LAS CANCIONES DE "VIAJES AL FONDO DEL PRECIPICIO" (3)
Creo que fue en el verano de 2009: mi madre se cayó por las escaleras que conducen la cocina a la parcela frontal del chalet que tenemos en una urbanización a 25 kilómetros de Zamora desde principios de los 70. A pesar de incorporarse unos momentos después, el paso de las horas convirtió su dolor en insoportable. Mientras mi padre, para variar, era incapaz de tomar una decisión, me acerqué a otra de las casas de la urbanización donde vivía Alfonso, un traumatólogo que acababa de jubilarse hacía tan sólo unos meses. No tardó en llegar, observarla y en urgirme a que llamáramos al 112. Así lo hice. Mi madre se retorcía de dolor. Una o varias vértebras rotas. Tras tres cuartos de hora eternos, llegó la ambulancia. El tipo que la conducía era bastante torpe y nos costó meter la camilla en la casa y más aún, sacarla. Tras recorrer el trayecto de 25 kilómetros hasta el hospital de Zamora, ingresaron a mi madre. La tarde de verano caía en la ciudad y los tonos rojizos daban un aspecto fantasmagórico al fin del día. No recuerdo si le dieron un calmante. Pero, tras tardar casi una hora en certificar el ingreso, mi madre quedó postrada en una camilla de una extraña habitación sin ventanas. Los empleados de urgencia corrían como locos: llegaban heridos de un terrible accidente en Benavente. Prioridades. Tras una inacabable espera de horas, con mi madre retorciéndose de dolor, llegó el alba. Por fin, la atendían.
Esas horas de preocupación en "urgencias", desatendidos, en ese limbo donde no se existe y todo el mundo pasa por delante de ti, sin hacerte ningún caso a pesar de que implores ayuda, me sirvió para gestar en mi cabeza el relato "Un paso hacia la luz", título basado en "Step into the light" de mis queridos Afghan Whigs, uno de esos grupos que he seguido desde sus primeros pasos y aún hoy (aunque, ay, me falten sus dos últimos discos y no los haya podido ver nunca en vivo) me siguen transmitiendo un sinfín de emociones. "Un paso hacia la luz" es el tercer relato de "Viajes al Fondo del Precipicio". Cuando llegué a mediodía en autobús al chalet, con mi madre ya ingresada, escribí el relato de un tirón.