Crónicas de Vestuario. -
“La L de autoescuela”
Pues nada, que seguimos
de pretemporada en mayo. O la pretemporada de quien necesita una
larga pretemporada y quizás unas cuantas más: David Generelo. Aquí
ya no quedan más excusas ni más que decir que el responsable de
este verdadero desastre que es el Real Oviedo en estos momentos tiene
nombre y apellidos. Llevamos dos meses donde -salvo el espejismo de
la Ponferradina- hemos asistido a la destrucción de un estilo, a la
demolición de unas señas de identidad, a un completo desbarajuste
donde se impone el fútbol de mentira -ese que basa el dominio en el
porcentaje de la posesión- y la negación del principio básico de
la competición (marcar goles, a ser posible uno más que el
contrario, por si a alguno aún no se lo habían enseñado en la
escuela).
La primera parte de este
equipo sin profundidad, sin ritmo, que pasa y repasa el balón en
zona central, siempre con centro de seguridad hacia atrás, jamás
hacia adelante salvo en un puntapié lo más lejos posible, una y
otra vez de una banda a otra como si de una pachanga se tratase,
pareció el de un conjunto que se encuentra en el inicio de la
pretemporada. Inofensivo. Presa ideal para onces inferiores pero
hambrientos, desesperados, que saben esperar su momento para golpear
entre tanta absurda monotonía.
Tras el lamentable -uno
de tantos en estos dos meses de vía crucis tras la dimisión de
Sergio Egea- partido ante el Huesca, un veterano seguidor me abordó
y me dijo: “Oye, ¿qué hay que hacer para echar a esti, que lleva
la “L” de la autoescuela de entrenadores?”. No me quedó otra
que encogerme de hombros y tratar de ser positivo, de esperar que
este desastre escampase como supongo que todos los seguidores azules
soñaban.
Pero no. Va a ser que no. Que mientras haya un entrenador
en prácticas al frente esto no va a tener remedio. No habrá ritmo,
no habrá profundidad, se recurrirá a la penetración por banda sólo
en caso de desesperación, se dormirá el balón en un mareo en pos
de ganar la estadística de la posesión (que, repetimos, no da
puntos ni es la esencia de este deporte) a ser posible en zonas
inofensivas y se buscará un balón largo de vez en cuando en un
patadón a ver si por ahí se cae Toché y engancha un golito.
Siempre le quedará el consuelo a Generelo y quienes le avalan de
haber conseguido, en un cursillo rápido e intensivo, matar la
práctica totalidad de ilusiones de ascenso, en tirar una campaña
por la borda de la manera más burda y ramplona.
Foto: JOSÉ LUIS G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 8 de mayo de 2016
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 8 de mayo de 2016