, aunque después del bajo, es mi instrumento favorito, de eso no tengo ninguna duda. Grabar y editar cada tema de percusión me lleva varios días, así que el tiempo pasa volando cuando estás aprendiendo... y los vecinos son fans.
-¿Cómo es el lugar donde vives?
Ahora vivo con mi pareja en una casa muy grande en la misma ciudad. En el garaje, tengo un buen ensayo y bastante equipo, no me aburro. Después del último bolo de Lagartija Nick, se quedó todo el equipo en casa y puedo tocar el instrumento que prefiera en ese momento. Me puedo imaginar lo insufrible que puede ser estar encerrado en un piso donde, además, no puedas hacer ruido, yo sin ruido no soy nada, supongo que es porque me estoy quedando sordo y necesito ese volumen.
-¿Qué es lo que más has añorado hacer en estos días y lo que menos?
No poder pasear, que era mi yoga personal. No poder ayudar a mis padres, que están muy mayores o verlos a menudo, me estresa bastante. También estoy acostumbrado a tener la casa llena de músicos que vienen a grabar casi a diario y los echo mucho de menos.
Lo que menos me afecta es no salir de casa, podría estar confinado o preso con una guitarra durante una cadena perpetua.
-¿Crees que habrá un "antes" y un "después" tras este confinamiento?
Por supuesto, o entra un puto nazi en el gobierno por el excesivo nacionalismo que va a dejar esta pandemia o este país se entera de una puñetera vez de cuáles son las prioridades de nuestra sociedad. Hay que activar los barrios y la acción social en ellos, política de abajo arriba. Hemos aprendido que quedarse en el sofá es una mierda, hay que ser más activos y comprometidos, todos tenemos algo que decir y hacer en nuestro entorno.
-¿Qué será lo primero que harás cuando se acabe el confinamiento?
No lo sé, supongo que la impresión de estar fuera creará mucha confusión en mí y no sabré que será lo primero que haré, aparte de abrazar y estar con toda la gente que tanto quiero y andar algunos kilómetros. Lo mismo salgo y no vuelvo en tres días y me escapo del mapa, aunque no estoy últimamente acostumbrado, puedo coger el ritmo sin problema, tengo mucha experiencia.
MANOLO D. ABAD