Vetusta Blues. –
“Magisterios”
Somos lo que hemos vivido, sí. Y en esa vida, en ese
camino que hemos recorrido, en esa cuenta atrás contra el tiempo, está el
momento de nuestra formación. Para algunos, el instante en el que poder
situarse en un lugar en la vida; para otros, tiempos que almacenar como
enseñanza en el intelecto para enfrentarse a todo lo que vendrá después.
Estamos aquellos a quienes nos han marcado, en diferentes etapas de nuestra
existencia, momentos, lecciones, magisterios de profesores, materias que no
aparecían en los libros, enseñanzas que formaban parte de un territorio fuera
de las aulas, la demarcación de la vida. Recuerdo ahora a Don José Ramón –no
recuerdo su apellido, por desgracia- nuestro tutor en 8º de E.G.B. en San Pedro
de los Arcos y una frase que se marcó para siempre en mí: “Hay que tener
personalidad”. Sí, por encima de todo y de todos, esa fue la primera gran
lección para enfrentarme a todo lo que me iba a encontrar más allá del área
protegida del colegio y de las aulas.
Luego, en esa etapa de la adolescencia en que uno
busca un camino, en que tratas de encontrarte a ti mismo, hallar a ese alguien
que te aliente en tus inquietudes, que descubra tus capacidades, resulta
fundamental para no perderse en ese torbellino emocional propio de la edad.
Debo reconocer también la suerte que tuve con Don Isaac González, llorado
profesor muerto en terribles circunstancias en 2002 en Oviedo. Él me encauzó a
la historia, la literatura, el cine, en unos momentos en que las encrucijadas,
las dudas no hacían sino multiplicarse en mi vida. Inolvidables sus cine-clubs
donde vi por primera vez “Grupo Salvaje” o “Harry El Sucio”. Mi camino comenzó
a dirigirse a un objetivo concreto. Sin él, todo hubiera resultado más difícil.
Ya en la Universidad, perdido en tiempos muy
agitados, con una explosión creativa en las aulas, ese Xixón Sound que muchos
pretenden hacer creer que no existió, en todas esas turbulencias que pude vivir
en la primera fila del Chanel, encontré dos profesores que me animaron, que me
devolvieron la ilusión. Vicente Domínguez, hoy Vicerrector de Extensión Universitaria
y Comunicación, era capaz de hablar de Paul Weller y “Apocalypse Now” mientras
cursábamos Historia de la Filosofía, sin que nada chirriase. Con José Girón
Garrote viví un año de ensueño, clases que eran una verdadera delicia, donde
participé y me sentí partícipe. Había una magia especial, mi amiga Mickey Van
Helden, Erasmus holandesa, me lo confirmaba día a día. Disfrutar de las clases,
incitar al estudio, al conocimiento y al pensamiento crítico, eso se conseguía
en las clases de Girón.
Ya en la vida profesional, toca un aprendizaje
continuo. Para evitar a los mediocres y sus miserias que siempre tratan de
salpicarte, sus venganzas, su miseria moral, sus intentos de hundir a quienes
no son como ellos y sienten el pálpito de su vocación, esa que intuyeron los
buenos profesores y que jamás podrán descubrir los que se guían sólo por la
codicia y la presunción.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición de papel del diario "El comercio", sábado 22 de febrero de 2014.