Vinilo Azul. -
“Azul
Hummel”
En estos tiempos de fútbol moderno, sin fronteras, de
multimillonarios dueños, de derechos televisivos caprichosos que nos
obligan a pagar una segunda vez más o recluirnos en el bar, de
pérdida de ciertos valores propios de tiempos en blanco y negro, la
polémica sobre la camiseta diseñada por la marca danesa Hummel para
la temporada del regreso al fútbol profesional del Real Oviedo
constituye uno de esos episodios insólitos que nos devuelven al
césped, al azar de una pelota manejada por dos contendientes de once
y a la locura maravillosa de una afición como la azul.
Poco imaginaba el presidente en España de la marca danesa, José
García, cuando anunciaba a principios del verano que el equipo
ovetense contaría con un diseño exclusivo, que todo se le volvería
en contra hasta el punto de tener que transformarlo. En este mundo
globalizado, ya no cuela la estandarización y eso es lo que
pretendió Hummel con la camiseta oviedista. Variarían los colores,
pero no se distinguiría de las de otros equipos como el Cádiz, el
Valladolid o el Tenerife y, muy pronto, las redes sociales echaron
humo ante el dislate. Daba la impresión que los máximos mandatarios
de la firma danesa no habían terminado de comprender que la
singularidad del equipo azul exigía ese mismo trato en su camiseta,
algo que Joma -la marca española de ropa del Real Oviedo en la
temporada anterior- sí había comprendido, hasta el punto de
marcarse un hermoso diseño para la tercera equipación con un
homenaje al Real Stadium Ovetense y Real Club Deportivo Oviedo,
origen del club actual.
Hummel puso toda su maquinaria de intendencia en justificar el
dislate, en tratar de arreglarlo y callar a los aficionados. Que si
diseños personalizados desde un corte, que si la personalización
era del color pantone, que si había ocho piezas en la manga y en la
zona del cuello, que si la realización de todo eso llevaba una gran
dificultad, que si un holograma... que si pamplinas, pamplinas y más
pamplinas. Justificaciones de mal jugador.
Quizás desconocían los responsables de la firma danesa lo que
representa ponerse una determinada camiseta. Quizás en este mundo
globalizado pueda parecer una estupidez el lucir unos determinados
colores o el llevar un tipo u otro de camiseta. Se equivocan. Cuando
uno ve a alguien con la camiseta azul oscura de Kelme, rememora días
de gloria a principios de los 90 en Primera División, o las diversas
de Joluvi, como esa equipación verdiblanca como las de Celtic de
Glasgow y Sporting de Lisboa, que hacen florecer tantos buenos
recuerdos. De modo que, Sr. García, se equivocaban al creer que el
Real Oviedo y su afición son un equipo cualquiera al que entregar
una camiseta estandarizada. Y bastante fea, por cierto. Esas
horripilantes bandas en hombros y cintura. Lo del cinturón, desde
luego, es una de las piezas, adornos o como quieran llamarlo más
espantoso que uno ha tenido la oportunidad de ver plasmado en una
camiseta.
De los colores de la segunda y tercera camiseta, mejor no hablar.
Mantienen el espeluznante diseño y añaden amarillo y rosa al
universo de equipaciones azul. Ese mortecino amarillo quizás
encuentre compradores en algún coleccionista que desee tener una
rareza en plan película de terror con la que amenizar a sus
amistades. En cuanto al rosa, supongo que el Inspector Clouseau
tendría algo que decir más que yo, que aún me estoy preguntando
quien habrá sido el lumbreras que ha elegido semejante color y por
qué.
Finalmente, los responsables de Hummel decidieron cambiar el diseño
de la camiseta titular del equipo azul, otorgarle categoría a su
afición y, más que probablemente, incrementar las ventas. La
fidelidad tiene, a veces, el precio de considerarla un gran valor en
estos tiempos descreídos y globalizados.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento dominical "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 16 de agosto de 2015
Publicado en el suplemento dominical "El Comercio de Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 16 de agosto de 2015