Crónicas de Vestuario. -
“Reconciliación”
Afrontaba
el conjunto azul su choque frente al Nástic de Tarragona con la
necesidad de reencontrarse con la victoria y con el gol para no
prolongar su negativa racha y que la ansiedad comenzase a alimentar
mentideros y rumorologías varias.
El
encuentro comenzó con los dos equipos estudiándose, sin plantearse
el objetivo principal de este deporte -el anotar goles- en una nada
que avivaba los malos augurios que los azules habían dejado tras su
choque soriano. Fue Koné el primero de los locales que remató, a
los once minutos, para, diez después, culminar una gran jugada por
banda. Los de Egea fueron despertando poco a poco de su letargo y
comenzaron a combinar, a desdoblarse por las bandas y a crear
peligro. Los catalanes apenas inquietaban, con un fútbol en segunda
velocidad, extremadamente lento, que favorecía los intereses
ovetenses. Sólo alteró el guión no escrito De la Espada con un
remate al larguero, más fruto de ciertos desarreglos en las marcas,
que de una iniciativa organizada. Casi al final, Susaeta anotaba su
tercer tanto de falta, el sexto de una campaña donde está mostrando
un enorme acierto y confianza. Con el segundo, la alegría del once
azul propiciaba más peligro para los ramplones catalanes que no
mostraron casi nada positivo a lo largo del partido.
El
segundo acto se inició con más velocidad azul, que se iría
diluyendo para dejar la iniciativa a los tarraconenses que apenas sí
sabían qué hacer con su posesión. Tiempo para el contraataque,
para un penalti de Xavi Molina sobre Koné que Ruipérez Marín no
quiso ver y para disfrutar del reencuentro con el gol y con la
victoria. Además del ansiado “cero” en la propia portería para
que no faltase de nada a la felicidad ovetense.
Se
salva así un choque importantísimo para los azules, ya que los de
Egea ejercerán de visitantes en las próximas dos jornadas, y para
reconciliarse con el público, que disfrutó de lo lindo del
encuentro. Público que volvió, además, a mostrar su grandeza y
conexión con la cuna del fútbol, con Inglaterra: ante la falta de
deportividad de Mossa le abucheó hasta el final con esa persistencia
que se otorga en las islas británicas a todo jugador sucio. En
definitiva, victoria para la tranquilidad, para acercarse a la zona
noble y para creer que esa identidad creativa, con clara vocación
por el gol, es la que ha de señalar el camino de los azules en los
próximos meses. Así, sí.
MANOLO
D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 16 de noviembre de 2015