Crónicas de Vestuario
“De tres en tres”
El
Real Oviedo ha encadenado su mejor racha de victorias en el mejor
momento, justo para afrontar el período vacacional con buen ánimo.
Tres victorias consecutivas que hablan del gran trabajo de su
entrenador Sergio Egea para sacar el mejor partido a sus hombres y
lograr encaramarse a la tercera posición de la tabla con una firme
trayectoria al alza. Llegan días para el descanso, para retomar
energías para el tramo decisivo de una competición dilatada que, de
la mano del preparador argentino, se afrontan con una mesura que es
uno de los elementos claves para alcanzar el gran objetivo soñado
por todos los oviedistas.
El
encuentro frente al Almería mostró a un equipo asentado, seguro de
sí mismo y capaz de hacer frente a un gran inicio de los andaluces
que acabarían diluyéndose tras el gol de Toché. Un conjunto
diseñado para regresar a Primera, con la plantilla más cara de la
categoría, víctima de ansiedades, exigencias, de la perentoria
necesidad de ganar y volver por sus fueros, que pena con el farolillo
rojo paseándolo con gran dolor por todos los campos de la Segunda.
Una penitencia que resquebraja cualquier opción y que sólo sirve
para que su territorio sea el del terremoto constante, sin pausa para
poder trabajar en salir de esa situación. Un volcán permanente que
también se refleja en su juego, que incluso llega a desvirtuar la
clase de jugadores como Carlos Cuéllar o Soriano, completamente
sobrepasados por la turbulenta situación.
Con
el panorama de un once como el andaluz devastado por su presente, los
azules tiraron de efectividad y dejaron hacer a los almerienses.
Lograda una mayor seguridad defensiva, aunque Esteban hubo de
lucirse, magistral, en un par de esas estiradas suyas, prodigio de
reflejos y colocación, los de Egea esperaron a que la paciencia de
los rojiblancos decayese. No aprovecharon los ovetenses las
posibilidades de la ofensiva a la desesperada para machacar el
choque, algo que ya ha ocurrido en varias ocasiones y sobre lo que
quizás deban esmerarse en resolver pronto para no pasar apuros en
los finales de partido y llevar esos minutos con comodidad. Con un
hombre con la clarividencia de Héctor Font deberían aprovecharse
esos espacios al contragolpe para anotar con mayor facilidad. Deberes
de cara al nuevo año que esperemos arreglen con el mismo acierto que
su seguridad defensiva. Apoyados en la afición, los azules van
convirtiéndose en un grupo solvente en casa, al que sólo le falta
cerrar los partidos con algún gol más en los momentos de
desesperación y locura de los rivales.
Se
llega a este final de año con la sonrisa en la boca y la esperanza
de que las cosas continúen así. Con un trabajo plasmado con
sensatez. Hermosa despedida para Generelo, además. Un jugador que,
con su gran partido en Cádiz ya ha entrado en la historia de un
equipo con muchas y grandes historias. Esperemos que las próximas
grandes páginas que están por escribirse hablen del soñado
ascenso. El once azul está en el camino.
MANOLO
D. ABAD
Fotos: J.L.G. FIERROS