martes, 16 de septiembre de 2014

La Oficina


Crónicas de Vestuario. –
“La oficina”
El Real Oviedo anotó su primera victoria lejos de su campo con rotunda solvencia ante una Cultural Leonesa que apenas logró inquietar a los azules. Todo el mérito para el once de Sergio Egea que supo mandar en el partido e imponer el ritmo adecuado a sus propios intereses en todo momento. Este equipo sorprende por su consistencia, una virtud capital para manejarse en una categoría tan especial como la Segunda B. El once presenta un armazón hecho en muy poco tiempo pero que da la impresión de llevar mucho juntos. Todo lo contrario de una endeble Cultural, con agujeros importantes en su defensa y que recurrió a las brusquedades aprovechando la permisividad del árbitro Muñoz Piedra. Afortunadamente, no nos tenemos que acordar del penalti de Sergio García ni de otra cosa que no sea festejar una victoria tan bella, con el apoyo de esos cuatro mil oviedistas que doblaban a los aficionados locales.

El cuadro azul cuajó una primera mitad con mucho ritmo e intensidad. Con menos verticalidad que en otras ocasiones pero buscando siempre la portería de Leandro. Esa intensidad que ejemplifica la presión del grupo sobre la salida del balón de los contrarios, alcanzó el premio del gol cuando Linares cortó el regate que intentaba el portero local. Luego, cuando el Real Oviedo mandaba vino ese error de Sergio García, fruto de su propia fogosidad, ejemplo del empeño de todos, un conjunto solidario y sacrificado donde nadie escatima esfuerzos. Antes del descanso llegó la situación perfecta y que también habla del trabajo del entrenador y sus pupilos: un gol a balón parado. Soberbio balón de un Susaeta que sigue brillando, cabezazo de Generelo y gol.

La segunda mitad sirvió para mostrar otro aspecto sobre el que debemos detenernos. El equipo marcó pausa y dejó hacer a una Cultural incapaz, tratando de que los leoneses se desgastasen. Menos brillante de cara a los ojos del público, pero tremendamente efectivo si se toman las precauciones necesarias. La puntilla al final en una asistencia espectacular de Susaeta que dejó a Omgba cara a cara con el portero. Ponerse el mono de trabajo y a remachar la tarea de oficina.

Alegría total, expectativas grandes y esa euforia que todos queremos apaciguar porque el camino es largo, muy largo. Para continuar, la próxima estación: recibir en el Tartiere a un Guijuelo también lanzado, con pleno de victorias. Tiene toda la pinta de ser una piedra de toque ideal para establecer valoraciones y, probablemente, para convencer más aún de que se está en la senda adecuada. No le suelen ser propicias las fiestas patronales de la ciudad al equipo ovetense tradicionalmente pero, quién sabe, quizás esto también se pueda romper dada la consistente trayectoria de los hombres de Egea. Veremos.


MANOLO D. ABAD
Foto:PABLO LORENZANA
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el martes 16 de septiembre de 2014