Vinilo Azul. –
“Cuando la "Ruta 66" pasó por Oviedo”
La
revista especializada en rock “Ruta 66” cumple este mes de
noviembre treinta años. Nada menos. En esa singladura, he tenido la
oportunidad de viajar a bordo de la misma veintiuno de esos treinta.
El nuevo mundo configurado a partir de internet y los teléfonos
móviles ha cambiado el espíritu de las publicaciones en papel.
Parecen –libros y revistas en este formato- una antigualla, algo
del pasado, que esas nuevas generaciones parecen rehuir con esa
persistencia de quien se cree cargado de razón. Hojear, enfrascarse
en las palabras encerradas en el papel, lleva camino de convertirse
en uno de esos placeres ocultos que el nuevo mundo de las tecnologías
punta desconoce y es incapaz de saborear.
Mis días
de colaborador de una de las revistas más importantes de rock de
España comenzaron por azar. A raíz de un concierto de los franceses
Les Thugs en la desaparecida sala Factory de Oviedo, escribí un
texto y mi hermana me animó a enviarlo a la revista que, por
entonces, la primavera de 1987, comenzaba a dar sus primeros pasos. A
la emoción de ver publicada la crítica de ese concierto en junio de
ese año, siguió el interés de escribir más, de aportar algo desde
mi ciudad a una revista que se nutría, sobre todo, de lo que sucedía
en Barcelona y Madrid. Eran tiempos de rock´n´roll y sumergirse en
los textos de esa publicación mensual suponía enriquecerse con
lecciones magistrales a cargo de grandes firmas como las de Jaime
Gonzalo, Ignacio Julià, Rafa Cervera o Diego A. Manrique. De todos
ellos aprendía, de sus textos y recomendaciones me nutría y trataba
de escuchar vinilos que no estaban al alcance de un joven de
provincias. Los anuncios de tiendas de discos que vendían por correo
muchas de las referencias servían para contactar y conseguir a
contrareembolso gran cantidad de vinilos con los que ilustrar lo
leído. El proceso de aprendizaje implicaba quedarse en casa muchos
fines de semana escuchando esos discos: la paga semanal no daba para
más.
Mis
aportaciones fueron aumentando. Primero, las noticias mensuales, que
exigían imbuirse del ambiente musical de Oviedo y de Gijón. No
estaban las redes sociales para informar de los movimientos de los
grupos asturianos (grabaciones, ediciones, giras) y había que salir
a la calle, ir a los locales donde se pinchaba rock, en los que había
conciertos y que frecuentaban muchas bandas. Era una cadena peculiar
y exigente. Llegaron los primeros cheques por mi trabajo. Pronto
terminé mi primer gran artículo a dos páginas, dedicado a Derribos
Arias. Unos meses después, una entrevista con 091 que habían estado
de gira por Asturias. Luego llegó la oportunidad de mostrar a bandas
asturianas que comenzaban a despuntar: The Amateurs, Esquil y Los
Mures, UHP… Después informes exhaustivos sobre
bandas como The Stranglers, The Jam, The Sound, Blue Nile… Al
fin, después de mucho tiempo, una portada con Nick Cave & The
Bad Seeds.
Fueron
veintiún años magníficos, aunque, al final, se torcieran las
cosas. Dinero a deber por trabajos correspondientes a dos años,
malos entendidos con el nuevo accionariado que derivaron en feas
situaciones… Sin embargo, alejado ya de aquellos días –que
tampoco fueron buenos en lo personal, quizás se juntaron ambos como
en un torcido guiño del destino- queda lo vivido, lo escrito, todo
lo que aportó a mi existencia la revista “Ruta 66”, que fue
mucho, muchísimo y que me condujo a ese camino sin el que no estaría
aquí, hablándoles de una publicación esencial e histórica que
está unida a mi personalidad y a mi propia firma con el pegamento de
las grandes experiencias de mi vida.
MANOLO
D. ABAD
Publicado en el suplemento "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 8 de noviembre de 2015