Vinilo Azul. –
“Otoño con “O” de Oviedo”
Llega
otoño a la ciudad y Oviedo se transforma de nuevo en el lugar ideal
para la creación. Da igual que sea música, literatura, cine… los
espacios de Vetusta estimulan la imaginación, se convierten en un
lugar para el paseo sosegado, para que las ideas fermenten con el
caldo de la calma, como alejados de un ruido estéril donde la prisa
impide pensar.
Parece
increíble cómo, en estos tiempos de globalización, haya quienes
evoquen los rancios tópicos del provincianismo para aplicarlos con
torpe mano a los tiempos actuales en la ciudad. Oviedo va, sí, a su
ritmo, que es más bien el de una atmósfera envolvente donde las
ideas para crear permanecen suspendidas como gotas de orbayu. A todos
esos a los que tanto se les llena la boca con los manidos clichés de
los provincianismos, con dieciochescas definiciones sobre una ciudad
dormida y con todas esas chorradas que quedan tan bien en círculos
pseudointelectuales habría que aplicarles la activa fuerza de gentes
como la Lata de Zinc, ese local cultural que cumplió su primer año
de vida en Oviedo poniendo un listón muy alto con su incesante
vitalidad para albergar conciertos, presentaciones, o innovar
–marcando un estilo que ahora es seguido por otros- con los vermuts
dominicales con actuaciones de gran calidad. Contra la inacción y
palabrería vana de esos que son los primeros en vestirse con los
trapos de la envidia, de la inquina y de la puñalada trapera
mientras tratan de aprovecharse para lucir sus miserias, bien valen
lugares así. Esos a los que se les llena la boca de nombres ilustres
del pasado que sólo son referencias de usar y tirar –que lucen muy
bien en esos círculos pseudointelectualoides donde tanto parecen
valorarles-, esos, en una demostración de su patética ceguera, son
incapaces de ver a su alrededor, de valorar a muchos de sus activos
coetáneos.
A esos
extraños ejemplares que aspiran a un romanticismo rompedor de
bohemia y no son más que convencionales tipos del más mezquino
arribismo, les vendría bien dejarse ver por lugares como la Lata de
Zinc, a ver si espabilaban y dejaban de escribir sandeces con aroma
de profundidad y fondo vano y superficial. O, mismamente, si no
desean pasear, ya tienen, en pleno centro, a la Salvaje, que también
promete conciertos y actividades diversas. Cuando se cumplen veintiún
meses del cierre de la Antigua Estación, algunos locos empresarios
que no saben de inmovilismos ni de siestas dieciochescas, gentes de
la Radio de Cristal o del grupo de rock Pingüino, se han metido en
la aventura de recuperar uno de los espacios que más quiero y donde
he vivido muchos grandes momentos. Ejemplos vivos de la actividad que
bulle en el alma de la ciudad, mientras otros pasean sus ropajes
cursis de bohemios trasnochados con ínfulas intelectualoides,
dejando pasar todo lo que se presenta ante sus ojos, pretendiendo
destacar su miserable faz de falsedad y pose. Ciudad dormida…
¡venga ya!
MANOLO
D. ABAD
Publicado en el suplemento dominical "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 27 de septiembre de 2015