Crónicas de Vestuario. -
“El peso de la prudencia”
Los
filiales siempre reúnen alicientes de sobra como para estar
precavido, además de su capacidad para resultar imprevisibles. En
esta campaña, sólo toca enfrentarse a uno: el Bilbao Athletic,
recién ascendido tras diecinueve temporadas en la categoría de
bronce. Sin embargo, los jóvenes cachorros ofrecieron una imagen muy
seria de equipo, alejados de la espontaneidad que se les supone a los
filiales. Con un trabajo táctico sólido, aunque poco mordiente en
ataque, donde las pinceladas de imaginación las proporcionaba Unai
López, quien ya ha frecuentado el conjunto de Primera en numerosas
ocasiones.
El
Real Oviedo buscaba con paciencia pero algo atenazado, menos veloz
que otras veces, quizás pensando aún en la goleada que les endosó
la Ponferradina en la jornada anterior. Se buscaba el gol, con
excelentes apuntes de un muy destacado Johannesson en buena armonía
con Susaeta, pero faltaba la puntería necesaria para batir a un
guardameta de la solvencia de Remiro. Los remates se iban fuera o
llegaban, mansos, a las manos del buen cancerbero vasco. Destacaba
Toché como quien más lo intentaba pero en la soleada tarde otoñal
faltaba el tino con el que inaugurar un marcador que se quedaría a
cero.
En
el segundo acto, el conjunto de Sergio Egea buscó más toque y
velocidad, pero el punto de mira seguía sin ser el de otros días.
Sin esa pegada, el Real Oviedo se vio condenado a algunos -no muchos,
cierto es- apuros en una defensa que sigue sin ser contundente, a
pesar de que hoy lograra dejar el tanteador a cero. No hubo
“revolución Koné” y sólo varias internadas de Aguirre hicieron
suspirar a la grada. Hoy los balones se quedaban atrapados en el área
sin posibilidad de llevarlos al fondo de las mallas. La prudencia
tras la locura de la jornada anterior se imponía como una losa
demasiado fuerte.
Quizás
los azules deban seguir a Horacio cuando decía que a la prudencia
había que mezclarle unas dosis de irracionalidad. Hoy los ovetenses
trataron a toda costa de mostrarse muy equilibrados, pero acusaron un
encorsetamiento que aprovecharon los vizcaínos para darse un respiro
en la zona baja. Nos acercamos al primer tercio de Liga y, a pesar de
las dudas en la defensa y de los titubeos a la busca de encontrar una
identidad propia, parece que los de Sergio Egea van a estar en el
grupo cabecero. Larga es la Liga y quizás los azules puedan
conseguir el deseado equilibrio entre su capacidad goleadora y las
necesidades defensivas. Como bien dijera Marco Tulio Cicerón “la
prudencia es saber distinguir las cosas deseables de las que conviene
evitar”. Esperemos que el ser prudente no esté reñido, como en
esta tarde, con la puntería y la efectividad.
MANOLO
D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 2 de noviembre de 2015