Crónicas de Vestuario. -
“A golpes de ritmo y de fe”
A
diferencia de otras veces, el conjunto de Sergio Egea salió al campo
dispuesto a deshacerse del Llagostera por la vía rápida. Son varios
los partidos que los azules malgastaron en unos primeros minutos
desastrosos y arrancar con fuerza es una medicina válida para
resolver pronto y no andarse luego con apuros. Con un once como el
catalán preparado para aguantar pero no excesivamente presto para la
construcción, anotar con la mayor premura posible podía ser
sinónimo de encaminarse con firmeza hacia la victoria.
Linares
marcó tras cinco jornadas de sequía nada más empezar y todo
parecía ponerse de cara a un equipo que salió al campo con
electricidad, una extraordinaria rapidez y con suficiente habilidad
en las combinaciones. Fueron dieciséis minutos magistrales en los
que se sucedieron las ocasiones y donde brillaron los hombres de
banda, en especial Borja Valle y Johannesson, ambos en gran estado de
forma. Luego llegaría el error de Esteban que aprovechó con astucia
Querol y todo pareció caerse como un castillo de naipes. Por unos
segundos, se instaló ese insolente murmullo que nadie quiere
escuchar ni sentir. Sin embargo, los azules parecían creer más que
nunca en sus posibilidades, en su juego ofensivo, en su capacidad
combinativa y de despliegue en las bandas. Fue en un saque de
esquina luchado con fe en la presión por Koné cuando llegó el
premio con gol del propio jugador costamarfileño. Hubo opciones de
ampliar el marcador en dos ocasiones más de Borja Valle, pero
también otra para los catalanes en otro garrafal error defensivo.
Fue una primera parte vibrante, con juego entregado a un ataque total
que también fue respondido por los discípulos de Oriol Alsina con
valentía, lo que redundó en un gran espectáculo.
El
Real Oviedo no cerró el resultado del partido, pero el segundo acto
fue bien distinto. Más monótono, con puntuales hachazos por parte y
parte. Los azules esperando las acometidas de los catalanes y
pensando en contragolpear, pero ambos menos entonados. Como si se
hubieran sorprendido de lo que habían sido capaces de entregar en
los primeros cuarenta y cinco minutos, más pendientes de los
movimientos estratégicos y mucho menos rápidos. El árbitro gallego
Pérez Pallás se tragó un clarísimo penalty a un Hervías al que
le sigue sobrando un regate -por lo menos- y faltando un buen centro,
y la grada sólo se animó para ovacionar a Borja Valle cuando fue
sustituido por un Aguirre poco incisivo que marraría una de esas
ocasiones solo ante el portero que no se deberían fallar nunca y
para aclamar la entrada del gran capitán Diego Cervero en las
postrimerías del choque.
En
definitiva, importante victoria para seguir enganchado a la
cabeza.Como dijo el legendario boxeador Muhamad Alí: “No cuentes
los días, haz que los días cuenten”.
MANOLO
D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 7 de diciembre de 2015