“En manos del caos”
Seis meses han transcurrido desde la histórica derrota de un régimen
que se perpetuó en la ciudad durante veinticuatro años a sus anchas
gracias a un histórico acuerdo entre tres partidos. Seis meses en
los que no se ha instaurado el caos, como bien quisieron pretender
los destronados, los destripadores del, como ellos lo denominan, el
“destripartito”. Seis meses en los que muchos ovetenses han
descubierto una parte de lo que se escondía tras un muro
impenetrable de intereses creados en una tela de araña tejida a lo
largo de casi cinco lustros. Algunos de los que permanecían callados
-quien sabe si por miedo o por otras inconfesables razones-
comenzaron a protestar, a descubrir unos problemas hasta entonces
inexistentes (más bien ocultos bajo una densa cortina), a encontrar
que su ciudad no era ese paraíso que nos vendían, fritos sus
habitantes a impuestos, sometidos a grupúsculos alrededor del
régimen que se dedicaban a esquilmar recursos y bienes en su propio
interés.
Pues bien, la ciudad de Oviedo ha seguido caminando. No vemos caos
por las calles. Los edificios no se caen. El mal no se apoderado de
nuestros habitantes ni existe la novela de terror que trataron da
inculcar a mucha gente. Los retos, eso sí, permanecen ahí. Son
muchos, fundamentalmente en materia urbanística, donde urge un plan
que transforme la ciudad aprovechando los espacios que han quedado
libres a disposición del municipio. O que aún no lo han hecho y
deberían ser convertidos pronto en objetivo de cambios. El antiguo
hospital, la fábrica de gas, la antigua fábrica de armas... La
plaza de toros, ese ansiado recinto para conciertos, ¡ay!
Entretanto, han sido meses de conversión y de freno a unas
privatizaciones que ahogaban a impuestos a la población y que
revertían en unos intereses que ahora parecen comenzar a destaparse.
Mucho es lo que se esconde bajo la alfombra y ya hemos asistido a
algunos acontecimientos que avergüenzan a la ciudadanía. La
impunidad parece haberse terminado. O si no ha sido así, al menos se
ha visto frenada.
El balance, pues, de un tripartito bombardeado por muchos de quienes
perdieron sus regalías sin descanso es el de toda la tarea que aún
queda pendiente. También resulta necesario que se eliminen algunos
compañeros de viaje que hicieron fortuna en el anterior régimen, si
no en todos sus años si en una buena parte, algo que le ocurre al
concejal de cultura Roberto Sánchez Ramos, muy unido a un viejo
colaborador de Gabino de Lorenzo en la SOF que aún resiste,
manteniendo la conexión bilbaína y olvidándose del buen hacer de
la mayoría de los promotores de conciertos asturianos. Son pequeños
flecos que, de no resolverse, pueden suponer un lastre para que el
cambio que los ciudadanos ovetenses pidieron en las urnas en el
pasado mes de junio, se haga realidad. Sin cargas, sin algunos “usos”
y abusos que, esperemos, queden definitivamente desterrados en estos
próximos tres años y medio en Oviedo.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el miércoles 30 de diciembre de 2015
Publicado en el diario "El Comercio" el miércoles 30 de diciembre de 2015