Crítica. Música. –
“Noche eléctrica”
BLUES &
DECKER+SOLDIER+SHOGUN+LOMBARDI
Plaza Feijoo, Oviedo.
Sábado 13 de septiembre de
2014.
Se preveía una noche de electricidad y decibelios y
bien puede decirse que hubo a raudales ese impulso eléctrico hoy perdido a
causa de la crisis. La explosión de los acústicos, motivada por el ahorro en
gastos de muchas formaciones, ha sumido al rock en muchas de sus vertientes en
algo desnaturalizado, lejos de su vibración primigenia, en un esqueleto sin
carne, una máscara sin gesto ni matices.
Por fortuna, siempre nos quedará Feijoo para
recuperar el pulso de la vibración eléctrica y este sábado aparecían bandas ya
clásicas del Oviedo Rock como Soldier que abrieron la velada. Se nota cómo han
trabajado en ese rock empapado de metal oscuro que suena con pasmosa solidez en
cada uno de los componentes del cuarteto. Potentes a más no poder, sin duda,
mostraron su candidatura a reverdecer laureles.
Shogun son un estupendo trío de rock instrumental
donde, entre caras conocidas de la ciudad, nos encontramos al bajo de un
histórico como David Cantalejo (Kactus Jack, Los Más Turbados, Black Horde).
Tras la senda trazada por los madrileños –con inserto guitarrero asturiano-
Toundra, Shogun plantean una doble perspectiva: los paisajes atmosféricos donde
Vini Reilly y la Durruti Column sentaron cátedra, mezclados con parajes
progresivos y de rock duro a la busca de su propio santo grial.
Acaban Lombardi, otros habituales del concurso,
también con mucho trabajo en la parte dura del asunto, en los ensayos, y
afianzados en esa senda de hard-rock con guitarras herederas de Jimi Hendrix.
Y como postre, los excepcionales Blues & Decker.
Feijoo vivió tres mágicas noches con ellos en una de las ediciones del Oviedo
Rock donde desplegaron tal cantidad de recursos –no repitieron set ningún día-
que sólo quedaba la aclamación de hasta el más descreído. Y este era un pequeño
homenaje a unos tipos que engrandecieron este certamen, aunque tuvieron que
luchar con los elementos de un sonido de monitores que les incomodó en una
actuación brillante, con la solvencia que dan tantos y tantos kilómetros de
carretera. Blues & Decker poseen esa virtud de transformar sus directos en
un acto de fe en el que convierten hasta al más incrédulo. Si nos ciñéramos a
la etiqueta blues nos quedaríamos demasiado encorsetados a la vista de lo que
son capaces de ofrecer, todo un espectáculo –sólido, guitarrero, contundente-
en cada una de sus actuaciones que acaba siendo una gozosa celebración. De
sentimiento y de electricidad.
MANOLO D. ABAD
Foto: ELOY BELTENÉ
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 15 de septiembre de 2014