sábado, 22 de febrero de 2014

Magisterios


Vetusta Blues. –
“Magisterios”

Somos lo que hemos vivido, sí. Y en esa vida, en ese camino que hemos recorrido, en esa cuenta atrás contra el tiempo, está el momento de nuestra formación. Para algunos, el instante en el que poder situarse en un lugar en la vida; para otros, tiempos que almacenar como enseñanza en el intelecto para enfrentarse a todo lo que vendrá después. Estamos aquellos a quienes nos han marcado, en diferentes etapas de nuestra existencia, momentos, lecciones, magisterios de profesores, materias que no aparecían en los libros, enseñanzas que formaban parte de un territorio fuera de las aulas, la demarcación de la vida. Recuerdo ahora a Don José Ramón –no recuerdo su apellido, por desgracia- nuestro tutor en 8º de E.G.B. en San Pedro de los Arcos y una frase que se marcó para siempre en mí: “Hay que tener personalidad”. Sí, por encima de todo y de todos, esa fue la primera gran lección para enfrentarme a todo lo que me iba a encontrar más allá del área protegida del colegio y de las aulas.

Luego, en esa etapa de la adolescencia en que uno busca un camino, en que tratas de encontrarte a ti mismo, hallar a ese alguien que te aliente en tus inquietudes, que descubra tus capacidades, resulta fundamental para no perderse en ese torbellino emocional propio de la edad. Debo reconocer también la suerte que tuve con Don Isaac González, llorado profesor muerto en terribles circunstancias en 2002 en Oviedo. Él me encauzó a la historia, la literatura, el cine, en unos momentos en que las encrucijadas, las dudas no hacían sino multiplicarse en mi vida. Inolvidables sus cine-clubs donde vi por primera vez “Grupo Salvaje” o “Harry El Sucio”. Mi camino comenzó a dirigirse a un objetivo concreto. Sin él, todo hubiera resultado más difícil.

Ya en la Universidad, perdido en tiempos muy agitados, con una explosión creativa en las aulas, ese Xixón Sound que muchos pretenden hacer creer que no existió, en todas esas turbulencias que pude vivir en la primera fila del Chanel, encontré dos profesores que me animaron, que me devolvieron la ilusión. Vicente Domínguez, hoy Vicerrector de Extensión Universitaria y Comunicación, era capaz de hablar de Paul Weller y “Apocalypse Now” mientras cursábamos Historia de la Filosofía, sin que nada chirriase. Con José Girón Garrote viví un año de ensueño, clases que eran una verdadera delicia, donde participé y me sentí partícipe. Había una magia especial, mi amiga Mickey Van Helden, Erasmus holandesa, me lo confirmaba día a día. Disfrutar de las clases, incitar al estudio, al conocimiento y al pensamiento crítico, eso se conseguía en las clases de Girón.

Ya en la vida profesional, toca un aprendizaje continuo. Para evitar a los mediocres y sus miserias que siempre tratan de salpicarte, sus venganzas, su miseria moral, sus intentos de hundir a quienes no son como ellos y sienten el pálpito de su vocación, esa que intuyeron los buenos profesores y que jamás podrán descubrir los que se guían sólo por la codicia y la presunción.


MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición de papel del diario "El comercio", sábado 22 de febrero de 2014.