Vinilo Azul. –
“Alta Fidelidad”
Nunca
pensé, en aquellas tardes adolescentes de sábado, que trastear
entre vinilos en una tienda de música se convirtiese, años después,
en una actividad que alcanzara la valoración de “legendaria” (ya
saben que huyo del vocablo “mítico”, empleado por las nuevas
generaciones como erróneo sinónimo de “típico” o “clásico”).
Tardes a la busca de un vinilo que, a principios de los 80, en plena
efervescente transformación social de un país, construía un eje
débil pero que con los años se tornaría fundamental y, décadas
después, terminaría por diluirse en una supuesta nada capaz de
transformar vidas y sentimientos. Pero, ahora, en este descreído
mundo sabelotodo, nada que represente al dios dinero es,
supuestamente, algo.
Las
tardes del adolescente, con poca pasta, se desarrollaban en la
paciente búsqueda a primera hora de la tarde de todo tipo de vinilos
(aún no había llegado lo digital, pero cuando arribó el ceremonial
seguía siendo casi el mismo) en una ruta que incluía a Discoteca en
la calle Toreno, Liverpool en Milicias y Discos 3 en el Peso.
Memorizaba precios, buscaba en catálogos y gastaba la mayor parte de
mi sueldo semanal en discos. Nadie me dijo que serían ellos –cuando
llegaran los momentos de desesperación- los que me salvarían.
Entonces sólo era una curiosidad, una intensa ansia de buscar nuevos
sonidos, de encontrar creadores, de escuchar y cantar, de vestir mi
vida y mis sentimientos con ese necesario aderezo musical.
No vi
“Alta Fidelidad” cuando la estrenaron en el cine. Tampoco leí la
novela del gran Nick Hornby en su día. Se mostró una distraída
jornada, uno de esos momentos que acaban por transformarse en las
mejores ocasiones. Sucedió en Madrid, en la casa de mi buen amigo
Dani Fletcher, que me había ofrecido pasar allí unos días después
de que mi experiencia en Tele Oviedo hubiera acabado mal por esos
celos profesionales que invaden a aspirantes a estrellas -ruines y
mediocres- y que me habían condenado al silencio, la oscuridad y el
paro. Era momento de limpiarse de la porquería de ciertos
estrellones, esa nada patética a la que el tiempo termina por situar
en su sitio. Pero, en ese día, en esas jornadas, consiguieron abrir
una herida difícil de cerrar: la del sufrimiento injusto de aquel
que es bueno en lo suyo y sólo recibe bofetadas.
Distraídamente
encontré aquel dvd con la película protagonizada por John Cusack y
logré sentirme bien. Poco importó que me cerraran la posibilidad de
trabajar semanas después en esa misma televisión con todo tipo de
excusas peregrinas, haber disfrutado de esa peli me había dado la
fortaleza para enfrentarme a muchos gigantescos molinos de viento con
la fe de quien sabe que su camino es el correcto.
Y los
discos, y las tiendas, que me pierdo. Se cerraba Discos del-Sur en
aquellos días de incertidumbre, poco dinero y nulas esperanzas. Una
tienda madrileña en la que, años antes, me había abordado Kike
Turmix con un sinfín de grandes recomendaciones. “Kike, sólo
tengo pasta para un par de discos”. Me miró, con gesto
decepcionado y acabó por invitarme al concierto de los Pleasure
Fuckers en el Agapo esa misma noche. Llegaban a la casa de Dani
amigos y compañeros que trabajaban en revistas como “Ruta 66” y
“Rockdelux”, emocionados por los chollos del cierre de una tienda
donde había dejado fortunas por correo, y me aferraba a mi birra, a
la aventura amorosa que aquellos días me brindó una gata auténtica
y a la certeza de que iban a llegar unos tiempos duros sin poder
acercarse a ninguna novedad. A escuchar y repasar mi, ya por
entonces, gran colección de discos.
La vida
no deja de darnos sorpresas y Oviedo mantiene tiendas que nos
conectan con un espíritu que creíamos perdido. Acercarse a
estanterías repletas de vinilos. Escuchar y preguntar. Estimular
nuestra memoria con momentos musicales, con el poder evocador que
sólo son capaces de transmitir las canciones. Escapar de este mundo
donde todo parece sencillo y que, cada vez, resulta más complicado
en su prosaica realidad.
MANOLO
D. ABAD
Publicado en el suplemento "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 25 de octubre de 2015
Publicado en el suplemento "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 25 de octubre de 2015