Vetusta Blues. –
“Harvest Moon”
Por si no lo saben, “Harvest Moon”
es uno de los temas del imprescindible cancionero del enorme Neil Young, uno de
los músicos que ha conseguido elevar al rock a cotas de absoluta dignidad. El
pasado martes lucía en Oviedo una sensible Luna llena en Piscis y ese fue el
momento escogido por la activa plataforma “¿Pero quién dice que en Oviedo no
hay nada?” para brindar una de esas originales propuestas que les han otorgado
justa reputación con el título de esa canción y del álbum que publicase
“Caballo Loco” en 1992.
Resulta que una de sus
iniciativas del curso pasado -la de que ningún niño escolar ovetense se quedara
sin su desayuno- encontró en la gente de Casa Domitila, uno de los bares más
antiguos de la ciudad (si no el más antiguo, con siglo y medio de historia) un
inesperado colaborador. En sana reciprocidad, algo debía buscarse como
agradecimiento y Belén Suárez Prieto –inquieta líder de la plataforma- ideó un
concierto homenaje a esa superluna de septiembre y al insigne canadiense, autor
de ese imprescindible y bello “Harvest Moon”. La buena gente de la música de la
ciudad se apuntó a la movida y el pasado martes allí estábamos un centenar de
personas apoyando el asunto. Da gusto con tipos como Kike Suárez -uno de los
muchos grandes olvidados por esos pretendidamente representativos Premios Amas-
siempre presto a sumarse a cualquier iniciativa donde Neil Young esté presente.
A él se le unieron Pablo Valdés, Puri Peñín, Pablo Jonte, Helena Gil, KF Jack,
Manolo Velasco y Gary Parffit para brindar una noche inolvidable donde al repertorio
de Neil Young se sumaron piezas de Creedence Clearwater Revival (un evidente
“Bad Moon Rising”) y Leonard Cohen.
Y más allá de todo ello: el
ambiente. Mientras algunos se empeñan en identificar rock con molestias de
ruidos, salidas nocturnas con botellón y otras simplificaciones interesadas,
muchos disfrutábamos de ver en perfecta unión a gentes de todo tipo y
condición, alejados de los supuestos status y clasismos de algunos
“principales” de la ciudad cada vez menos “principales”, por fortuna para los
ovetenses de a pie.
Es en esos instantes en los que
no hay más que un grupo de personas pasando buenos momentos, sin otra
pretensión que vivir unas horas de asueto, música y amistad, cuando uno se
instala en un oasis que nos aleja de politiqueos, competitividades, zancadillas
y demás asuntos que pierden fuerza ante lo que debería ser la “esencia de la
vida”, “Prime of life”, por recordar otro título del enorme Neil Young. Uno de
los paisanos de Casa Domitila, sin que se le caigan los anillos como siempre
debería ser, pasa un sombrero para recoger unos euros con los que pagar a los
músicos. Se recaudan 206 y los rockeros deciden donarlos para el nuevo curso de
los desayunos de los niños. Es cierto: a veces, el mundo puede convertirse en
algo maravilloso. Suena en mi cabeza “Under this moon” de Nick Cave & The
Bad Seeds y trato de convencerme de que deberían ser muchas más las veces en
que así fuera.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 13 de septiembre de 2014