lunes, 29 de septiembre de 2014
sábado, 27 de septiembre de 2014
El Caganet del Tartiere
Vetusta Blues. –
“El Caganet del Tartiere”
Supongo que todos conocen la figura del “caganer”,
presente en muchos belenes de Cataluña y Valencia. El “cagón” se suele esconder
en un rincón, tras un arbusto, agachado y haciendo sus “necesidades”. Pues
bien, en estas últimas fiestas mateínas hemos asistido al nacimiento de una
nueva variable: el “caganet”. Se trata de una mezcla del clásico “caganer” al
que le ha salido el apellido “net” por desarrollar su actividad no en los
belenes sino en las redes sociales, en internet.
Por si aún no lo conocen, el lamentable sujeto
protagonista de esta historia es un individuo -trabajador en la producción de
la Carpa de La Ería- que aprovechó las redes sociales para fanfarronear ante
sus amigos gijoneses, langreanos y avilesinos de que había hecho “popó”
(literalmente) en el vestuario del equipo oviedista en el Nuevo Carlos Tartiere.
Aprovechando que le habían dado las llaves del campo, utilizado para que los
artistas de esa magna obra de la arquitectura que es la famosa Carpa donde se
desarrollan los grandes conciertos de las fiestas, Álvaro Wilma que así firma el
“Caganet” se convirtió en el ridículo protagonista de las fiestas. Resulta
terrible comprobar cómo un individuo pagado por la ciudad ofrece como
espontánea contrapartida este tipo de servicios. Lo que no sabía este sujeto es
el efecto beneficioso que, de cara a la suerte, tienen los excrementos. No en vano, la gente del
teatro suele desearse “mucha mierda” (con perdón) en lugar de “mucha suerte”.
El equipo de fútbol ya ha comprobado sus efectos benéficos al romper el
maleficio de los partidos en casa en plenas fiestas. En el día de San Mateo, el
cuadro dirigido por Sergio Egea firmó su mejor encuentro y derrotó al entonces
líder por cuatro goles a cero.
Quizás la ciudad deba contratar los servicios de
Álvaro Wilma, el Caganet del Tartiere, para desatascar la situación de la Plaza
de Toros de Oviedo. Que haga una de sus incursiones -él que se vanagloriaba en
su mensaje de twitter de que sus planes para conquistar la ciudad avanzaban- en
el ruinoso edificio, que se cae mientras la atribulada e inoperante Comisión de
Patrimonio sigue jugando al tenis de mesa consigo misma sin tomar la decisión
que esperan todos los ovetenses. Porque un espacio para grandes actuaciones
musicales y otro tipo de macroeventos sigue siendo crucial para la ciudad. La
Carpa de La Ería, que se erige con cierto orgullo por esos que se manejan como
tiburones en las procelosas aguas de lo público y de lo privado para devorar
sin piedad, no es sino un postizo, un remedio de emergencia que nunca debería
convertirse en costumbre y sí ser sustituido por un emplazamiento decente y
acorde con los tiempos en los que vivimos.
Y, mientras todo esto ocurre, unos señores volverán
a reunirse en diciembre –fecha de la Comisión de Patrimonio- para no decidir
nada sobre la Plaza de Toros y seguir penalizando a Oviedo y a todos los
asturianos sin un espacio adecuado para poder disfrutar de macroeventos.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 27 de septiembre de 2014
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Leyendas balsámicas
Crítica. Música. –
“Leyendas balsámicas”
THE TRIPWIRES
Lata de Zinc, Oviedo.
Domingo 21 de septiembre
de 2014.
El espacio Lata de Zinc estrenaba sus sesiones vermú
dominicales con un plato fuerte, de lujo. Nada menos que The Tripwires, banda estadounidense
que reúne a algunos de los protagonistas de los tiempos de gloria en Seattle, a
saber: John Ramberg (Model Rockets,
Minus 5), Jim Sangster (Young Fresh Fellows, Roy Loney), Johnny Sangster (Roy
Loney, Neko Case, Mark Lanegan, productor de Mudhoney), Dan Peters (Mudhoney,
llegó a tocar la batería con Nirvana).
Daba gusto verles sentados en la terraza del local, tan panchos tomándose unas
cervezas, contemplando a la gente,
disfrutando de la mañana soleada y haciéndose unas fotos. Nadie diría que ellos
hubieran fabricado tantos buenos momentos grabados con letras de oro en la
historia del rock. Pero sí, ahí estaban, nada de vivir de rentas, sino
dispuestos a ofrecer una vibrante sesión de powerpop salpimentado de buen rock
guitarrero con ese pulso seattleiano tan característico. Su nuevo trabajo, un
magnífico tercer álbum donde explotan las melodías vitaminadas con la magia que
sólo puede ofrecer el powerpop les trae en esta sesión especial gracias a su
sello, Folc Records, con raíces en Asturias, antes de que visiten, al día
siguiente, ese magnífico templo para los conciertos que es el Kafé Antxokia de
Bilbao. Quizás por eso, dan las gracias en vasco (“eskerrik asko”) ante la coña
de los presentes, que seguirá en el bis cuando se les explica el significado,
más asturiano, de “otres tres” (que cumplen a las mil maravillas, con un
sensacional duelo de guitarras).
Desde la vertiente más americana del powerpop (The
Knack, Code Blue, The Rubinoos, The Romantics) hasta ese rock de guitarras
melódicas new-wave que tan bien enlaza con su propuesta, de los Only Ones más
luminosos a la propia fiesta de los Fastbacks, los Tripwires dan sentido a
grandes melodías, fantásticas armonías vocales -¡todo un lujo!- bien nutridas
de guitarras para ofrecer una magnífica actuación que deleitó al casi centenar
de presentes. Encantadores.
MANOLO D. ABAD
Foto: RAT FINKETTE
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el miércoles 24 de septiembre de 2014
martes, 23 de septiembre de 2014
lunes, 22 de septiembre de 2014
Fiesta mateína azul
Crónicas de Vestuario. –
“Fiesta mateína azul”
No acostumbran a ser muy propicias para los colores
azules las fiestas patronales de la ciudad. Sin embargo, en el día grande de
San Mateo, el Real Oviedo se ha exhibido en un partido completo para desarbolar
por un elocuente 4-0 a un Guijuelo que venía como líder y se marchó entre injustificadas quejas de mal
perdedor.
Los chacineros comenzaron al límite del reglamento,
a más velocidad que Soldier, los recientes vencedores del concurso Oviedo Rock,
con malos modos que acabaron en una tangana monumental de la que el
desafortunado árbitro Pardeiro Puente no quiso saber nada. Parecía que nos iba
a tocar un encuentro bronco y desagradable donde los jugadores del Guijuelo
consiguieran neutralizar de esa forma la superior calidad de los azules. Pero
no, los planes se le torcieron a Fernando Estévez, el entrenador de los
visitantes, gracias al gol de Generelo, en otro gran remate de cabeza tras un
córner excepcionalmente botado por Susaeta. Era el minuto 10 y los hasta
entonces líderes tuvieron tiempo para rehacerse. Pero el once azul, que
estrenaba patrocinador, no les dejó respirar, con un trabajo y una entrega de
todos en la faceta defensiva y mucha intención, como siempre, en el ataque. Así
llegó otra de esas asistencias para hacer sonrojar a cualquier central, en este
caso de Jon Erice, que dejó solo a un Linares que no suele perdonar. Ni fuera
de juego ni excusas, Sr. Estévez, sólo una jugada magistral, hermosa. Y que
alguien me explique qué pretendía hacer Garabato tras encajar el gol y salir
corriendo tras el delantero centro azul. Misterios de un Guijuelo al borde de
la histeria y no precisamente la que popularizara Tino Casal.
Tras el descanso quedaba rematar la faena y
aplicarse a la labor. Lo consiguió el conjunto oviedista con momentos
brillantes, de fútbol incluso preciosista ante un equipo chacinero, más
preocupado por los malos modos e incendiar alguna batalla que por jugar al
fútbol. Los taconazos de un excepcional Héctor Font terminaron por exasperar al
equipo salmantino que sólo esperaba que la tortura –un baño futbolístico en
toda regla- terminase de una vez.
Se rompe así esa tendencia del equipo azul de aguar
la fiesta mateína a los suyos. Quizás algo habrá tenido que ver la lamentable
hazaña de ese técnico de producción –Álvaro Wilma- que se jactó de haber dejado
sus excrementos en el vestuario azul a principios de la semana. Pobrecito, no
sabía el dicho que los teatreros suelen decir para desearse mucha suerte y
gracias a su barbarie de cafre ha contribuido a romper maldiciones. Ahora ya en
serio, este equipo navega con pulso firme y ya de líder, pero muy conscientes
de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. A seguir así de bien,
con humildad, talento, fe y trabajo.
MANOLO D.ABAD
Reportaje fotográfico: PABLO LORENZANA
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 22 de septiembre de 2014
Cuestión de detalle
Crítica. Música. –
“Cuestión de detalle”
THE ATTACK OF THE BRAIN
EATERS+HAMMERCROSS+SHOGUN +SOLDIER+POLINOMIO+LA BANDE
Plaza
de Feijoo, Oviedo.
Cuando uno se enfrenta
a finales tan igualadas como la de este año en Oviedo Rock es cuando se da
cuenta de la importancia de los detalles, casi tan importantes como muchas de
las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas. Un “sí”, pudo
llevarnos en una dirección; un “no”, alejarnos de alguien que quizás podría
haber sido trascendental en algún momento de nuestra existencia. Pues casi lo
mismo en este concurso: un bajo que no suena, una guitarra que se desenchufa,
no tener una buena noche como colectivo o, simplemente, ser distinto, tocar un
estilo olvidado y dotarle de tu propia personalidad, todos ellos son pequeños
detalles que pueden dar o quitar.
Abrieron Hammercross,
potente cuarteto que combina con habilidad stoner rock, rock escandinavo,
punk-rock y grunge en una apetitosa ensalada sónica servida con fuerza, ganas y
unas letras inusuales en bandas de estas características. Cuando se disponían a
terminar su show con una versión del “Agotados de esperar el fin” de Ilegales
un amplificador se niega a funcionar. Buen detalle del jurado de darles la
oportunidad de tocarla entera, una vez resuelto el problema técnico.
Shogun optaron por un
concierto más introspectivo, alejados de los arrebatos más duros con los que
combinan sus paisajes más atmosféricos. Sin embargo, el hecho de que el bajo de
David Cantalejo sólo se escuchara por monitores y no debidamente amplificado,
les perjudicó ostensiblemente.
Soldier salieron a por
todas, a una incesante velocidad, cabalgando por sus guitarras enfervorecidos y
con descomunal determinación. No dieron un segundo de tregua a su multicromado
metal, sacando brillo a toda su artillería sónica con una extenuante fuerza.
Polinomio se sitúan en
las antípodas de sus predecesores. Lo suyo es navegar por unas aguas hoy
olvidadas y que dejan perplejos a muchos que presentan un cráter musical donde
yacen Pink Floyd, el rock atmosférico de Cocteau Twins, los primeros Cure o The
Church. Y además, muy personales con un show que fue de menos a más.
La Bande venían de
imponerse en un importante concurso de ámbito nacional, con su folk arty y
bienintencionado, todo color y buen rollo. No tuvieron su noche, en cambio, y
su actuación fue decayendo entre instrumentos mal sonorizados –la oscurecida
sección de viento apenas se escuchaba- y el flojo resultado del sonido
conjunto. Muy deslavazados. Una pena y otra vez los detalles marcando los
caminos.
Llegó el momento de la
verdad, con Soldier como vencedores, Polinomio en segunda posición y
Hammercross completando el podio. Sin lugar a dudas, una de las ediciones con
más nivel. Cerraron con rotundidad The Attack of The Brain Eaters con la
esperanza de que la próxima edición sea, por lo menos, tan buena como ésta.
MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: ELOY BELTENÉ
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 22 de septiembre de 2014
Recta final
Crítica. Música. –
“Recta final”
MUÑECO VUDÚ+BLACK
BEANS+PLUTÓNICOS+GMORK
Plaza Feijoo, Oviedo.
Viernes 19 de septiembre
de 2014.
Enfilábamos la última jornada de eliminatorias en el
Oviedo Rock y el buen ambiente de la plaza Feijoo se iba calentando a la espera
de conocer los finalistas. Comenzaron Black Beans, un trío básico y consistente
de buen rock con gotas de stoner, hard blues, rock sureño y blues-rock. Rock
polvoriento, de carretera, servido con pulso auténtico, de ese que te engancha
a la primera, porque sabe manejar sus armas con mano firme.
Tras ellos Plutónicos, formación que apunta en
muchos sentidos y falla lastimosamente en todas sus pretensiones. Sonaron
limpios e impolutos, sí, pero lo suyo más parece una orquesta que un grupo de
rock, la verdad.
Gmork son una banda de ferviente creencia en los
dictados de uno de los grandísimos nombres de la historia del rock, de Nirvana,
nada menos. En esos parámetros de grunge puro y auténtico, sin contaminaciones
posteriores que, en muchos casos, desvirtuaron la postura que encarnaban los de
Seattle, se situaron con convicción los ovetenses.
El intermedio antes de que llegara el grupo invitado
se aprovechó para dar el nombre de los cinco finalistas que fueron Hammercross,
Soldier, Shogun, Polinomio y La Bande. Enhorabuena a todos ellos.
Llegó el turno de Muñeco Vudú que han retomado su
camino con un segundo álbum “La Cosecha” en un tono mucho más ecléctico que su
trabajo de debut “Mejor para todos”. Con muchos más matices y canciones incluso
oscuras como la magnífica “El Club de los Valientes”, los ovetenses plantean
también su directo de forma distinta, no tan festiva a como nos tenían
acostumbrados. Acertaron a alternar algunos de sus viejos temas con el
repertorio nuevo, ofreciendo un show donde siguen mostrando su atractivo para
llegar a públicos amplios, con Borja García siempre brillante, bien secundado
por Richard García a los teclados, la base rítmica de Ángel Miguel (bajo) y
Wilón de Calle (batería), e Ivo Pérez muy asentado y algo más circunspecto. Han
superado la prueba siempre dura del segundo álbum y eso ya es una gran noticia.
MANOLO D. ABAD
Fotos:ELOY BELTENÉ
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el domingo 21 de septiembre de 2014
sábado, 20 de septiembre de 2014
Enganchados a la catarsis
Crítica. Música. –
“Enganchados a la
catarsis”
FASENUOVA+NAP
HALM+MONASTHYR+B-SUITE
Plaza
de Feijoo, Oviedo.
Jueves
18 de septiembre de 2014.
Crisis y catarsis son
palabras que casi riman y que parecen caminar juntas: tras una, ha de llegar,
como una medicina, la otra. Fue una noche catártica, ya sea por las propuestas
más avanzadas o por las más tradicionales; una noche, también, de contrastes
estilísticos que nos llevaron a un vértigo de intenciones diverso.
Nap Halm fueron los
primeros en saltar a escena, con máscaras en su guitarrista y bajista, cuatro
tipos que se enfrascan en ese metal que arrasó en los 90, bandas como System Of
A Down o Korn. El cuarteto lo hace de forma apabullante, con la presión
constante en la base rítmica y la guitarra tratando de esbozar sugerentes
trenzados en medio de la tempestad sónica. La sobrecarga sensorial dio
resultado entre sus fieles que soltaron toneladas de energía retenida.
Monasthyr es un
veterano grupo, al que recordábamos de alguna otra edición. En su caso es heavy
metal clásico con el que se manejan a la perfección en la liturgia de gestos,
riffs y punteos, todo ello con un acabado formal impecable. Tras ellos B-Suite
recurren a otro clasicismo, el de esa época del rock español en el que se
insertaron en las masas formaciones como Seguridad Social. Rock robusto que
cometió, a mi modesto entender, el grave error de versionar nada menos que el
“Bienvenidos” de Miguel Ríos. Nada más y nada menos. Luego también caería “I
will always love you” de los Cure desde una perspectiva bien distinta a la del
grupo liderado por Robert Smith. Me quedé con la estupenda letra de su tema “Me
hago viejo”, realmente atinada.
Tras ellos el dúo que
ha encandilado a buena parte de la prensa musical española con su álbum “Salsa
de Cuervo”, el dúo Fasenuova. Ernesto Avelino y Roberto Lobo encarnan esa
tradición de dúos electrónicos de pesadilla, al estilo de Suicide o D.A.F.. Muy
cerca de la línea del grupo de Martin Rev y Alan Vega, pero también de los
alemanes, de Robert Görl y Gabi Delgado. Sintetizadores más cercanos a la
prehistoria (a los 70), ritmos marciales y secos, punzantes y agresivos cuando
no se van a la línea más tensa, cortante e industrial a lo Esplendor
Geométrico, Fasenuova sacuden al oyente hasta sus huesos en busca de una
catarsis diferente y estimulante. Las letras también merecen un punto y aparte,
alejadas de lo convencional y en la línea del dúo, con Lobo, impertérrito tras
sus sintes, y un Avelino en permanente combustión, cantando y chillando como el
mejor heredero de Alan Vega que se haya visto sobre un escenario. Demoledores,
incómodos, únicos.
MANOLO D. ABAD
Foto Nap Halm: VÍCTOR RODRÍGUEZ
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 20 de septiembre de 2014
viernes, 19 de septiembre de 2014
Tras la tormenta
Crítica. Música. –
“Tras la tormenta”
THE CHARLATANS+NACHO
VEGAS+CARLOS SADNESS
La Ería, Oviedo.
Miércoles 17 de septiembre
de 2014.
Una tormenta de dimensiones descomunales no fue el
mejor preludio para quien se plantease acudir a una de las más interesantes
sesiones que se planteaban en el recinto anexo al Tartiere. Unos problemas
burocráticos nos dejaron fuera cuando Carlos Sadness enfilaba la recta final de
su concierto que tuvo otro abrupto cierre similar al de Los Ruidos dos días
antes: no pudo acabar su show y vio como se reducía el volumen mientras el
telón con el logo de Oviedo se bajaba ante sus ojos.
Turno para Nacho Vegas que, por mucho que se empeñen
algunos, ya está por encima de etiquetas. Posee su propio lugar, espacio y, por
supuesto, personalidad. Y ahí manda un compromiso político, un compromiso
social con la situación en que nos encontramos, sí esa del abuso de la crisis.
En consonancia con ello y, antes de tocar “Ciudad vampira”, quiso entregar la
palabra a los desalojados del centro social La Madreña. Xuan Cándano me
comentaba que les faltó una buena pancarta para completar la reivindicación.
Nacho Vegas, respaldado por una banda de lujo, entregó una versión profunda, de
gran calado, densa en muchas ocasiones, de un repertorio que se centró en su
reciente “Resituación”. A ello también ayudó la presencia de un coro de
dieciocho voces (nueve masculinas, nueve femeninas) que dotó a muchos de los
temas de un inequívoco aire a Leonard Cohen. El gijonés entregó grandes
momentos como un denso, eléctrico, “Adolfo suicide” donde brillaron las
guitarras del gran Joseba Irazoki. Una demostración de categoría más allá de
traídas y llevadas etiquetaciones de un indie cada vez más desposeído de su
esencia.
Normal que esos indies que más bien son poppies –ni
más ni menos- desconozcan lo que representan The Charlatans. Para los indie-tex
la cabeza borradora funciona de tal manera que jamás serán capaces de entender
ese espíritu hedonista que alumbra su repertorio. El que alimentó noches
eternas a un compás envolvente que va apoderándose de tus pies, pero también de
tu propia alma para que nada importe. No faltaron clásicos ineludibles como
“The only one I know” o “Can´t get out of bed” para completar una actuación a
la altura de su leyenda. Psicodelia bailable que recuerda un tiempo pasado pero
que merece la pena reverdecer para volver a sentirse vivo con el espíritu de
una época, esa de principios de los 90, que ya no volverá.
MANOLO D. ABAD
Fotos: ALBERTO NORIEGA (Charlatans y Nacho Vegas); MARCOS CERRO (Joseba Irazoki)
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el viernes 19 de septiembre de 2014
jueves, 18 de septiembre de 2014
Delicias
Crítica. Música. –
“Delicias”
PERALTA
Plaza del Paraguas, Oviedo
MOTA BLUES+THE
NEON+FLAMINGOS+LA FAMILIA CULEBRA
Plaza Feijoo, Oviedo
Martes 16 de septiembre de
2014
Hay ocasiones siempre para congraciarse con la
música, para saborearla y disfrutar con delicias como las que ofrece el
fenomenal cuarteto Peralta. Tres asturianos y un leonés, todos con probada
experiencia a sus espaldas, unidos para concebir una delicia a base de joyas
melódicas en la mejor tradición de Big Star, The Byrds o Teenage Fanclub y una
segunda vía donde planea el rock de raíces americano de los Flying Burrito
Brothers a los Green On Red, por poner sólo unos breves ejemplos. La hora de
actuación viene trufada de unos conceptos hoy lastimosamente olvidados y a los
que Peralta honran con los trenzados guitarreros de Marcos Montoto o las voces
de sus tres cantantes, el propio Montoto, el gran Ángel Kaplan y el no menos
enorme Pibli González. Una verdadera maravilla.
El tránsito entre el Paraguas y Feijoo a la busca de
la cuarta jornada del Oviedo Rock nos hace perdernos el principio de The Neon.
Pronto entramos en su propuesta, enraizada en el rock alternativo de los 90,
ese que se veía en aquel programa de la MTV, el “Alternative Nation”, donde
lucían orgullosas guitarras épicas y se estrenaban vídeo-clips de bandas como
Radiohead, Muse o Suede. Sobre esa base de rock emocional teñido de cierta aura
épica, The Neon construyen con solvencia y solidez una propuesta muy atractiva.
Recordando viejos tiempos llegan Flamingo, que practican un pop-rock que si la
industria no hubiera sido desmantelada les acogería con los brazos abiertos por
sus indudables virtudes comerciales para sonar en cualquier radiofórmula. La
Familia Culebra son otros habituales del concurso y se acercan al rock
setentero con voluntariosa mano.
Llega el colofón con Mota Blues, con flamante álbum
bajo el brazo “Fogata Blues” y ya desde su inicio con “Hay que abrir camín”
cualquiera puede percibir que su propuesta es algo grande y diferente. El trío
ventila sus influencias, desde el blues al rock de raíces, con magistral mano.
Son distintos, lo saben y trabajan en su propio concepto con una acusada
personalidad. Chino El Indio es un líder comunicativo y con carisma, además de
un enorme músico. Con estos mimbres, el concierto de Mota Blues discurre con
poderoso pulso para convencer de que lo suyo merece mucho la pena.
MANOLO D. ABAD
Foto: PACO WALKS SOFTLY
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el jueves 18 de septiembre de 2014
miércoles, 17 de septiembre de 2014
Tíos cabales
“Tíos cabales”
LOS ENEMIGOS+KIKO
VENENO+LOS RUIDOS
Carpa de La Ería, Oviedo.
Lunes 15 de septiembre de
2014.
Lejos de los grandes focos, de los titulares que
siempre se llenan con la gastada palabra “histórico” existen otros músicos que
han labrado su carrera con íntegros trazos. Sin la tiranía de las grandes
audiencias, libres y personales.
Abrieron Los Ruidos, el grupo Guadiana del rock
asturiano que trató de presentar su nuevo trabajo, “Nací cigarra”, segundo
álbum publicado veintidós años después de su debut, del que tocaron algunos
clásicos como “Si te gustan los toros, mata a los toreros”. Y digo que trataron
de presentar porque cuando se disponían a ello les cortaron su actuación de
forma bastante brusca. La persiana con el logo de Oviedo les dejó ocultos y,
lamentablemente, nos quedamos sin escuchar algunos de sus temas nuevos.
Kiko Veneno se presentó con ganas de deleitar y
pronto escuchamos algunas de sus grandes canciones como el esencial “Memphis
blues again”. El músico catalán, rodeado por una banda de lujo, logra
encandilar al más pintado con esa mezcla suya, personal, donde el rock se
abraza a la rumba con un crisol de matices rico, único e inimitable.
Y llega el momento esperado de la noche, el regreso
de Los Enemigos. Rememoro su primer concierto en Oviedo, en la sala La Real un
9 de febrero de 1989 y me parece increíble que veinticinco años hayan pasado
tan deprisa. Abren con “Brindis” un concierto donde lo de menos fue que el
sonido no se ajustara a su grandeza en algunos momentos. Porque el cuarteto
madrileño es una de las piedras angulares del rock español, con uno de los
letristas más inteligentes y profundos como Josele Santiago y con un repertorio
pleno de enormes canciones repartidas en álbumes que han dejado huella más allá
de los efímeros laureles comerciales. Su rastro se percibe nítido porque está
grabado a fuego en muchos corazones. Porque las historias reunidas en ese
cancionero, algunas de las cuales sonaron en esta noche (“La cuenta atrás”, “Septiembre”,
“Desde el jergón”, “Paracaídas”, “Quillo”), conectan directamente con las
historias de aquellos que no llenan grandes titulares. Allí, en ese territorio
humano es donde brillan músicos como Los Enemigos, un alimento fundamental para
el espíritu de muchos. Para el bis se reservan dos clásicos de sus primeros
tiempos: el magnífico “John Wayne” de su segundo álbum “Un tío cabal” y el “Complejo”
de “Ferpectamente”, su primero. Se apagan las luces y uno desearía que la
velada no se terminase, que se pudiera estirar un poco más. Mi amigo Alberto
Noriega me recuerda cómo en su anterior concierto ovetense quemamos la noche de
la ciudad con Fino Oyonarte hasta bien entrada la mañana -¡y al día siguiente
tenía concierto en Bilbao!- y siento que, a veces, de la mano de grandes como
Los Enemigos, el tiempo puede detenerse.
MANOLO D. ABAD
Fotos:ALBERTO CEAN (Los Ruidos) ALBERTO NORIEGA (Los Enemigos)
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el miércoles 17 de septiembre de 2014
Fotos:ALBERTO CEAN (Los Ruidos) ALBERTO NORIEGA (Los Enemigos)
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el miércoles 17 de septiembre de 2014
martes, 16 de septiembre de 2014
La Oficina
Crónicas de Vestuario. –
“La oficina”
El Real Oviedo anotó su primera victoria lejos de su
campo con rotunda solvencia ante una Cultural Leonesa que apenas logró
inquietar a los azules. Todo el mérito para el once de Sergio Egea que supo
mandar en el partido e imponer el ritmo adecuado a sus propios intereses en
todo momento. Este equipo sorprende por su consistencia, una virtud capital
para manejarse en una categoría tan especial como la Segunda B. El once
presenta un armazón hecho en muy poco tiempo pero que da la impresión de llevar
mucho juntos. Todo lo contrario de una endeble Cultural, con agujeros
importantes en su defensa y que recurrió a las brusquedades aprovechando la
permisividad del árbitro Muñoz Piedra. Afortunadamente, no nos tenemos que acordar
del penalti de Sergio García ni de otra cosa que no sea festejar una victoria
tan bella, con el apoyo de esos cuatro mil oviedistas que doblaban a los
aficionados locales.
El cuadro azul cuajó una primera mitad con mucho
ritmo e intensidad. Con menos verticalidad que en otras ocasiones pero buscando
siempre la portería de Leandro. Esa intensidad que ejemplifica la presión del
grupo sobre la salida del balón de los contrarios, alcanzó el premio del gol
cuando Linares cortó el regate que intentaba el portero local. Luego, cuando el
Real Oviedo mandaba vino ese error de Sergio García, fruto de su propia
fogosidad, ejemplo del empeño de todos, un conjunto solidario y sacrificado
donde nadie escatima esfuerzos. Antes del descanso llegó la situación perfecta
y que también habla del trabajo del entrenador y sus pupilos: un gol a balón
parado. Soberbio balón de un Susaeta que sigue brillando, cabezazo de Generelo
y gol.
La segunda mitad sirvió para mostrar otro aspecto
sobre el que debemos detenernos. El equipo marcó pausa y dejó hacer a una
Cultural incapaz, tratando de que los leoneses se desgastasen. Menos brillante
de cara a los ojos del público, pero tremendamente efectivo si se toman las
precauciones necesarias. La puntilla al final en una asistencia espectacular de
Susaeta que dejó a Omgba cara a cara con el portero. Ponerse el mono de trabajo
y a remachar la tarea de oficina.
Alegría total, expectativas grandes y esa euforia
que todos queremos apaciguar porque el camino es largo, muy largo. Para
continuar, la próxima estación: recibir en el Tartiere a un Guijuelo también
lanzado, con pleno de victorias. Tiene toda la pinta de ser una piedra de toque
ideal para establecer valoraciones y, probablemente, para convencer más aún de
que se está en la senda adecuada. No le suelen ser propicias las fiestas
patronales de la ciudad al equipo ovetense tradicionalmente pero, quién sabe,
quizás esto también se pueda romper dada la consistente trayectoria de los
hombres de Egea. Veremos.
MANOLO D. ABAD
Foto:PABLO LORENZANA
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el martes 16 de septiembre de 2014
Romper todo y empezar de nuevo
Crítica. Música. –
“Romper todo y empezar de
nuevo”
BAJA
CALIFORNIA+RORSHACK+TRUESIGHT+POLINOMIO
Plaza Feijoo, Oviedo.
Domingo 14 de septiembre
de 2014
“Romper todo y empezar de nuevo” es el subtítulo del
libro de Simon Reynolds “Post-punk”, un denso volumen donde recorre toda la
historia del movimiento after-punk y de sus múltiples protagonistas. Muchos son
los estilos que se han propuesto renovar o regenerar el rock con diferente
suerte. Sin embargo, en estos concursos se captan demasiadas veces las lagunas
que muchos músicos tienen, enfrascados en sus obsesiones y con una perspectiva
algo corta. Nada se puede hacer ante ello, pero ese onanismo musical genera esa
sensación de dejà vu más veces de las deseadas. Nada se rompe pero sí que
parece que estamos empezando de nuevo con la mente algo vacía o demasiado
entretenida en recorrer autopistas demasiado trilladas, en ofrecer propuestas
agotadas desde perspectivas muy convencionales.
Rorshack montaron su peculiar aquelarre apocalíptico
de trash-metal y guturalidad de fin del mundo. Nada nuevo que no hayamos visto
en otras formaciones y el sólo argumento del tormento de decibelios a la mayor
gloria de la hecatombe en un infierno dantesco. Es probable que cuando Green
Day abarrotaron en 1994 la ovetense sala El Antiguo en la gira de su álbum
“Dookie” muchos de los componentes de Truesight no hubieran nacido. Para
quienes sí los vimos, su propuesta nos recuerda a bandas de ese calado, también
Offspring se aparecieron en alguna de sus canciones. Lástima que otros
referentes que podrían haber manejado como Husker Dü no alcancen a su
repertorio. Seguro que lo enriquecería bastante.
Polinomio se sitúan en una posición completamente
distinta. No son émulos fotocopiados de nada y buscan territorios poco
explorados que parecen haber pasado al olvido ante el lustre de otras
propuestas musicales. Cuando de repente te transportan a las guitarras del
“Seventeen seconds” de los primeros Cure te das cuenta de que aquí hay más
ambición que en otras opciones. Y eso que en ese intento de rock atmosférico
quizás no sea el formato trío la mejor elección. Sonaron con solidez y
sensibilidad (no confundir con sensiblería, por cierto). Aún están en la
búsqueda de algo que, sin duda, será propio y personal, eso que tantas veces
echamos en falta.
Cerraron la noche Baja California cuarteto de rock
setentero que han triunfado en diversos concursos antes de que llegara la
jornada de descanso del lunes.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el martes 16 de septiembre de 2014
lunes, 15 de septiembre de 2014
Noche eléctrica
Crítica. Música. –
“Noche eléctrica”
BLUES &
DECKER+SOLDIER+SHOGUN+LOMBARDI
Plaza Feijoo, Oviedo.
Sábado 13 de septiembre de
2014.
Se preveía una noche de electricidad y decibelios y
bien puede decirse que hubo a raudales ese impulso eléctrico hoy perdido a
causa de la crisis. La explosión de los acústicos, motivada por el ahorro en
gastos de muchas formaciones, ha sumido al rock en muchas de sus vertientes en
algo desnaturalizado, lejos de su vibración primigenia, en un esqueleto sin
carne, una máscara sin gesto ni matices.
Por fortuna, siempre nos quedará Feijoo para
recuperar el pulso de la vibración eléctrica y este sábado aparecían bandas ya
clásicas del Oviedo Rock como Soldier que abrieron la velada. Se nota cómo han
trabajado en ese rock empapado de metal oscuro que suena con pasmosa solidez en
cada uno de los componentes del cuarteto. Potentes a más no poder, sin duda,
mostraron su candidatura a reverdecer laureles.
Shogun son un estupendo trío de rock instrumental
donde, entre caras conocidas de la ciudad, nos encontramos al bajo de un
histórico como David Cantalejo (Kactus Jack, Los Más Turbados, Black Horde).
Tras la senda trazada por los madrileños –con inserto guitarrero asturiano-
Toundra, Shogun plantean una doble perspectiva: los paisajes atmosféricos donde
Vini Reilly y la Durruti Column sentaron cátedra, mezclados con parajes
progresivos y de rock duro a la busca de su propio santo grial.
Acaban Lombardi, otros habituales del concurso,
también con mucho trabajo en la parte dura del asunto, en los ensayos, y
afianzados en esa senda de hard-rock con guitarras herederas de Jimi Hendrix.
Y como postre, los excepcionales Blues & Decker.
Feijoo vivió tres mágicas noches con ellos en una de las ediciones del Oviedo
Rock donde desplegaron tal cantidad de recursos –no repitieron set ningún día-
que sólo quedaba la aclamación de hasta el más descreído. Y este era un pequeño
homenaje a unos tipos que engrandecieron este certamen, aunque tuvieron que
luchar con los elementos de un sonido de monitores que les incomodó en una
actuación brillante, con la solvencia que dan tantos y tantos kilómetros de
carretera. Blues & Decker poseen esa virtud de transformar sus directos en
un acto de fe en el que convierten hasta al más incrédulo. Si nos ciñéramos a
la etiqueta blues nos quedaríamos demasiado encorsetados a la vista de lo que
son capaces de ofrecer, todo un espectáculo –sólido, guitarrero, contundente-
en cada una de sus actuaciones que acaba siendo una gozosa celebración. De
sentimiento y de electricidad.
MANOLO D. ABAD
Foto: ELOY BELTENÉ
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 15 de septiembre de 2014
domingo, 14 de septiembre de 2014
Curvas de Nivel
Crítica. Música. –
“Curvas de nivel”
ELECTRIC
BUFFALO+HAMMERCROSS+VIENTO DEL NORTE+RADIOACTIVE MONKEYS
Plaza de Feijoo, Oviedo.
Viernes 12 de septiembre
de 2014.
En geografía las curvas de nivel son las líneas que
unen en un mapa todos los puntos que tienen igualdad de condiciones y de
altura. Bien diferentes son las que nos encontramos en el concurso de rock,
bandas de diferentes estilos, condiciones y, por supuesto, categoría. Esta
circunstancia resultó muy acusada en el primer día del Concurso de Rock de
Oviedo. Abrieron Hammercross, los mejores del lote con mucha diferencia, una
banda ya hecha y contrastada. Rock afilado que conecta con el stoner-rock, el
grunge y el rock escandinavo pero que ha ido elaborando una propuesta que fluye
más allá de las influencias. Eso que llamamos personalidad, en un cancionero
contundente que suena con fuerza y convicción. Incluso me recordaron a los
legendarios vizcaínos Los Clavos en momentos como el penúltimo tema que tocaron
en un set vibrante.
En el polo opuesto, en la parte inferior de las
curvas de nivel, se situó el dúo Viento del Norte. Su folk melifluo e ingenuo
nos transportó a una fiesta de fin de curso de primaria en el salón de actos de
cualquier colegio. Guitarra o teclados y flauta, una voz femenina por domar y
unas canciones para olvidar hicieron el resto. Radioactive Monkeys se situaban
estilísticamente en las antípodas de sus predecesores: rock combativo con letras
de contenido social. Al cuarteto se le notaba su bisoñez sobre los escenarios a
pesar de los intentos de su cantante. No sonaban nada empastados y se les
notaba aún muy faltos de ensayos y escenarios. Les queda un futuro de trabajo
para superarse.
La actuación del grupo invitado debería ser algo
parecido a una lección magistral para quienes han actuado primero. Ver sobre
las tablas a gente de la experiencia de Alejandro Blanco, Álvaro Bárcena y
Wilón debería ser un magnífico regalo para quien esté deseoso de aprender. Tan
sólo componentes del primer grupo a concurso se quedaron a ver a Electric
Buffalo. Juzguen ustedes, pues. La lección fue imprescindible para quien quiera
empaparse de su rock teñido de aroma sureño, potente o reposado (los aspirantes
al concurso hubieran podido disfrutar del banjo maravilloso de Ángel Ruiz, por
ejemplo), que en manos de un trío de su nivel acaba captando a toda la vieja
guardia de los habituales de Feijoo con amplias escuchas. Tras unos inicios
dubitativos, todo acabó por ajustarse para un sólido tramo final digno de la
trayectoria de sus protagonistas.
MANOLO D. ABAD
Foto: ELOY BELTENÉ
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el domingo 14 de septiembre de 2014
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