Vinilo Azul. -
“Clásico de clásicos”
Los años nos han
mostrado múltiples caras de la noche en Oviedo. Sin embargo, hay una
que permanece impasible a los tiempos: el Diario Roma. Celebra el
emblemático local la treintena en un estado de forma inmarchitable,
como ese clásico de la noche ovetense que es. Su nocturnidad nos
devuelve a otros tiempos y, a la vez, nos conserva perdurables frente
al paso de los años. Los Doors, AC/ DC, Motorhead o los Stones
seguirán sonando cada sábado en la lista de un siempre impertérrito
Salgado, que te saluda desde el otro lado de la barra para reforzar
la convicción de que el viaje ha merecido la pena, que has escogido
la vía correcta cuando el cruce de caminos te planteó un millón de
dudas hace ya muchos años. Solo su gesto ya vale por treinta mil
palmadas en la espalda de cualquier otro. Si hay la posibilidad de
que el local no esté abarrotado, Salgado podrá sorprenderte con su
conversación, con un brindis -bebo el mismo cava que él cuando la
ocasión lo requiere- o, simplemente, ver cómo se esmera en que
suenen los Twilight Singers o Mark Lanegan y te hará plantearte todo
lo que pudo haber sido y no fue en estos treinta años de recta
travesía en torcidas aguas.
Salgado es un
superviviente y el Diario Roma el clásico de la noche rockera
ovetense. Mi buen amigo Jorge Alonso me insiste, recordando un
artículo suyo en EL COMERCIO que tuvo réplica en esta misma
columna: “¿Ves? Este es el Oviedo rockero al que me refería.
Clásico e irreductible”. Juanjo Cima -artífice del Vinoteo y un
montón de excitantes aventuras gastronómicas más- nos convida a
unas cervezas. Está desatado y Alonso flipa cuando le cuenta que ha
visto ¡treinta y nueve veces! a Eric Clapton. Me mira y me vuelve a
preguntar: “¿de verdad que...?”. Río, mientras el de Lugones me
abraza y me grita al oído. Sí. Es un sábado más en el Diario
Roma. Hay gente pero no te encuentras como en otros locales donde
cada empujón es una disputa para que un niñato (o, peor aún, un
ajado ex-niñato) se exhiba ante la amante ocasional de turno con una
música perrera y en medio de un mar de seres que no quieren ser
humanos, mientras, lo más seguro, su mujer esté en casa cuidando de
la prole. Aquí, sí, hay clásicos, pero de la resistencia. La
vital, como la del propio Salgado o la de quien les escribe; la de
los que han decidido su propio camino contra viento y marea, al
margen de los dictámenes que marcaba aquella tremenda canción de
los Godfathers “Birth, school, work, dead”. Todo ello siendo unos
clásicos auténticos, sin variar el gesto de duros, de los duros que
han encarado las bofetadas de la vida con el rostro imperturbable de
un héroe del spaguetti-western.
Sí, en esta diversidad
encontramos las nuevas sensaciones de locales recientes que nos
animan la vida como la Lata de Zinc, La Salvaje, el Sol y Sombra, el
Serie B o el Fauno que, progresivamente, van tomando el relevo
nocturno de la ciudad. Pero, siempre, como un viejo amigo al que no
cultivamos lo suficiente, es un placer recogerse, recorrer viejos
pasos y darse una vuelta, a brindar por los treinta años del Diario
Roma, por la resistencia en ese terreno pantanoso que es la noche
-más aún si es en pleno casco antiguo- y brindar con Salgado y todo
su equipo por esos “buenos tiempos” que el grupo madrileño La
Frontera cantó que volverían algún día. Felicidades por esos
treinta años, clasicazos.
Publicado en el suplemento "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 8 de mayo de 2016