“Urgencias”
Otra derrota más, una nueva decepción en casa, lo
que ya está suponiendo un lastre demasiado grande para un equipo que, en esta
ocasión, mereció un mejor final. Pero las urgencias del Real Oviedo exigen unos
resultados que en el Nuevo Tartiere no terminan de llegar. Enésima oportunidad
desperdiciada y nueva tormenta sobre la entidad, justo lo que menos se necesita
para alcanzar el ascenso, que cada vez se parece más a la búsqueda de Eldorado
por Lope de Aguirre. Quizás haya que llamar a Werner Herzog para filmar esta
desesperada epopeya azul, envuelta en una inexplicable locura que sólo podría
transmitir el rostro turbador de Klaus Kinski. Esta tarde se vio a un equipo
que lo buscó pero que no tuvo remate.
La mañana del desgraciado medio partido a puerta
cerrada frente al Rácing de Ferrol, comentaba con mi compañero Ramón Julio
García la necesidad de una victoria aplastante en casa para alcanzar la
seguridad de la que lleva adoleciendo el equipo azul en esta temporada en su
estadio. La goleada llegó, pero a domicilio. Y son esos goles, esa capacidad de
anotar y machacar lo que le falta a este Real Oviedo ante su público. Y las
necesita, porque cada minuto, cada jornada que pasa es una menos en esta cuenta
atrás. Urgencias, no ansiedad. Una urgencia perentoria, desesperante, que
parece imponerse sobre cualquier otro argumento, sobre cualquier explicación
lógica que aclare el porqué de esta incapacidad para vencer ante su hinchada.
Ahora que el Grupo Carso ha tomado las riendas,
aunque a mi amigo Pablo Moro no le guste mucho, ya no quedan más excusas, más
dudas. La seguridad institucional debe transmitirse a todos los estamentos del
club y desprenderse de todo complejo, soltarse. No perderse en el “chau, chau”
que popularizara Luis Aragonés como sinónimo de “bla, bla, bla” y ganar, ganar,
y ganar y ganar y ganar. Y eso pasa por crear ocasiones de gol. Con un Diego
Cervero que jugó de cara a portería brindando múltiples espacios a sus
compañeros, como el legendario Horst Hrubesch -aquel tanque del Hamburgo-, el
once azul fue incapaz de terminar la mayoría de las jugadas con un disparo a
puerta. En las escasas ocasiones en las que lo hizo, se rozó el gol ante un
conjunto gallego que venía de una racha negativa y con problemas de meses sin
cobrar. Pero llegaron a otras “urgencias”, las de este equipo que parece
reanimar a quienes llegan casi muertos, y se cumplieron los peores presagios.
La temporada regular es larga pero mientras la
victoria en el propio terreno siga siendo un lastre, poco podremos alimentar la
esperanza de alcanzar el anhelado ascenso. Cada vez quedará menos tiempo, cada
vez habrá más urgencias y cada vez más nos sentiremos como el ofuscado Lope de
Aguirre a la busca de un inalcanzable Eldorado.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 3 de febrero de 2013