Crónicas
de Vestuario. –
“Identidad
perdida”
Bien es
sabido que, como reconoció el propio Sergio Egea, todos los equipos
de Segunda –o su gran mayoría- son “amarrategui”, expresión
surgida de dos conceptos, el de “amarrar” un resultado, un punto
miserable y el de quien consiguió hacer historia a base de
practicarlo hasta el paroxismo, el entrenador vasco José María
Maguregui. Las alusiones acabaron por difuminarse en el lenguaje y
los equipos se afanaron en atecharse y salvar los muebles a base de
defensa férrea y nulo fútbol. El alegre –a veces, suicida como
una buena canción del “Heroes” de David Bowie o del “Lust for
life” de Iggy Pop- fútbol del Real Oviedo se diluyó en “Camino
Soria” (que hubiesen cantado los Gabinete Caligari en su célebre
tema y álbum) como la peor de las pesadillas.
Renunciar
a la propia identidad significa sucumbir. Y eso es lo que hizo el
conjunto azul. No crear oportunidades en ataque y ser salvado por
Esteban una y otra vez, hasta siete que llegué a contar. Así no,
Señor Don Sergio Egea. Preferible es perder 5 a 4 que ser superado
por un flojo conjunto rojillo por la mínima y sin apenas mostrar
nada. Mal, muy mal. Renunciar a la identidad, a una personalidad que
el once azul había expuesto con brillantez en pos de mantener la
portería a cero sí que es un suicidio. Pueden ocurrir accidentes
como los de Ponferrada, pero caer como en Soria –con el potencial
de esta plantilla- resulta especialmente doloroso. Mal, muy mal.
Convertirse en un grupo timorato, diluirse en la mediocridad de
otros, no es el camino que esperábamos, Señor Egea.
Lo de hoy
ha sido duro. Duro ver cómo se cortaban las alas de un equipo que
debe volar, porque tiene gol, porque es capaz de crear, porque tiene
talento y porque –creíamos- posee identidad. Renunciar a ella por
el qué dirán, por el cómo son los demás es caer de la manera en
que los azules lo han hecho en Soria. Sabedores de todo lo que pudo
haber sido y no fue. Capados por las precauciones. Convertidos en una
triste sombra. Salvados por el gran Esteban hasta que llegó otro
bestial error, en este caso de Borja Gómez, para demostrar lo
equivocado que se está cuando uno renuncia a su propia identidad en
virtud de qué dirán.
Larga es
la Liga. Tiempo hay para definirse. Pero éste no es el camino.
Debemos recuperar nuestra identidad, ofensiva, muy ofensiva, antes de
que la rutina nos lleve al desastre y las dudas, como en esta pésima
exhibición soriana para olvidar lo antes posible.
MANOLO
D. ABAD
Foto:J.L.G.FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 9 de noviembre de 2015